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Pádel adaptado: una experiencia reconciliadora

Padel Sport Indoor Getafe se ha convertido en un referente

Jugadores de pádel adaptado en el Padel Sport Indoor Getafe. / Roberto Orellana

  • La silla de ruedas es el impedimento principal: entre 3.000 y 6.000 euros

  • «Cada vez se apuntan más parejas al circuito. No me gusta decir esto, pero está de moda»

El pádel no solo se ha convertido en un pasatiempo para todos los públicos o en una nueva manera de competir, también en una forma de afrontar los reveses que da la vida. Alejados del centro de Getafe y rodeados de empresas metalúrgicas abandonadas y las vías del Cercanías, en el polígono industrial Nuestra Señora de los Ángeles se encuentra el club Padel Sport Indoor Getafe, donde se dan cita a diario varios jugadores con algún tipo de discapacidad física. Este centro está posicionado como un referente a nivel nacional en pádel adaptado, y junto a la Asociación Pádel Silla, tras siete años perfeccionando esta modalidad deportiva, ha obtenido como resultado un espacio que permite a las personas con discapacidad mantenerse activos físicamente, en lugar de optar por el sedentarismo. Aunque lo más importante es que en sus instalaciones encuentran el clima perfecto donde socializar con gente en la misma situación, hacer nuevas amistades y obtener apoyo psicológico.

Para David Foster Wallace, el tenis, hermano mayor del pádel, era la simulación de una experiencia religiosa: «La belleza humana de la que hablamos aquí no tiene nada que ver con el sexo ni con las normas culturales, sino con la reconciliación de los seres humanos con el hecho de tener cuerpo». Esa reconciliación la encontró Rubén Castilla (46 años), profesional de la banca, en las instalaciones del Padel Sport Indoor, después de un accidente de tráfico. El pádel adaptado le aporta «la estabilidad emocional que necesitaba», asegura a Variación XXI en la cafetería del club antes del último entrenamiento de la semana.

«El pádel es más social que el tenis. En el tenis el jugador se aísla un poco más», diferencia Rubén, que practica ambos deportes. Tras el accidente «no podía jugar de otra manera que no fuera adaptado, es lo que más me gusta y donde tengo más posibilidades», agrega. En un primer momento carecía de silla de ruedas, por lo que contactó con la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física (FEDDF) expresando su deseo de iniciarse en este deporte. Recibió una respuesta: «Aquí hay un almacén con sillas rotas del baloncesto. Vente una mañana y, si eres capaz de juntar varias piezas y hacerte con una, adelante». Soldó las piezas y completó el reto.

Rubén resalta los inconvenientes económicos del pádel adaptado, donde «tienes que tener claro que vas a jugar. Aunque hay un mercado de segunda mano. Gente que vende la silla: mismo tamaño, misma lesión». Un deporte que practicado a pie sí permite desengaños: «Vas a una tienda deportiva. 50 euros una pala. No me gusta. La vendes o la dejas en el armario». La pregunta en el pádel adaptado es, en cambio, «si voy a comprar una silla de más de 3.000 euros para después no jugar».

Víctor Carretón (36 años) mide sus palabras antes de advertir de que el pádel adaptado está de moda. «No me gusta decir esto, pero cada vez se apuntan más parejas al circuito». Una de las maneras de sufragar los gastos de la silla es mediante patrocinadores. «Debería haber más ayudas del Gobierno para adquirir la silla», destaca Víctor, técnico de sonido en Atresmedia, luego de seis años entrenando. Aunque es algo «bastante complicado», porque hay que conseguir que las empresas «muestren interés por nuestro proyecto y confíen en nosotros».

No obstante, en España ya son más de 200 las licencias expedidas, algo que en el club consideran «muchísimas» para un deporte adaptado. No sucede lo mismo en el ámbito femenino. «Somos muy pocas y en la mayoría de los torneos no conseguimos formar un cuadro», lamenta María del Val Fernández (46 años), que este verano se proclamó ganadora, junto a Diana Cantalejo, de la primera edición del Campeonato de España para mujeres.

«Intentamos animar a las jóvenes para que prueben», pero aquí, de momento, «somos tres mujeres y cerca de 30 hombres», matiza María del Val. Por ello, «una de las alternativas para que los torneos salgan adelante son los cuadros mixtos». Profesional desde 2011, ahora estudia Fisioterapia, por lo que únicamente puede dedicar dos horas semanales a los entrenamientos, «muchas menos» de las que gustaría.

Aunque no todos los que optan por el pádel adaptado lo hacen con intención de profesionalizarse. Juanan Martín (45 años) tiene una incapacidad absoluta. Antes practicó baloncesto y esquí como «un pasatiempo», pero el pádel le permite no acomodarse y evitar «una vida sedentaria». A las personas discapacitadas «nos cuesta arrancar por el esfuerzo», pero este deporte permite «evadirme y tener una rutina», señala Juanan, que compagina su tiempo en la pista con las charlas de concienciación.

«No me puedo permitir una silla. Con la que me han prestado hago lo que puedo», afirma, y admite entrenar nueve horas semanales y no contar aún con patrocinadores por no tener «el nivel suficiente».

Quien sí cuenta con patrocinador es Manuel Galán, que descartó en un primer momento el ping-pong y hace cinco años apostó por el pádel adaptado. Esta elección, sostiene Manuel, solo le ha traído buenas experiencias: «Me ha permitido relacionarme con gente igual que yo, superarme día a día y saber que tengo una obligación, al menos, dos días a la semana», comenta tras dos horas de entrenoamiento.

 

De Acapulco a Getafe

El contratista mexicano Enrique Corcuera alumbró en Acapulco el que hoy se ha convertido en el deporte de moda en España. El encargado de exportarlo a la Península fue el promotor inmobiliario Alfonso de Hohenlohe, quien, en 1974, tras visitar a Corcuera, analizar las reglas y perfeccionar algunos detalles, instaló las dos primeras pistas en un club social de Marbella.

Pronto, figuras relevantes del tenis español, como Manolo Santana, empezaron a interesarse por el pádel. El campeón de Wimbledon comenzó a organizar torneos por la Costa del Sol, provocando que otros clubes construyeran sus propias pistas. La novedad alcanzó Galicia, País Vasco, Barcelona y Madrid. El bilbaíno Julio Alegría Artiach, creador del circuito internacional, instauró en la capital, en 1991, la Federación Internacional de Pádel, y en 1993 el Consejo Superior de Deportes reconoció el pádel como modalidad deportiva.

Juan Carlos Esteban tenía una inquietud y en 2014 creó el Padel Sport Indoor Getafe. En un primer momento no contaban con pádel adaptado, pero la incorporación del preparador Alfredo Martín marcó la diferencia. Con una larga trayectoria como entrenador de tenis y de pádel, puso como condición trasladar la modalidad adaptada a esta nave de la calle Fundidores. «Nosotros no tuvimos ningún inconveniente, nos da beneficio y es algo social y bonito», cuenta Juan Carlos.

 

Dos diferencias

El pádel adaptado se diferencia del pádel a pie por un elemento principal: el bote. La pelota puede dar dos botes, creando así una segunda jugada. Aunque como explica Alfredo Martín, «el nivel está elevándose tanto que prácticamente se va jugando ya a un solo bote». Además, la altura del saque no puede elevarse por encima de los hombros, y al contrario que en el pádel a pie, el impacto de la pelota sobre el cuerpo o sobre la silla de un jugador se convierte en punto para el jugador sobre el que tocó el golpeo.

Las sillas que se utilizan son deportivas, con dos ruedas laterales inclinadas para evitar vuelcos, y dos ruedas delanteras de menor tamaño para facilitar el giro. Asimismo, para evitar caídas, los jugadores están sujetos tanto en pies como en cintura. Las sillas están fabricadas a medida, dependiendo del grado de discapacidad.

 

Competiciones equilibradas

Francisco Javier ‘Coco’ Bernal y Rubén Castilla compiten juntos desde hace tres años. El primero, de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, pertenece al Espadel Sanlúcar Club. El segundo, de Madrid, entrena cada semana en el Padel Sport Indoor. Hablan por teléfono para preparar los torneos. Estudian vídeos de partidos de futuros rivales, y el mismo día de la competición acuerdan cara a cara la estrategia que van a adoptar. La razón por la que dos jugadores separados por 620 kilómetros sean compañeros es reglamentaria.

La Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física (FEDDF) establece la denominada Clasificación Funcional. Su objetivo es conseguir la máxima igualdad en los torneos oficiales. A cada jugador se le asigna una puntuación tras un examen médico realizado por los doctores de la Federación: el jugador que tenga una mayor lesión, por falta de movilidad en abdominales y lumbares, será un 1. El número 2 será la persona que tenga algo de movilidad en los abdominales. Los jugadores con movilidad en el tronco serán un 3 y, por último, con un 4 la persona con una lesión menor, que además de en el tronco, también posee algo de movilidad en las piernas. La suma total por pareja debe ser cinco.

Padel Sport Indoor Getafe se ha convertido en un referente

Rubén Castilla entrenando / Roberto Orellana

 

Cimentando el camino

«La gran diferencia es el entrenador que tenemos», destaca Víctor. Han pasado dos décadas desde que Alfredo Martín arrancara en el mundo del deporte adaptado. Durante su periplo en la Federación Madrileña de Tenis, un joven en silla de ruedas se le acercó: «Me preguntó si le podía entrenar, y desde ahí se convirtió en mi vocación. Aquel chico me aportó mucho, me enseñó otra forma de ver el mundo, de ver la vida y de ver cómo se superan diariamente tras sufrir un accidente».

«Fue Alfredo quien nos propuso la escuela de pádel adaptado. Él es el que lo lleva todo, de arriba abajo», comenta Juan Carlos, el dueño del club. Alfredo consiguió enseguida situar a la escuela en la cumbre del panorama nacional, gracias a un trabajo constante. «Lo que hago -relata Alfredo- es ir a hospitales con una red portátil, una silla de ruedas y ofrezco a los enfermos que lo prueben. Con que vean que es viable me vale».

Padel Sport Indoor Getafe se ha convertido en un referente

María del Val Fernández entrenando / Roberto Orellana

Desde hace dos años Lidia Quiroga acompaña a Alfredo en esta tarea. Con experiencia en el deporte adaptado, ya entrenó a un número dos de España, Roberto Chamiza, y ha tenido un papel fundamental en la organización del III Torneo Villa de Getafe, el más exitoso de este deporte hasta el momento. «Fue histórico, pudimos sacar 26 parejas de chicos y cuatro de chicas», destaca Lidia. El trabajo de Lidia y Alfredo se contempla en el ambiente que rodea las siete pistas de la nave, desde los jugadores hasta los administradores.

2 Comments

  1. Interesante reportaje. Conocía el pádel a pie, pero no tanto el pádel adaptado. Gracias por el aporte.

  2. Increíble el articulo de algo muy poco visibilizado en la sociedad.

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