La generación perdida por la COVID-19
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Los estudiantes universitarios deben acostumbrarse a la nueva normalidad dentro de las aulas
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«Todo va mejor de lo esperado»
Muchos jóvenes que están en el último año de sus respectivas carreras se preguntan qué va a ser de ellos de cara al futuro. Periodistas, biólogos, abogados o enfermeros ven un futuro incierto que vivirá siempre a la sombra de una pandemia mundial. Sanidad ha indicado que los jóvenes son los menos vulnerables a este virus, pero no por ello son los menos responsables. Desde el punto de vista social, los jóvenes son el punto de mira de los contagios por diversas circunstancias. Mediante el ámbito político así lo han hecho saber, como es el caso de las presiones recibidas en público de la Comunidad de Madrid, “la próxima ronda de chupitos tumba a tu abuelo“ como se puede leer en la estación de metro de Ciudad Universitaria. En definitiva, es un dedo que apunta señalándolos como principales culpables.
¿Alguien ha pensado en ellos y en su futuro? ¿Cómo está siendo la adaptación de los jóvenes al mundo universitario a las puertas de ser profesionales? A continuación mostraremos cómo es el complicado curso 2020/2021 a causa de la COVID-19.
Hace unos meses, concretamente el 14 de marzo de 2020, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, dio una comparecencia ante los medios de comunicación para decretar el estado de alarma para frenar la COVID-19.
Hasta la fecha, la pandemia de la COVID-19 ha tenido un gran impacto en toda la sociedad, y especialmente en el ámbito educativo. Ha obligado a tomar medidas de prevención y protección que han llevado a un replanteamiento de la organización de múltiples actividades docentes para reanudarlas de manera segura. La facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid ha alterado la programación de sus actividades para adaptarse a la nueva situación.
Desde que empezó el curso el 28 de septiembre, hasta el día de hoy, se han notificado un total de 29 casos positivos de COVID-19 en alumnos que estudian en la facultad. Teniendo en cuenta que es la más grande de la UCM, y probablemente la más grande de España en número de alumnos, según el vicedecano de estudios, Ángel Luis Rubio Moraga, “estamos gratamente sorprendidos por el número de contagios que ha habido hasta ahora, ni nosotros mismos nos los creemos”.
Ni el más de los optimistas pensaba que la situación iba a ir también como hasta ahora porque según Ángel Rubio, “hasta la fecha no se ha requerido el confinamiento de ni un solo grupo de la facultad. Pensaba que a la altura de finales de octubre, más de un grupo se iba a tener que confinar, pero el ritmo de positivos entre no solo alumnos también en personal y profesorado es exactamente el mismo ritmo que teníamos a principios de octubre”. Además el vicedecano añadió que, “lo anterior no quiere decir que nos tengamos que relajar ni mucho menos, pero si hay un subidón de contagios, habrá que tomar medidas al respecto”.
Así está organizada la facultad
El Ministerio de Universidades ha propuesto una serie de recomendaciones, que deben servir como orientación para los miembros de la comunidad educativa (personas de administración y servicios del centro, profesorado, estudiantado y acompañantes para personas que lo necesiten) de la facultad de Ciencias de la Información de la UCM, para el desarrollo de la actividad docente en un periodo en el cual la amenaza de la COVID-19 sigue vigente.
La Universidad ha establecido que la entrada a las aulas se debe hacer de forma escalonada, para evitar la concentración de personas en espacios comunes de los edificios. El criterio que se aplica es el siguiente: las aulas con numeración par comenzarán a la hora en punto (por ejemplo: 9:00, 11:00…) y las aulas impares diez minutos después de la hora de inicio establecida en el horario de clases (por ejemplo: 9:10, 11:10…).
Teniendo en cuenta que la separación entre los estudiantes debe de ser como mínimo de 1,5 metros, las aulas no deberán ocupar su totalidad de capacidad. En el caso de las aulas del edificio nuevo de la facultad caben un total de 120 alumnos, por lo que se ha reducido la presencialidad un 50%, es decir, solo pueden asistir un máximo de 60 alumnos.
Por la gran afluencia de gente que tenía la facultad, se han visto obligados a tomar unas medidas que nunca hubieran imaginado.
Lo que más ha impactado y entristecido a los alumnos ha sido el cierre de la cafetería, en la cual pasaban sus ratos de descanso entre clase y clase y comían o merendaban ahí. Esta decisión no fue desde la misma facultad, sino de la empresa de catering que maneja la cafetería, según nos comentaba el vicerrector, Ángel Rubio.
Otro espacio totalmente cerrado que también causó mucho revuelo fue la copistería de la facultad, donde tanto alumnos como profesores imprimían sus apuntes, sus trabajos y sus exámenes por tan solo 0,02 céntimos.
No todo son espacios cerrados, la biblioteca y la zona naranja se encuentran abiertas y disponibles, lo que está claro es que hay aforo y medidas de distancia de seguridad. A la hora de recoger un libro necesario ya no se puede hacer por cuenta propia, se deberá solicitar vía internet y después pasar a recogerlo por el mostrador de la biblioteca para así previamente desinfectar el material.
Las actividades culturales, de acción social y universidad de mayores quedan suspendidas hasta nuevo aviso. Las instalaciones deportivas permanecerán cerradas tanto para las actividades deportivas organizadas por la UCM como para libres o no organizadas. Se cancelan todas las conferencias, congresos y cursos de formación en espacios de la UCM. Este tipo de actividades se pueden mantener si se desarrollan de forma online.
Medidas de control
La Covid-19 ha obligado a tomar decisiones que se deben seguir a rajatabla por la seguridad y el bien de todos. Las medidas en las aulas deben ser duras ya que hay mucha abundancia de personas de paso por las mismas.
Las medidas son muy sencillas, mascarilla obligatoria tapando nariz y boca en todo momento, ventanas y puertas abiertas en todas las aulas para una buena ventilación, distancia de seguridad entre los alumnos y obligatoriedad de echarse gel al entrar a la facultad.
Por último, la más importante y la que deben hacer todos y cada uno de los alumnos que entren a una aula, deben proceder a escanear el código QR que se encuentra en cada puerta para así registrar su entrada. Con ello la facultad puede conocer qué alumnos han asistido para así poder avisar si alguien da un aviso de un caso positivo.
¿Online o presencial?
La COVID-19 obliga a cambiar el método de enseñanza, ya que, no puede darse con normalidad porque muchos alumnos mantendrían contacto físico y eso incrementaría la posibilidad de contagio.
Según cada titulación, las facultades deberán ajustar la forma de impartir las clases. El objetivo es que los alumnos obtengan el mismo grado de conocimientos que si se diera la clase con normalidad.
El Decano de cada facultad comunicó a principios de curso a todos los alumnos los métodos de estudio mediante correo electrónico. Ya desde julio se comunicó que la docencia que se impartiría sería bimodal, es decir, cada profesor decidiría cómo organizar sus clases (online o presencial), siendo obligatorio hacer un 25% de presencialidad. La preferencia de la mayoría de los profesores fue asistir lo menos posible a la facultad para evitar el acumulamiento de personas en las aulas, y cuando hubiera que hacerlo, partir cada grupo en dos y que asistiesen distinto día.
Este nuevo método se llevará a cabo hasta el próximo 29 de mayo de 2021 en toda la UCM, pero no por ello está exento de una serie de dificultades que han surgido entre profesorado y alumnado. El profesorado ha tenido que adaptarse a un método nuevo de dar clase a través de internet, siendo al principio, una tarea complicada (cómo se graban las clases, cómo se comparte pantalla, cámaras y micros apagados o encendidos…).
Por otro lado, el alumnado ha tenido también que adaptarse a esta forma ya que crece la incertidumbre de cómo serán los exámenes, cómo llegan a otras clases personas que viven a más de media hora de la facultad y han tenido la primera clase online y la segunda la tendrán presencial… Todo esto son adaptaciones que se han tenido que llevar a cabo entre ambos con el mismo grado de responsabilidad, pero no dejan de ser una de las mayores dificultades.
Injusticia de seguir las clases en Madrid
Online y presencial: muy distintos, pero muy similares. Este sistema llamado bimodal hace que todo sea muy diferente, pero ¿y para los estudiantes de otras comunidades? Estudiantes andaluces, canarios, del norte y de todas las partes de España tienen que convivir en Madrid porque acudir a la capital desde sus casas hacen un gasto en viajes muy grande.
En la Facultad de Ciencias de la Información hay muchos alumnos de cuarto curso que sólo acuden un día a la semana a clase, es decir, dos horas en semanas (duración de una clase). Esto elude a vivir fuera de sus casas, lejos de sus familias a las que no pueden visitar por las restricciones en sus Comunidades Autónomas y sobre todo, pagando un alquiler en una ciudad a muchos kilómetros de sus casas para dar clases de la misma forma que lo podrían hacer desde allí. Pero no solamente se está viviendo esta difícil situación educativa a nivel de universidad en España, también en otros países de la Unión Europea. La pandemia de la COVID-19 hizo que una de las estudiantes de periodismo tenía que quedarse en su país. Por eso, hoy nos cuenta cómo es la situación en Varsovia, Polonia.
Sistema universitario en Polonia
La vida académica y los estudios en Polonia y España son dos mundos completamente diferentes. Se puede escribir sobre estas diferencias sin fin. Sin embargo, en la era de la pandemia de la COVID-19, es incluso más común notar una serie de similitudes, por desgracia muy deprimentes.
El año académico comenzó con un retraso de dos semanas, el 15 de octubre. El rector de la Universidad de Varsovia decidió que en el semestre de invierno, como al principio de la pandemia, las clases se realizarán de forma remota. Hoy, solo en casos excepcionales, es posible realizarlas presencialmente. Estas son las clases que “requieren un contacto directo con los estudiantes por parte del profesor”, como informan las autoridades. Aquello incluye clases en los laboratorios, clases en el terreno, pero también la “integración de estudiantes de primer año de estudios”. Otras universidades de la ciudad también han cambiado al modo online o mixto. Todas las clases de tipo conferencia (de forma remota y las clases prácticas) en la universidad y se realizarán con “todos los requisitos sanitarios”. Como en España, nadie sabe muy bien que nos traerán las siguientes semanas.
Los estudiantes y profesores se reúnen básicamente solo en las plataformas de videollamadas. Krakowskie Przedmiescie, la sede principal del campus de la Universidad de Varsovia (normalmente llena de rostros jóvenes desde octubre hasta junio), en la actualidad está completamente vacía. BUW, la icónica biblioteca universitaria que hasta hace poco podía tener un máximo aforo de 300 usuarios, debido a nuevas restricciones, permanecerá cerrada por lo menos hasta finales de noviembre. En los restaurantes y bares donde podías pedir tu “descuento para estudiantes” favorito, nadie puede ni sentarse.
Punto de vista de alumnos
Hemos decidido comprobar cómo va la vida de los estudiantes de Varsovia, para ver si sienten lo mismo que los de Madrid. ¿Están satisfechos? ¿Qué les falta, y si son las mismas cosas? ¿Qué harán tras la vuelta a la normalidad?
La manifestación de los alumnos
Son muchos alumnos, y muchas opiniones. Los estudiantes son libres de presentar sugerencias, quejas o reclamaciones sobre la organización o dificultades que se están llevando a cabo en las facultades. Una opción por la que han optado muchos de ellos es crear una recogida de firmas para tratar de presionar a los directivos y hacer cambiar los problemas que tienen los alumnos.
La difusión tratan de hacerla por redes sociales, donde creen que pueden llegar a más jóvenes, o incluso crear códigos QR y empapelar la universidad de sus impresos.
En el aire queda si lo consiguen o no, pero las pequeñas movilizaciones acaban consiguiendo grandes cosas. En el siguiente enlace lo puedes visitar:
¿Qué nos espera?
Al fin y al cabo, en la universidad no solo importa la transmisión y la adquisición de los conocimientos. Para que los estudios cumplan con su sentido, es esencial el contacto con otras personas, la discusión y el intercambio de opiniones. Es difícil encontrar una atmósfera tan académica solo en el mundo virtual. Todavía existe la duda de cómo el modo remoto afectará la efectividad de nuestro aprendizaje. Porque el proceso de aprendizaje, ya sea frente a la pantalla o físicamente en algún lugar, se basa en la interacción, que es lo que más nos falta hoy a todos.
¡Muy interesante la comparación entre España y Polonia!