Veteranos de la vida, principiantes digitales
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La brecha digital está muy presente en la tercera edad
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El 87,8% de personas mayores de 85 años no acceden a internet, según el último informe del INE
«Las personas mayores de 75 años como yo estamos abandonadas, me dicen que acceda a ver las facturas de la electricidad a través del internet cuando no sé ni cómo encender los cacharros esos». Teófila Ibáñez vive en Villalba de Duero, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos, a sus 95 años no sabe utilizar un ordenador o un teléfono smartphone, pues nunca antes había sentido la necesidad de aprender a usarlos. En su época no existía la brecha digital, una desigualdad derivada del uso de las nuevas tecnologías. Su principal preocupación residía en ir a trabajar al campo para llevar ingresos a casa y sacar adelante a su familia, por lo que oír hablar sobre internet es como escuchar hablar sueco.
Ahora la situación es muy diferente, y no saber utilizar las nuevas tecnologías repercute hasta en su día a día. Se despierta muy temprano, al cantar del gallo, recoge y limpia su habitación como puede. A media mañana se va a dar un pequeño paseo por el pueblo y cuando vuelve, hace la comida. Por la tarde es cuando la cosa comienza a complicarse. A Teófila le gusta sentarse en el salón a ver la televisión regional, pero en muchas ocasiones se pierde los programas porque no ha sido capaz de encender el televisor ya que presiona el botón que no es o coge el mando del revés. Tras numerosos intentos y un gran sentimiento de frustración, termina dándose por vencida y se conforma con leer los tradicionales cuentos que guarda en el cajón. «El papel nunca falla, no como estos chismes que no hay quien los entienda», comenta Teófila Ibáñez.
El problema se acentúa en el momento en el que quiere hacer una llamada telefónica para hablar con sus hijos, para ello utiliza un teléfono fijo. Aunque las teclas son grandes, no son lo suficiente para su edad y en muchas ocasiones, en vez de marcar a su hija se equivoca al presionar las teclas y llama a otra persona por error.
Comunicarse con sus seres queridos no es el único obstáculo con el que se encuentra, varias veces ha querido realizar ciertos trámites y las empresas siempre le han recomendado que los realizase por internet, un medio al cual admite no saber acceder. Ante esta situación, Teófila acaba el día sintiéndose aislada, incapaz de comunicarse con el mundo exterior y con la necesidad de aprender a manejar esos «cacharros» como ella los llama, para aunque sea, poder hablar con sus nietos.
Enrique Varela, presidente de la asociación FUNTESO (Fundación Tecnología Social) asegura que no se está teniendo en cuenta a las personas mayores a la hora de digitalizar diferentes trámites y esto supone un verdadero problema. «Hay un peligro inminente de que la gente mayor se quede incomunicada. Mismamente ahora no se puede contactar con la Administración a no ser que sea telemáticamente. Esto no ha ido parejo a que les ayudasen a utilizar esas herramientas telemáticas, con lo cual, hay gente que vive sola y necesita hacer algún trámite administrativo y no pueden porque no saben, y esto les genera frustración», comenta Varela.
Brecha digital
Casos como el de Teófila son mucho más comunes de lo que pensamos. Los mayores de 75 años, en tiempos de la COVID19, se han tenido que adaptar bruscamente a una forma de vida cada vez más influida por la tecnología. Forma de vida que ha potenciado también las diferencias ya existentes en el campo. La desigualdad entre la población para poder acceder al uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), conocida popularmente como brecha digital, es uno de los problemas más extendidos en los últimos años. Al igual que la incidencia del coronavirus, este problema sigue atacando a la población más mayor.
Según datos obtenidos de Eurostat, más de la mitad de las personas entre 65 y 74 años tienen un conocimiento bajo de las capacidades digitales. Pero, no solo existe una brecha digital en el uso de las tecnologías si no que también se ha producido una ruptura ante las menores posibilidades de nuestros mayores de obtener esos recursos. El INE publicaba en mayo un informe donde destaca que un 63% de los mayores entre 75 y 84 años no habían entrado a Internet en el último mes. Una cifra que asciende al 87,8% de personas mayores de 85 años. Estos datos son el claro reflejo del aislamiento que a lo largo de los años han sufrido y que han derivado en una situación crítica cuando la tecnología se ha vuelto indispensable.
Pascual Spuche, de 78 años, cuenta cómo ha cambiado su día a día en funciones tan básicas como las operaciones bancarias. «Antes, podía ir a la oficina y me lo solucionaban, ahora es todo digital, en las pantallas del cajero y es un jaleo». Además, ahora hay cada vez menos personal para ayudar a las tramitaciones sencillas (como pagar un recibo) tecnificando las operaciones sin ningún tipo de transición o ayuda para su aprendizaje». El tema del contactless -o como se diga- es lo peor, a veces pongo la tarjeta del lado que no es y no la lee o doy a un botón del cajero que no corresponde y tengo que volver a empezar, se borra todo. Sin duda, hay que ir con tiempo porque no sabe uno cuando va a acabar», explica Pascual.
También, en la cara opuesta de la moneda, hay otro tipo de actividades que personas como Pascual (con un rango de edad menor de 80 años) sí han sabido aprender. Es el caso del teléfono móvil y sus múltiples usos. «Antes solo usaba el móvil para llamar, ahora con el guasa puedo hablar con muchos más familiares de manera casi instantánea. Les mando fotos y a veces nos vemos por la cámara. Me encanta haber podido aprender aunque sea lo mínimo». Es una de las cosas que apunta con énfasis en toda la entrevista, la suerte que ha tenido de poder aprender y disponer de un dispositivo con tales características. «Me ha ayudado mucho vivir con mi hija de 20 años de edad, ella es la que me ayuda y la que me introdujo en el mundo de la tecnología. Cuándo yo solo sabía mandar correos y encender el ordenador ella me enseñó muchas funciones más con el teléfono digital», añade Pascual.
¿Existen iniciativas para combatir la brecha digital en los mayores?
El principal causante de la brecha digital es el miedo. Asociaciones como FUNTESO intentan reducirla ayudando a las personas mayores a superar su temor a la tecnología. «El miedo paraliza. Hay que enseñarles a utilizar cosas básicas como Whatsapp, y una vez perdido el miedo, ellos solos van profundizando», explica Enrique Varela.
Existen iniciativas por parte tanto de la esfera privada como pública para tratar de disminuir la brecha digital, surgidas sobre todo a raíz de la llegada de la pandemia. Pero son aquellos organismos en contacto con los mayores quienes realmente comprenden la gravedad de la situación. FUNTESO se creó en 2008 para superar este bache en el acceso a las tecnologías y promover la tecnología social u «orientada a la persona». Trabaja con dos de los colectivos más afectados por la brecha digital: personas con discapacidad y personas de la tercera edad.
«Nosotros nos adaptamos a la tecnología, la tecnología no se adapta a nosotros», afirma el presidente de FUNTESO. Es por ello que desde la fundación pretenden concienciar a los desarrolladores para que las nuevas tecnologías se creen desde un inicio para todo el mundo, sin necesidad de implementar añadidos posteriores para suplir las necesidades de estos colectivos.
FUNTESO apuesta por la formación para tratar de superar las barreras. Junto con residencias de ancianos, empresas u otras organizaciones, tratan de llevar las tecnologías a las personas mayores e iniciarles en este nuevo mundo desconocido para ellos. Sin embargo, son los propios ancianos quienes experimentan en primer lugar un rechazo a la digitalización. Tania Núñez, educadora social experta en la tercera edad, comenta que «a nivel general a las personas mayores no les suelen interesar las nuevas tecnologías».
«No tienen ese interés de saber cómo funciona una tablet o un teléfono móvil, por tanto ese uso tienes que llevárselo tú. Se trata de personas que se han criado en una época en la que priorizaban otras cosas, como trabajar». explica esta educadora y psicopedagoga que ha trabajado con ancianos en residencias. Según Tania, los mayores se muestran más receptivos a la hora de usar la tecnología si se les presenta como un juego, aunque depende también de su formación académica. «Si son personas que se han dedicado toda su vida a trabajos manuales, van a tener menos interés», comenta Tania.
La llegada de la pandemia ha obligado a las personas mayores a tener que aprender a usar las tecnologías para poder comunicarse con sus seres queridos. Los expertos consultados coinciden en que la COVID19 ha hecho que la brecha se reduzca, principalmente en residencias de ancianos. El problema viene cuando éstas no cuentan con recursos materiales para su uso por parte de los residentes (ordenadores, tablets, etc.). Por lo tanto, tienen que servirse de recursos externos como instituciones del tipo de FUNTESO, que llevan a la residencia sus proyectos de formación, o también convenios con instituciones educativas (escuelas, universidades, etc.) La experta Tania Núñez explica que los intercambios intergeneracionales son siempre enriquecedores, ya que la unión de generaciones jóvenes, en las que la tecnología es un modo de vida, con personas de la tercera edad tiene un resultado positivo.
El problema de la brecha digital en las personas mayores se ha incrementado durante la pandemia pero a su vez ha permitido que se establezcan soluciones más permanentes. Sin embargo, no se debe olvidar que todavía hay una parte de este colectivo que tiene dificultades a la hora de incorporar las nuevas tecnologías a su vida cotidiana. Aunque se han llevado a cabo iniciativas para acabar con este problema, todavía queda mucho camino por recorrer y hogares que digitalizar.
Magnífico reportaje
Magnifico reportaje
¡Muy buen reportaje! Con buenos puntos de vistas y esque algo bueno tenía que traer el covid y eso ha sido la reducción de la brecha de nuestros mayores hacía el uso de las tecnologías.
Muy interesante y actual
Super interesante este reportaje!!
Gran trabajo👏🏻👏🏻
Totalmente! Y más ahora que oara salir a cenar en muchos sitios no cuentas con menú físico y tienes que escanear el código.
Yo no me imagino haciendo eso a mis abuelos.
Me ha parecido muy interesante de leer. Aunque ya tengamos una idea de que esto ocurre, es diferente al leerlo y adquirir más información al respecto. Aunque imagino (o espero) que a lo largo de los años esta brecha irá disminuyendo.
Me siento muy identificado con el reportaje ya que mi padre y abuelos sufren también a la hora de usar las nuevas tecnologías.
Me siento muy identificado con este reportaje ya que mi padre y mis abuelos sufren mucho a la hora de usar las nuevas tecnologías. Ya veo que no soy el único que lo sufre gracias a este reportaje.
Muy buen reportaje que muestra una realidad presente en nuestra sociedad. Enhorabuena.
Muy buen reportaje.
Muy interesante!!! Enhorabuena
¡Excelente artículo!