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periodismo universitario en internet

El veneno publicitario

El Veneno Publicitario

Cantidad de publicidad que captamos al día inconscientemente / Web Justicia Colectiva

Cuando una persona se pregunta qué ha hecho o qué le ha ocurrido a lo largo del día nunca piensa en la publicidad que ha observado. Sin embargo, al salir a la calle, nos encontramos con carteles, vallas; en el transporte público los anuncios publicitarios siguen presentes; y al llegar a casa encendemos el televisor y más publicidad.

La publicidad se define como la difusión y promoción masiva de productos y servicios, carece de contenido propio ya que se limita a servir de vehículo. Desarrolla un importante papel de difusión y persuasión a través de la transmisión de mensajes que influyen sobre la audiencia, un público receptor, destruyendo o implantando valores y nuevas formas de comportamiento.

Es por ello que hoy en día no podemos negar la gran influencia de la publicidad en nuestras vidas, se podría decir y afirmar que la juventud de ahora es producto, en gran parte, del efecto publicitario al que se ha expuesto.

Cánones de belleza

Complejos / Paula Pérez

Sexismo en la publicidad

La publicidad en la sociedad actual se caracteriza por encasillar a los hombres y mujeres en roles asignados culturalmente que refuerzan los estereotipos del género, y presentar modelos de vida alejados de la realidad. Se trata de un contenido sexista que sitúa a la mujer como medio para la venta de los productos o servicios, mostrando una imagen estereotipada de una mujer sumisa, delicada, ama de casa y objeto sexual. El contenido publicitario fija unos rasgos de belleza femenina y los relaciona con el éxito; hace presión sobre el cuerpo de la mujer a través de ciertos productos. Todos estos rasgos influyen en los comportamientos de la sociedad, pero también los hábitos alimenticios que desembocan en casos de anorexia y bulimia.

 

«La belleza no es sinónimo de delgadez»

Al margen de los efectos que tiene la publicidad sobre la audiencia que la consume, otro grupo de personas afectadas son las que trabajan en esta industria. Un claro ejemplo de esto son las modelos como Jessica Lazo, actriz de publicidad, que se considera a sí misma como una consumidora bastante influenciada por los anuncios y la publicidad que recibe en el día a día, explicando que las etiquetas que nosotros mismos creamos es lo verdaderamente perjudicial en las campañas publicitarias.

También expone su punto de vista en relación a los problemas alimenticios que pueden ser provocados por la publicidad: «Creo que los trastornos alimenticios son consecuencia absoluta de querer conseguir un perfil similar al de las modelos ya que son la referencia que tenemos del prototipo perfecto de mujer. Dejando de lado la realidad de que no sólo la perfección no existe, sino que la belleza no es sinónimo de delgadez».

La actriz ha vivido de primera mano la presión que implica la publicidad, pues hace un par de años, midiendo 1,67 y pesando 52 kilos, un peso ideal, una diseñadora argentina muy importante, le dijo que no era lo suficientemente delgada para modelar su ropa. Aunque Jessica Lazo sabía que no debía afectarle a su vida alimentaria admite que nunca olvidará lo desorientada que le dejó diciendo que debía perder peso.

Sin embargo, la actriz cree que poco a poco se están rompiendo los cánones de belleza, aunque resulta muy difícil acabar con los prejuicios que acarrean a la sociedad. Y espera «realmente llegar al punto de que podamos divulgar un producto o un servicio sin tener escrúpulo del físico de quien lo promociona».

Fotografía de Jessica Lazo proporcionada por la actriz

Fotografía de Jessica Lazo proporcionada por la actriz

Alfonso Onorato, tras trabajar en el sector inmobiliario, en banca, consultoría de negocio y en una start up de moda, emprendió un camino hacia la creación de empresas con un impacto social Ahora trabaja en el mundo de la moda con su empresa EsGOA. Pero antes se formó bien el mundo de la publicidad. Con su visión desde el interior, Alfonso habla sobre la industria de la publicidad: «Como dijo Will Robers, actor y humorista estadounidense: la publicidad es el arte de convencer a gente para que gaste el dinero que no tiene en cosas que no necesita».

«La publicidad nos afecta diariamente, ya que recibimos una media de entre 2.000 y 6.000 imágenes al día que intentan cambiar nuestro comportamiento. Y cuando hablo de comportamiento me refiero al hábito de consumo. Suele ser invasiva al estar por todas partes y, además, afecta a las emociones a través de historias y experiencias en las que nos solemos ver representados. Es algo que no admite diálogo, ya que es una comunicación unilateral. Y como no podemos contestar muchas veces olvidamos la visión crítica de lo que oímos y vemos, dándolo como cierto».

«Uno de los ejemplos más antiguos de publicidad es el cine, no solo por los fotogramas de Coca-Cola en milisegundos durante las filmografías, también se aprecia en los protagonistas de la gran pantalla que no paraban de fumar una marca concreta de tabaco».

Sobre el enfoque de la publicidad que dan las diferentes empresas del mercado comenta que «cada empresa enfoca la publicidad de manera diferente, teniendo en cuenta su modelo de negocio, su sector, sus clientes objetivo y su marca. Sin embargo, lo que está más de moda es la publicidad disruptiva. Y un gran ejemplo de ello es Hawkers. Aprovecharon su conocimiento y el auge de Facebook Ads para llegar a muchos más potenciales clientes. Además, consiguieron vestir a una persona de Yeti grabarlo con mala calidad, difundirlo sin decir que eran ellos hasta aparecer en la BBC y en noticias de principales canales de televisión españoles para posteriormente publicar un vídeo en el que el supuesto Yeti se quitaba la máscara y tenía unas Hawkers puestas»

 

Efectos en la sociedad

La publicidad constituye el perfecto registro de la imagen social de la mujer a lo largo de este siglo. Hasta prácticamente los años setenta la representación publicitaria situaba a la mujer en el hogar o de compras, sirviendo a sus familias, y basando su autoestima, sobre todo, en la limpieza y la estética. Además, muchos anuncios lo han presentado como objeto de deseo, como un único elemento de atracción visual y también como una persona frágil y totalmente dependiente del hombre. Los estudios de mujeres (women ‘s studies) han contemplado tres ámbitos particulares que muestran la imagen publicitaria de la mujer y, por tanto, la imagen del hombre:

  • La publicidad estereotípica, que asigna roles predeterminados al hombre y la mujer.
  • La publicidad de idealización de la belleza femenina.
  • La publicidad de cosificación sexual de la mujer.

En relación a los estereotipos, la publicidad ha asignado históricamente roles necesarios al hombre y la mujer. Y de todos los aspectos vinculados a los estereotipos de género, la subordinación femenina respecto del hombre ha sido quizás el aspecto más odioso desde la sensibilidad actual.

Amalia Marugán, psicóloga, habla sobre los efectos de la publicidad en la sociedad destacando la necesidad de un marco legislativo que atienda los abusos que tienen lugar en esta cuestión.

 

Por lo tanto…

Los anuncios publicitarios hacen uso de técnicas escondidas que engañan el espectador y que ayudan a que este tome como modelo un prototipo de belleza imposible de alcanzar. Para ello hacen uso de las nuevas tecnologías.

En cuanto al tema de la belleza, las revistas para adolescentes centran, en gran parte, su atención en temas de belleza y moda. Ya sea a causa o a consecuencia de la publicidad, en la sociedad actual las apariencias y el aspecto físico son primordiales para ser aceptado. En cualquiera de los casos, la publicidad contribuye al desarrollo de esta percepción materialista y superficial. A raíz de esto, aunque de forma indirecta, se hace apología de los trastornos alimentarios

La industria de la moda, que es sin lugar a duda la industria en la que más influye la publicidad ha marcado durante la historia el ideal de belleza predominante. Muestra de ello es el transcurso desde el Renacimiento, cuando el prototipo de mujer a seguir era totalmente femenina, sensual y llena de curvas, hasta la llegada de los años 60 con un ideal estético que cambia radicalmente siendo mujeres delgadas, con apariencia de andrógina, que son símbolo de sofisticación, juventud e independencia.

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