Pages Navigation Menu

periodismo universitario en internet

El caballo vuelve a galopar por Lavapiés

Salidad de la boca de metro de Lavapiés, Madrid

Metro Lavapiés, Madrid/ Tatiana Klein

  • El desmantelamiento de La Cañada Real convierte a Lavapiés en la nueva cuna de la heroína

  • Los vecinos de Lavapiés alzan la voz en contra de los datos institucionales que niegan el regreso del caballo

La década de los 80 fue una de las más sombrías para España, el fin de la dictadura franquista abrió las puertas de la nación al mundo y trajo consigo la libertad pero también el lado oscuro de ésta. Inmensas cantidades de jóvenes cayeron en la trampa de la heroína, destruyendo sus hogares, familias y futuros. Todavía hoy existen restos de esta macabra adicción, tanto es así que los vecinos de  Lavapiés dan la voz de alarma porque ven de nuevo a ese fantasma del pasado por sus calles.

Sin embargo, los datos dicen lo contrario, afirman que el consumo de heroína en España se ha estancado. Quienes tratan a los consumidores aseguran que no ha habido repunte del consumo y que los adictos de hoy son los supervivientes del pasado.

La heroína okupa Lavapiés

Manuel Osuna, presidente de la Asociación de Vecinos La Corrala, recuerda cómo ha cambiado su barrio, Embajadores, conocido por todos los madrileños como Lavapiés. Asegura que en durante los 50 años que lleva en el barrio, el perfil del vecino ha cambiado completamente. Antes se conocían entre todos, pero ahora nos cuenta cómo se ha producido una «una evolución importante» tras la pasada crisis cuando Lavapiés fue uno de los barrios más castigados económicamente dejando familias en la calle y pisos completamente vacíos.

Manuel recuerda la década de los 80 y entre otras cosas, a la «famosa banda del pegamento» formada por «menores no acompañados que estaban todo el día esnifando pegamento». Pero para el presidente de La Corrala lo que fue más duro aún durante esa misma época fue ver morir a muchos jóvenes de su edad por culpa de la heroína. Osuna asegura que ese recuerdo ha vuelto. Para él y los vecinos de Lavapiés el caballo ha regresado apoderándose de nuevo de las calles del barrio.

En la búsqueda de explicaciones a un hecho insólito, desde La AA.VV. La Corrala atribuyen esta nueva oleada de heroinómanos al desmantelamiento de La Cañada Real. Aunque Manuel Osuna admite que no se podía seguir permitiendo la continuidad de un «supermercado de la droga», lo cierto es que barrios como Lavapiés, donde las familias desahuciadas habían dejado pisos vacíos durante la crisis, comenzaron a ser el nuevo refugio de la droga. Uno de los más claros ejemplos para el presidente es «el edificio de Doctor Piga 15, en el que los inquilinos se van y pasan a ocuparlo los narcos, que trafican y trapichean».

Aunque desde La Corrala tienen numerosos proyectos y actividades con el fin de alejar a los jóvenes de la adicción, aseguran que «quien tiene que tomar una solución en este tema es la administración». La vecindad siempre ha actuado bajo lo que consideran una baja efectividad institucional a través de las patrullas vecinales. Osuna asegura que «hay gente que quiere tomarse la justicia por su mano, pero quien tiene que asumir esa responsabilidad es la administración, sobre todo la Policía Nacional y Municipal, y los jueces ordenando un desalojo de esos pisos».

Desde el Ayuntamiento han comenzado a aumentar en parte la presión hacia estos grupos delincuentes. Entre algunas cosas, han incrementado algunas patrullas y se han desalojado algunos de los narcopisos más problemáticos. Además, con la alta demanda de pisos en alquiler, cada vez son menos los pisos vacíos.  No obstante, desde la AA.VV. declaran que esto no ha mejorado para nada la situación ya que ahora «se pichan más en la calle, porque ya no hay pisos».

La Corrala aúna sus fuerzas en la guerra de las drogas con lo que consideran una «financiación escasa». La asociación realiza multitud de proyectos, pero manifiestan que la mejor estrategia es «no dar publicidad» al auge de la heroína. Además, cuentan con una dinamizadora de empleo y otra vecinal.

En cuanto al futuro de esta sustancia psicoactiva en el barrio, Manuel cree que todavía «van a pasar una situación complicada» y que el problema de la heroína no se erradicará a corto plazo. El presidente, además, expone que el perfil del consumidor es español, pero que en su mayoría son jóvenes inmigrantes, que ante la necesidad de ni si quiera tener un permiso de trabajo, tienen que recurrir a los llamados trapicheos. Para él, la solución es ayudar a buscar el cambio a estos jóvenes, ayudándolos a integrarse en sociedad.

 

El pequeño negocio contra los heroinómanos

Embajadores desde hace unos años se ha convertido en un barrio próspero en lo que a emprendimiento se refiere. Personas de distintas nacionalidades deciden montar su negocio, en su mayoría restaurantes dado el gran ambiente y tránsito continuo de personas con el que cuenta el barrio.

Más allá de la dificultad con la que se enfrentan los vecinos a la heroína, los negocios de la zona se ven acorralados ante lo peligroso que pueden resultar los adictos, sobre todo, cuando cometen robos en sus locales. Alberto García dueño de un bar de Lavapiés, cuenta cómo desde que se desmanteló la Cañada Real los puntos de venta se han trasladado al barrio.

El hostelero afirma que «hay inseguridad» y que incluso él en su negocio ha sido uno de los perjudicados por robo. Razona el «aumento de la heroína porque es más barata que la Cocaína».

Calle de Lavapiés/ Tatiana Klein

 

 Los jóvenes y la heroína

Pese a la percepción de los vecinos y de los ciudadanos en general, sobre la vuelta del caballo al castizo barrio madrileño, el último estudio publicado por la Subdirección General de Epidemiología, en conjunto con la Dirección General de Salud Pública, indica que a pesar de que la principal adicción en la comunidad de Madrid es a los opiáceos, se trata de pacientes con larga trayectoria de consumo.

En la actualidad, el alcohol y el cannabis son las sustancias psicoactivas preferidas por los jóvenes, por su bajo precio, fácil consumo y menor riesgo a largo plazo. Paralelamente, los opioides, como la heroína y la metadona siguen siendo las drogas preferidas en edades medias.

En cuanto a la mortalidad, los consumidores de heroína presentan un estado de salud más deteriorado frente a las otras adicciones, de la misma forma que en el pasado se cobró miles de vidas, en la actualidad sigue haciendo estragos. Los desalentadores datos indican que un 66,5% de los adictos presenta Hepatitis C, 32,0% son VIH positivos, mientras que un 6,3% tiene alguna ETS.

Tan solo en Madrid, fallecieron 126 drogodependientes, el 64% de éstos estaba en tratamiento por consumo de heroína y el 94% lo había recibido previamente. Los hombres fallecen en mayor proporción que las mujeres, siendo 0 el total de fallecidas durante el 2017.

Desde el 2010 las adicciones a la heroína y cocaína han ido en descenso, hoy en día, su consumo no supera el 30% del consumo de drogas en toda la Comunidad de Madrid. El Centro de Atención a las Adicciones, perteneciente a la Cruz Roja, asegura una disminución en el total de ingresos por consumo de heroína, siendo un 16% durante el año 2017 y un 15% durante el 2018.

 

 La amenaza recurrente

El fantasma del caballo está más lejos de lo que se imagina. La heroína es la droga menos consumida por los jóvenes entre 14 y 18 años, según los datos del Informe 2018. Alcohol, Tabaco y Drogas Ilegales en España, apenas un 0,3% de los encuestados consumió esta sustancia durante el último año. La tendencia se ha mantenido estable desde 2014, no llegando a superar el 1%.

No hay datos que avalen el repunte de heroína, aunque el fantasma amenaza constantemente con volver. Frente a la preocupación de los vecinos, las estadísticas zanjan el debate y reiteran que los actuales adictos son pocos, de mediana edad y supervivientes del boom de los ochenta. El miedo a que resurja y el daño que causó en la sociedad es lo que dispara continuamente las alarmas, aunque no pueda sustentarse en datos.

Más allá de las estadísticas publicadas, uno de los centros encargados para el tratamiento de las adicciones,  a través de una de las coordinadoras del recinto confirma la disminución del consumo y el perfil de consumidor actual: «Arrastramos un grupo importante de personas que eran drogodependientes en su día, que entraron en los 80 y los 90, que eran consumidores de heroína y que entraron en el programa de sustitutivos opiáceos, que es el programa de mantenimiento de metadona.»

Iglesia de San Lorenzo, calle Salitre. Zona frecuentada por toxicómanos/ Tatiana Klein

Para María García-Inés, coordinadora del Departamento de Salud de la Cruz Roja del Distrito Centro, el repunte de la heroína que observan en su barrio, puede que no se trate de tal droga, añade: «Puede ser que los vecinos no sean conscientes de lo que consumen estas personas, no sé los vecinos del barrio si lo dicen con conocimiento de causa o lo que observan es un incremento de movimientos, de venta, del consumo de droga, pero no identifican exactamente la sustancia. Puede ser que sea cocaína.»

Los vecinos de Lavapiés sienten que el pasado regresa con fuerza a su barrio, que el mal de la heroína nunca se fue del todo y comentan el aumento de toxicómanos deambulando por sus calles, a ello le suman el desmantelamiento de «narcopisos» que realiza frecuentemente la Policía Nacional.

El perfil del sujeto que ronda por sus calles es el de hombres de corta y mediana edad con un deteriorado aspecto físico, «zombies urbanos», absortos de la realidad que viven. Sin embargo, para García-Inés, el aspecto no es determinante para acusar a estas personas de consumir heroína y a ello le suma los datos que manejan, al igual que los del Ayuntamiento, «No sé qué factores analizan para decir que es consumo de heroína, porque si es solamente el aspecto físico tienes que ser muy experto y ni siquiera siéndolo puedes identificar si es un antiguo consumidor de heroína o si la está consumiendo en este momento, tienes que tener más datos que tan solo el parecer que están consumiendo».

 

 Las dos caras

Desde los medios de comunicación y la voz de alarma de los vecinos, se repite de forma recurrente un supuesto repunte del consumo de heroína y se instala de manera local una plaga que creían extinguida desde finales del último siglo. Los datos oficiales descartan esta teoría, mientras socialmente se insiste en la vuelta del caballo a las calles.

Desde la perspectiva sociológica, el daño que causó esta droga mantiene en vilo a la sociedad, ante cualquier noticia relacionada o un ligero aumento de toxicómanos en sus zonas, vuelve el miedo ante una nueva epidemia letal que genere el mismo drama social de aquellos tiempos. Sin embargo, para Manuel Osuna, presidente de la Asociación de Vecinos La Corrala, sí hay un aumento del consumo: «¿Qué ha ocurrido ahora? que ha vuelto a aparecer heroína y droga en el barrio. Nosotros lo achacamos siempre al desmantelamiento de la Cañada Real. Actualmente, nuestra asociación tiene un proyecto con Madrid Salud y al hablar con ellos nos dicen que la heroína en Madrid no ha aumentado.»

Las estadísticas oficiales indican lo contrario, cada vez hay menos consumidores, no solo en España, donde las estadísticas apuntan que menos del 10% de la población consume este opioide y el consumo en los jóvenes entre los 14 y 18 años está por debajo del 1%, sino también en Europa, donde según el último Informe Europeo sobre Drogas: Tendencias y Novedades 2017, indica que muchos consumidores de opioides en Europa, sobre todo con antecedentes de policonsumo, a largo plazo tienen ahora entre 40 y 50 años de edad.» Sin embargo, se ha dado un repunte en el consumo de los variantes legales de la heroína, que suelen ser utilizados en el tratamiento de esta adicción, como la metadona o el fentanilo.

Drogas, heroína

Toxicómano consumiendo en Lavapiés

Cada año se repite la amenaza, como un bucle que no para. Existe y está allí, pese a que los datos oficiales indican lo contrario, que el consumo sigue estable y los porcentajes son bajos. Que la pesadilla se haga realidad solo depende de la seriedad con el que nos tomemos el consumo de drogas, sea la heroína o cualquier otra droga.

 

One Comment

  1. ¡Muy buen reportaje!

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *