“El lujo de los humildes”
El fútbol, el deporte rey en España, mueve alrededor de 15.688 millones de euros al año. Todo un lujo ¿no? Fama, dinero, éxito… todo lo que una persona puede desear en su ámbito profesional; pero ¿en realidad es tan importante? Depende a quién le preguntes. Hay lujos que son intangibles, que no se pueden calcular en euros y que no ansían la fama. El Club de Fútbol Rayo Vallecano de Madrid es ejemplo de esta sobriedad profesional; deportistas y trabajadores que, aun estando involucrados en la tan exuberante vorágine del fútbol, desempeñan su función con la mayor humildad y pasión posibles. Ellos han logrado conocer lo que es el lujo de los humildes.
Historia de Madrid
El Rayo Vallecano de Madrid nació el 29 de mayo de 1924, en el hogar del que sería el primer presidente del Club, Julián Huerta. Siete años más tarde se crea la Federación Obrera de Fútbol y el Rayo Vallecano se inscribe en ella para así poder participar en sus campeonatos, hasta el año 1936… cuando estalló la Guerra Civil Española. Terminando la década de 1940 el Club “A.D. El Rayo” pasó a denominarse “A.D. Rayo Vallecano”; coincidiendo con el ascenso a la Tercera División Nacional. En el año 1976 el Club consiguió el ascenso a la Primera División, jugando ya en el nuevo Estadio de Vallecas. El transcurso de las siguientes cuatro décadas (1980 – 2020) ha sido un ir y venir entre las diferentes categorías del fútbol nacional. Por lo que se le considera un club irregular y en ocasiones inestable institucionalmente.
El Rayo Vallecano, desde el día de su creación, siempre ha profesado lazos sólidos e incondicionales con el barrio al que representa. Un barrio obrero, de clase trabajadora, multicultural y con una profunda conciencia política. Casas bajas y calles de tierra eran, y siguen siendo en algunas zonas, señas de identidad inconfundibles. El éxodo rural que se produjo, a partir de los años 60, en España provocó la llegada a Madrid de trabajadores de pueblos y otras ciudades más pequeñas o menos industrializadas del país. Así, a causa de la fragilidad económica y precariedad que caracterizaba a estas familias, los barrios periféricos de la capital no paraban de crecer al acoger a todos estos trabajadores que buscaban viviendas baratas o que ni siquiera podían permitirse una. Y terminaron por construir chabolas en zonas que años después serían urbanizadas.
Tanto en Vallecas, como en otros muchos barrios de la capital, se concentraba una gran masa de trabajadores; lo que facilitaba su organización y asociación. Este hecho marcó el carácter contestatario y rebelde del barrio, que fue testigo de incontables protestas, huelgas, revueltas y manifestaciones, las cuales no han cesado hoy en día. Como no podía ser de otra manera, el Club que convivía con los vecinos del barrio fue creciendo impregnado de esta identidad y estos valores. El Rayo Vallecano ya era, desde sus inicios, un equipo humilde y obrero, pero no fue hasta 1992, con la fundación del grupo ultra Bukaneros, cuando se dio un paso más y se definió abiertamente al Club – gracias a la insistencia del grupo, y al respaldo del resto de la afición – como antifascista, antirracista, y el orgullo de la clase obrera. Un equipo de barrio y de izquierdas.
La esencia del Rayo
Esta es la esencia del Club. A lo largo de estos 97 años el Rayo Vallecano ha ido consolidando una imagen, institucional y social, de sencillez en la profesión. La sencillez no implica la no relevancia o la debilidad; sin embargo, en el mundo del fútbol, la sencillez se mide en euros, y sí se observan los datos presupuestarios de los diferentes grandes clubs que compiten en España, en comparación con los del Rayo Vallecano, queda de forma extremadamente clara que este Club conoce muy bien lo que es la sencillez y la precariedad económica. Estos son algunos de los datos ofrecidos por la LFP (Liga de Fútbol Profesional) y publicados por Statista.com, con relación a los presupuestos anuales de cada club para la actual temporada 2020-2021.
CLUB | LIGA | POSICIÓN | PRESUPUESTO ANUAL |
Real Madrid C.F. | 1ª División | 1º | 617.000.000 € |
S.D. Huesca | 1ª División | 20º | 49.000.000 € |
R.C.D. Español | 2ª División | 1º | 45.300.000 € |
Rayo Vallecano Madrid | 2ª División | 4º | 16.400.000 € |
Albacete Balompié | 2ª División | 22º | 7.100.000 € |
Analizando estos datos, en los que aparecen el primer y último clasificado de La Liga y La Liga SmartBank (2ª División), más los datos del Rayo Vallecano, podemos observar la gran diferencia que existe entre el Top de la Primera División y los puestos más bajos de la Segunda Categoría nacional. El Rayo Vallecano actualmente se encuentra en fase de ascenso o playoff para promocionarse a la Categoría Reina el curso que viene. Para ello cuenta con un presupuesto de 16,4 millones de euros; esta es una cifra muy baja en comparación con el primer clasificado en esa fase de ascenso, que es el R.C.D. Español.
Pero ¿es necesario el dinero para ganar partidos? ¿Cómo influye el ser un club rico o no en el terreno de juego? ¿El fútbol ha dejado de ser un deporte y se ha convertido en un negocio? Estas preguntas encuentran su respuesta en ejemplos de institución deportiva como el Rayo vallecano, y otros pequeños grandes clubes de fútbol.
El dinero, dentro del sector profesional del deporte, es cada día más importante, ya que dependiendo de la cantidad que se posea se pueden controlar y mejorar todos los aspectos involucrados en el ejercicio de la búsqueda del éxito. Fichajes, salarios, número de empleados, calidad en las instalaciones, gestión y organización de la directiva, transporte, etc. Son muchos los aspectos que la institución deportiva debe tener en cuenta a la hora de administrar el presupuesto anual.
Uno de los mayores logros del club ha sido hacer, de su precaria situación económica, unos valores que son bandera y símbolo orgulloso del barrio de Vallecas. El ser “pobres” une más a la comunidad, el ser humildes hace que el trabajo se valore aún más y el ser luchadores hace que la recompensa obtenida por el esfuerzo sea más dulce en las victorias. El lujo de los humildes hace referencia al verdadero valor que, desde el Club y el barrio de Vallecas, se le da al poder ser partícipe de un deporte tan apasionado como el fútbol. Para los vecinos de Vallecas el ir al estadio a ver al ‘Rayo’ se ha convertido en el pequeño lujo de la semana, en el capricho económico y en el mayor orgullo del barrio.
Un Club con corazón
A pesar de todo, la relación de la afición con la directiva está muy deteriorada, por no decir que es inexistente. No hay una comunión consolidada que trabaje mano a mano por los mismos objetivos y que promulgue y exporte una serie de valores en relación a la franja. Si esto fuera así, podrían llevarse a cabo muchos más proyectos sociales con un impacto real sobre los vecinos del barrio o aquellos más desfavorecidos.
Sin embargo, el Rayo es símbolo de inclusión, de gente humilde y trabajadora, y por eso fuera del fútbol, gracias al impulso de la afición, son muchas las iniciativas de ayuda en las que ha participado. Es reseñable el caso de Carmen Martínez, en 2014, mujer de 85 años que residía en Vallecas y que iba a ser desahuciada. Gracias a que algunos miembros de la afición se pusieron en contacto con jugadores y entrenador, para hacerles conocedores de la situación, estos decidieron contribuir con sus ingresos a pagar un nuevo alquiler vitalicio a Carmen y evitar así que se quedara en la calle. Es también conocido que de vez en cuando, la plantilla del equipo acude a comedores sociales del barrio vallecano y cocinan para la gente que acude allí. O sin ir más lejos, en estos días en los que tanto la situación sanitaria como metereológica es inestable, cabe destacar la convocatoria por parte del colectivo Bukaneros, de gente dispuesta a retirar la nieve de las entradas o llegadas a centros de salud del barrio, centros de mayores, centros de servicios sociales o portales, garajes y pequeños comercios.
El reflejo del Rayo en España
El barrio de Vallecas, es muy conocido a lo largo de todo el país, casi siempre por la fama infundada que se le suele otorgar de delincuencia o marginalidad. Por lo tanto, el equipo que representa al barrio, suele ir ligado a estas ideas para quien trata de desacreditarlo. Sin embargo, con el Rayo ocurre algo muy curioso, que posiblemente no ocurra con otros equipos. Únicamente por los valores que representa, y la tradición de equipo pobre y de trabajadores que tiene, es capaz de despertar simpatías entre la gente con orígenes humildes o con un ideario cercano al que enarbola la mayoría de la afición de la franja. Incluso a pesar de que esta gente no tenga ninguna afición por el fútbol.
De puertas para adentro, en los terrenos de juego, el Rayo ha estado en muchas bocas por sus iniciativas reivindicatorias. Proyectos como una equipación en honor al colectivo LGTBI, con la bandera arcoíris como franja de la camiseta, otra en favor de la lucha contra el cáncer u otra por la lucha contra las enfermedades raras. Además de dar visibilidad a problemáticas tan importantes, un pequeño porcentaje de la venta de estas camisetas, iba destinado a la investigación contra el cáncer y las enfermedades raras. Este año, como segunda equipación, el Rayo presentó una camiseta que luce el lazo negro de luto, en honor a todas las personas que se ha llevado el Covid-19.
Tanto dentro su barrio como cuando el equipo viaja por todo el país para disputar sus partidos, la franja presume de una serie de valores que son indiscutibles para la afición rayista. La lucha contra el fascismo, contra el racismo, contra la homofobia, contra la represión y contra el fútbol negocio, en el que los clubes son empresas que solo buscan beneficio económico.
No debe finalizar el reportaje sin la invitación al lector a educar los oídos y la mente; para que cuando escuchemos y razonemos sobre ciertos temas tan complicados de abordar, pero que son tan recurrentes en un país como España, podamos tener una opinión bien fundamentada y crítica. Aprender a no valorar un deporte tan bonito como es el fútbol sólo por el dinero o la fama de algunos jugadores. Que no se promulguen unos valores banales, sin profundidad y sin fundamento en una moral rica como es la del deporte profesional. Es un lujo pertenecer a un país como España, con una tradición futbolera tan significativa. Y es deber del aficionado el seguir cultivándola y enriqueciéndola, teniendo cuidado de no mancharla.