Belin, el arte del graffiti
- Belin es uno de los graffiteros más importantes actualmente
- Desde sus inicios en Linares, hasta ahora, ha conseguido un gran reconocimiento internacional
- El «postneocubismo» y el «hiperrealismo» son dos de sus principales estilos
Numerosas obras de Belin se reparten por todo el territorio nacional, y parte del resto del mundo. Miguel Ángel Belinchón «Belin», natural de Linares, donde comienza su historia, es uno de los mejores graffiteros del panorama internacional actual.
A partir de 2002, y después de haber estudiado bachillerato de artes aunque desertando al considerar el programa artístico educativo «obsoleto», según su propia web, comienza su época de autoaprendizaje mediante la visita constante de «museos, bibliotecas y otras experiencias». Fruto de este aprendizaje, las calles de Linares principalmente, pero también las de otras tantas ciudades, disfrutan de los murales del artista.
Se declara un artista hiperrealista, siempre hablando de pintura al spray. Reconocido ya mundialmente, no necesita de plantillas ni proyectores para realizar su trabajo, lo que sin duda, habla de la perfección y la práctica que ha obtenido a lo largo de su carrera.
Amante de la obra de Pablo Picasso, es creador de un nuevo estilo, el postneocubismo. Inspirado en la pintura del maestro malagueño, esta nueva técnica combina el hiperrealismo de Belin, con la descomposición de la pintura que Picasso aportaba al arte y así parecer ver la figura desde distintos puntos de vista. Además, dentro de este hiperrealismo, Belin incluye trazos en 2D y en 3D.
Del «bombardeo» al «Oneline»: las técnicas de Belin
Como todo graffitero, los inicios nunca fueron fueron fáciles. En las calles de Linares aparecen los primeros murales del artista. Poco a poco, los graffitis de Belin se han normalizado en la ciudad. Desde sus primeras firmas, hasta el día de hoy, Belin ha utilizado numerosas técnicas, desde el «bombing», hasta el «Oneline», su última incorporación al gran abanico de estilos, pasando por el hiperrealismo y por el postneocubismo, inspirado en gran parte por el Maestro malagueño, Pablo Picasso.
Belin busca en sus pinturas, resaltar una intensa mirada, ya que es algo que se puede observar en la mayoría de sus obras. El realismo con el que captura los ojos de los personajes parece fotográfico. Sin embargo, al combinar este hiperrealismo con el neocubismo, se cruza lo surrealista al «deformarse ordenadamente» la obra.
El graffitero sin fronteras
El artista linarense ha podido dar a conocer su obra por gran parte del mundo, España, Alemania, Reino Unido, Brasil, Israel, México y Estados Unidos entre otros tantos países de todo el mundo. Además, ha pintado para marcas como Carhartt, Sephora, Dockers y personalidades del deporte y el espectáculo. La pasada Eurocopa de fútbol disputada en Francia, por ejemplo, representó a España en el proyecto internacional de la UEFA para pintar en París a once de las estrellas del Torneo.
Este trabajo además de la satisfacción por el arte, ha sido premiado en numerosas ocasiones, como el Premio Nacional Palo Spoon de 2014 o la entrega de la bandera de Andalucía el mismo año.
Relación con las RRSS
Al comienzo de su carrera, subía sus obras a MySpace y Fotolog, dos plataformas donde la gente podía ver sus murales y así mostrarle su apoyo, gracias a eso Belin empezó a ser conocido más allá de las fronteras. Tras haber ido creciendo a la vez que Internet lo hacía, a día de hoy podemos verlo muy activo en él, ya que posee una cuenta en Youtube, así como una página web donde muestra toda su oferta y todo su trabajo. También como no podía ser de otra manera lo vemos por las redes Facebook, Twitter o Instagram, donde suma más de 200000 seguidores.
El estigma del arte urbano
Como en todo, en esto del graffiti no todo es «color de rosas”; muchos delincuentes utilizan este arte como un acto vandálico. El propio Belin sufrió ataques de este tipo en una de sus obras; «La noche en blanco», que vio como el mural se veía «manchado” con insultos al artista.
Pero como el propio artista dice : «Es la esencia del graffiti». Tras haber crecido haciendo grafittis por las calles de forma ilegal, asegura no haber tenido nunca ningún problema con la policía y haber conseguido hacer de su sueño su trabajo, reconoce que ya no lo hace. También admite que él no aprecia apenas diferencias entre hacerlo de forma lícita o ilícita.
Actualmente algunos de los grafiteros que deciden iniciarse en el mundillo eligen hacerlo de forma vandálica al igual que él lo hizo pero mediante la realización de pintadas en vagones de metro, algo que cuesta millones de euros a los ayuntamientos y que, por desgracia, suele ir acompañado de violencia. El fin de la obra es el mismo, ya que cuando está terminada, se sube a Instagram, pero en esta ocasión suele ir acompañado de un gasto de reparación que para la Comunidad de Madrid, por ejemplo, supuso en 2017 una suma de más de medio millón de euros. Aunque quizás la parte más negativa de esta práctica sea la puesta en riesgo de las vidas tanto de los propios artistas como de las personas responsables del correcto funcionamiento de dicho transporte a diario.