De la gimnasia rítmica al ballet
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Jimeno deja la gimnasia
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El ballet como nueva forma de vida
Beatriz Jimeno es una antigua gimnasta leonesa que ha formado parte de la Selección Española de gimnasia rítmica pero que con catorce años dejó el mundo del deporte y se decantó por el arte.
Actualmente baila danza clásica en la Escuela de ballet de Carmina Ocaña y Pablo Savoye y tiene todas sus energías puestas en cumplir su objetivo; poder bailar de forma profesional.
En su entrevista nos cuenta de forma detallada cada una de sus etapas y el giro radical de una a otra disciplina.
Inicios como Gimnasta rítmica
Beatriz comenzó en su colegio practicando otra modalidad de gimnasia, la gimnasia artística.
Desde el primer día que su entrenadora del colegio la vio caminar, supo que llegaría lejos, así que no finalizaría la clase para que esta hiciera una llamada al Club más importante de gimnasia rítmica del momento.
Tanto fue la insistencia de esta, que Ruth Fernández, la entrenadora del Club Ritmo, acudió al colegio de La Palomera de León para ojear a Beatriz. «Esta niña es un diamante en bruto, que a mí me encantaría pulir». Y así fue, el diamante se dejó pulir durante siete años.
Consiguió proclamarse en 6 ocasiones Campeona de España Absoluta además de entrar a formar parte de la Selección Española con apenas trece años, y 1,42 de altura, pero ninguna de estas trabas frenó su carrera.
Beatriz cuenta que la sensación antes de salir al tapiz era lo que más le gustaba de la gimnasia, afirma que no ha sentido nada parecido en ninguna otra ocasión. «La mezcla entre energías y nervios que recorren tu cuerpo es algo excepcional»
Cambio de gimnasta a bailarina
El sueño de Beatriz o de «La Jimeno» (o así la llamaban en el mundo gimnástico) siempre fue llegar a formar parte del Equipo Nacional, y trabajó mucho tiempo y durante muchas horas para conseguirlo, pero las cosas no fueron del todo como ella había soñado.
Los entrenamientos se prolongaron a 8 o más horas diarias, y la dureza de estos se multiplicó.
La presión diaria que sentía comenzó a rebajar sus ganas y su amor por el deporte que tanto había amado.
A un mes del Campeonato de Europeo de Bielorrusia, Beatriz nos cuenta que estuvo a punto de abandonar, pero que finalmente luchó contra sus demonios y consiguió finalizar la temporada y representar a su país en un campeonato oficial.
El 2 de junio del 2011, «La Jimeno» decidió cerrar una etapa muy bonita de su vida, sin imaginarse ni por asomo, que quizás así se abriría otro camino por el que seguir soñando.
Danza clásica como nueva vida
La transición de una disciplina a otra nos cuenta Beatriz, que fue bastante complicada, ya que se sentía completamente desocupada, no sabía con qué «matar el tiempo» y en un primer momento palpaba demasiada nostalgia.
Se decantó por apuntarse a una escuela de ballet, pero no le terminaba de convencer esta disciplina, ya que ella estaba acostumbrada a entrenamientos mucho más dinámicos y activos.
A pesar de ello, varios profesionales de la danza, al verle un importante potencial, aconsejaron a Beatriz continuar sus estudios de danza en Madrid, para avanzar más rápidamente y conseguir ponerse al nivel de las bailarinas de su edad.
La Escuela de Ballet de Carmina Ocaña y Pablo Savoye fue la escogida por la entrevistada para cursar sus estudios de forma más profesional.
Beatriz explica, que la gente tiene la creencia de que el ballet y la gimnasia rítmica son similares, pero esto es totalmente incierto.
La gimnasia rítmica es mucho más explosiva, mientras la danza clásica se caracteriza por su rigurosidad y exquisitez.
Si eres gimnasta, puedes permitirte el lujo de tener una pierna mucho más trabajada que la otra, mientras que en el ballet las dos piernas deberían de estar completamente igual de trabajadas.
Por otra parte, Beatriz también nos cuenta su caso personal, y es que para ella no ha sido sencillo pasar de encontrarse en la élite española de un deporte a tener que comenzar prácticamente desde cero en una disciplina diferente e intentar llegar al nivel de sus compañeras o incluso superarlo.
Actualmente está totalmente implicada con el nuevo arte que ha escogido, dedicándole unas cuatro horas diarias y más de la mitad de sus pensamientos.
Tiene muy claros sus objetivos y está decidida a llegar a ellos.
Uno de ellos, es conseguir entrar en la Compañía Nacional de Danza, ya que explica, que se siente super a gusto en España, y se sentiría bastante vacía si tuviera que abandonar su país, con todo lo que ello conlleva.
Beatriz reconoce que si tuviera que escoger entre gimnasia y ballet se decantaría por la gimnasia rítmica, pero por la simple razón de que durante su etapa de deportista consiguió todos sus objetivos y durante su etapa de bailarina todavía no ha llegado a conseguirlos, «cuando llegue a cumplir mis sueños como bailarina, podré tener una opinión objetiva».