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periodismo universitario en internet

La España que no madruga

Siempre fuimos de tarde…

De izquierda a derecha: Sergio Perea, Ángel Carreño, Daniel Gómez y Roberto Orellana.

Ángel Carreño Arias

Hechos como la crisis económica, el 15M o la ruptura del bipartidismo hicieron que sustituyera mi afán artístico por el periodismo. Dejé de llenar el papel de dibujos para empezar a plasmar ideas y hechos. Los micrófonos de Alsina y la versión 2.0 del tabloide de Blanco White, El Español, me han dado esa oportunidad y he podido observar de primera mano la exigencia y la frustración que puede sentir un periodista en el desempeño de la profesión, pero también la satisfacción por el trabajo bien hecho. Cosas que no se aprenden entre cuatro paredes de hormigón. Irse a Madrid dio vértigo, pero no es nada comparable con lo que está por venir.

José Daniel Gómez Navacerrada

Decidí estudiar periodismo porque soy un amante de la información deportiva. En cuatro años de carrera hemos aprendido y trabajado toda serie de especialidades y hemos entendido la diferencia entre información y opinión. A pesar de no hacer todas las prácticas que se deberían hacer, hemos tocado todos las ramas del periodismo. Actualmente formo parte de un programa de radio dedicado al equipo de mi ciudad, el Getafe, donde repasamos en un programa semanal la actualidad de la entidad madrileña. En el futuro me gustaría dedicarme a cubrir la información del equipo azulón. Sin embargo, también me encantaría trabajar en cualquier medio deportivo, especialmente de fútbol.

Roberto Ronaldo Orellana Illescas

Las historias interesantes, grandes o pequeñas, existen porque hay una realidad donde encontrarlas. La entropía y el frenetismo de la etapa histórica en la que vivimos muchas veces acaba ahogando los pequeños relatos, incluso a uno mismo. Este es el principal motivo por el que escogí aprender la sinergia que es hoy en día el periodismo: denunciar, revelar y liberar. Para ello, formar parte del equipo de M21 Radio me ayudó a pulir una comunicación clara. Además tuve la oportunidad de aprender, en La Nueva España, un reporterismo de calle más allá de una silla y un ordenador, y de conocer los obstáculos del día a día. En conjunto todo ha hecho aumentar mi interés por las historias cercanas y humanizadoras que sobreviven en la sociedad, política, economía y cultura.

Sergio Perea Martínez

Entré en la Facultad porque comprendí tarde la fábula de la liebre y la tortuga. La afición por el periodismo vino primero por el deporte y después por la política. La afición degeneró en vicio: no fueron las drogas, sino las tertulias. Llegué a boicotear a Cuatro por prescindir de Cintora y me pasé a LaSexta antes de que Mota imitara a Ferreras en los especiales de Nochevieja. Tenía 15, 16 años. Llegué a Madrid con 18 y el consejo oriental de un amigo: el camino recto es el camino más corto. Pero Confucio se equivocó. El Periodismo es la liebre de la fábula. La tortuga está en la Historia, la Filosofía, la Literatura. Engañan a sus alumnos quienes no desvelan el truco de la profesión, que no es otro que la lectura, el saber, la credibilidad. Porque sabemos quién ganó finalmente la carrera.

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