Estudiantes sanitarios: los grandes olvidados de 2020
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La falta de prácticas marca el paso por la universidad de una generación de sanitarios que parte con desventaja en el mundo laboral
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La difícil situación con la pandemia en los hospitales y la pasividad de las instituciones son clave en un problema que amenaza el futuro de estos jóvenes
La pandemia de COVID-19 ha marcado el año 2020. La expansión del coronavirus pasará a los libros de historia como la primera pandemia de la era de la globalización, y todo apunta a que padeceremos sus efectos mucho después de que el COVID-19 sea parte del pasado.
La pandemia traerá todo tipo de cambios, ajustes o carencias a la sociedad del futuro inmediato. En el futuro podremos observar si la pandemia ha provocado cambios en la sociedad, como el uso obligatorio de la mascarilla en ciertos lugares. Lo que es seguro es el fuerte impacto económico que el COVID-19 ha tenido a escala mundial, y es algo con lo que tendremos que contar en los años venideros.
Pero sobre todo, ahora sabemos que no estamos a salvo de que una enfermedad paralice el mundo en nuestros días. Tener conciencia de que una pandemia en la actualidad, con una expansión descontrolada y un aterrador numero de víctimas es posible, marcará el futuro. La humanidad tratará de estar preparada para la siguiente pandemia, llegue cuando llegue, intentando evitar los mismos fallos que en esta ocasión. En ese sentido, será fundamental la inversión en sanidad, tanto en infraestructuras como en personal médico. También en la formación de este personal, ya que este 2020 ha quedado de manifiesto lo necesarios e imprescindibles que son los sanitarios. Su formación, su bienestar y su estabilidad cobran ahora más importancia que nunca.
Pero como ya sabemos, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Sin que haga falta que llegue una pandemia futura, ya en la crisis sanitaria actual se ha generado un déficit que será difícil saldar. Y es que todo el mundo parece haber ignorado la situación de toda una generación de estudiantes de Ciencias de la Salud. Una promoción que ha quedado exenta de prácticas por la pandemia, o las han cursado en periodos muy reducidos.
Enfermería, Medicina, Farmacia… carreras que no han podido proporcionar a sus estudiantes las prácticas que certifican sus conocimientos como profesionales sanitarios y que, por lo tanto, terminan su formación de forma incompleta. La formación práctica es fundamental en cualquier oficio, pero en las Ciencias de la Salud cobran una importancia especial. Hemos querido poner el foco en esta promoción sin prácticas para conocer su preparación en estos tiempos difíciles y sus expectativas de futuro.
Educación online: las dos caras de la moneda
El confinamiento obligó al sistema educativo a adelantar la adaptación online y aplicarla de forma inmediata. El COVID-19 ha traído, como en muchos otros ámbitos, avances que ya estaban previstos pero que aún no se estaban aplicando. Así, la educación online fue la medida que permitió a los centros terminar el curso académico. El Gobierno de España, por mediación del Ministerio de Educación, aseguró que el curso seguiría con la mayor normalidad posible por vía telemática.
Sin embargo, varios meses después es evidente que al modelo de educación online aún le queda mucho que perfeccionar. El cambio de formato ha generado cambios en el contenido, en la forma de aprendizaje y en la forma de estudio de los alumnos. Los conocimientos no se asimilan igual, y la falta de clases presenciales ha repercutido de diversas formas en los alumnos. Por otra parte, muchos estudiantes aseguran que gran parte del profesorado ha tenido dificultades a la hora de impartir su asignatura a través de las herramientas digitales.
En el terreno de los estudios de Ciencias de la Salud no ha sido distinto. Para Patricia Beneitez, estudiante de Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), “la teoría se ha visto bien suplida en las clases online, que son muy similares a las clases presenciales”.
Pero no en todos los casos ha sido igual. Víctor de la Fuente, también estudiante de Medicina en la UAH, asegura que “cuando llegó el estado de alarma, las clases presenciales terminaron y el contenido se incluyó en material complementario en el Campus Virtual o se dio por dado”. Por su parte, Carmen Yebra (estudiante de Enfermería en la UAH) sintió “un gran abandono por parte de la facultad ya que no tuvimos clases online, los profesores no nos contestaban a los correos. Comprendí que la situación era adversa para todos, tanto para alumnos como para profesores, pero creo que la demora en la toma de decisiones fue demasiado larga”.
A la forma de impartir el contenido teórico del curso se suma el problema de los conocimientos prácticos, parte fundamental de cualquier estudio universitario y más si cabe en las Ciencias de la Salud, como veremos más adelante. Lo que no deja lugar a dudas es que la implantación de la educación online ha llegado, y es un modelo que irá progresando en los años venideros. El tiempo dirá si ha venido para quedarse, y si realmente las universidades y los alumnos están preparados para asumir este formato a medio y largo plazo. Sin embargo, es evidente que este modelo repercutirá de diversas formas en el aprendizaje. Marina Maroto, que estudia Medicina en la UAH, afirma que la generación actual se ha sentido sola ante la interrupción del curso y la docencia online: “Somos una generación agotada emocionalmente. Nos hemos encontrado un poco solos enfrentándonos a una situación muy difícil, y eso emocionalmente te machaca”.
Profesionales sin experiencia: ¿Qué pasa con las prácticas?
Esa es la gran pregunta que la comunidad universitaria se hizo desde el primer momento. El miedo a no poder realizar unas prácticas se fue generalizando entre los estudiantes, y aunque desde un primer momento se aseguró por parte de las propias universidades que se desarrollarían con la mayor normalidad posible, lo cierto es que esto dista mucho de la realidad.
Las prácticas son una parte esencial para desarrollar los conocimientos teóricos de una carrera universitaria y aprender todos los mecanismos, el funcionamiento y la rutina de un oficio. En las Ciencias de la Salud, las prácticas cobran especial importancia, ya que los futuros sanitarios aprenden en ellas la parte más importante del trabajo. Y es precisamente en este aspecto donde la pandemia ha causado mayores problemas.
Para Marina, “las prácticas en hospitales son muy importantes”, ya que “es lo que realmente te prepara para el día a día”. Es por ello que preocupa el hecho de que las horas de prácticas perdidas durante la pandemia no se hayan podido recuperar. “No se nos dio opción de recuperar las prácticas perdidas durante el confinamiento”, asegura Víctor.
Por su parte, Carmen explica la situación que se produjo al intentar recuperar ese tiempo perdido: “Se planificó recuperar las prácticas del 2 de septiembre al 26 de octubre, pero a día 1 de septiembre Sanidad no lo permitió. En este periodo me sentí incluso peor ya que la situación ya no era nueva, y los profesores no tomaron alternativas para aprovechar ese mes y medio que teníamos disponible para recuperar. No se están concienciando de lo que supone para los estudiantes tener docencia online, y muchos trabajos y exámenes”.
En el caso de Cristina, reconoce que existieron demasiados problemas: “Muchas prácticas no se han podido recuperar. Además, los hospitales han ofertado muy pocas plazas y muchas farmacias no han querido recibir alumnos, y esto es una desventaja para nosotros”. Asegura una acuciante falta de oportunidades que tendrá impacto en su futuro laboral a corto plazo. “Estas prácticas tuteladas me iban a ayudar a estar más preparada para tomar decisiones con respecto a lo que quiero hacer de aquí en adelante. La gestión ha sido complicada, ha sido todo a contrarreloj”, añade.
Pero el problema no acaba ahí. Al tiempo y a las prácticas perdidas durante el confinamiento y el Estado de Alarma hay que sumar las múltiples limitaciones que la pandemia ha generado a la hora de desarrollar las prácticas en hospitales. Mientras que algunos hospitales han decidido reducir al mínimo sus prácticas, otros proporcionan prácticas a los estudiantes de forma muy limitada tanto en número de alumnos como en actividades a desarrollar. “Las prácticas son muy distintas. No todo está disponible, y lo que lo está, está muy limitado en muchos casos a consultas telefónicas”, asegura Marina. Las prácticas siguen existiendo, pero son de escasa utilidad y no proporcionan conocimientos necesarios a los futuros sanitarios.
Y si bien es cierto que la pandemia hace muy difícil que los centros sanitarios puedan proporcionar prácticas de calidad a un número significativo de estudiantes, también es cierto que ha existido cierta pasividad por parte de las administraciones. Los estudiantes de Ciencias de la Salud no entienden que, cuando la pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de una sistema sanitario fuerte y preparado, se esté dejando escapar una oportunidad de preparar mejor a los jóvenes.
Las prácticas, que de por sí se limitan en la mayoría de los casos a consultas telefónicas (es la actividad habitual de un centro sanitario en estos tiempos de pandemia), están limitadas y aisladas de cualquier caso relacionado con el coronavirus. Aunque esto pueda parecer lógico, no tiene mucho sentido si lo que se quiere es preparar a las futuras generaciones para una más que probable pandemia futura. Así lo cree Víctor: “Muchos médicos hablan de que nadie les había preparado para esto, pero a la hora de preparar a las futuras generaciones para una pandemia futura o incluso para la actual, no se está haciendo de la forma correcta”.
El futuro de la sanidad: la generación de la desventaja
El futuro inmediato de esta promoción de estudiantes que terminan su carrera universitaria con escasa formación práctica real es devastador. Se calcula que solo en el curso 2020/2021, más de 10.000 estudiantes en Madrid no podrán cursar unas prácticas en hospitales. Son una generación con un déficit de conocimientos prácticos, lo que supone una tremenda desventaja respecto al resto. Marina se siente “mucho menos preparada que muchos compañeros”, mientras que Carmen asegura: “lo que más me preocupa es no haber adquirido todas las competencias que se adquieren durante los 4 años de carrera debido al cambio en la estructura y en la formación”.
La falta de desarrollo práctico de sus aprendizajes y competencias genera una presión en estos estudiantes, que se suma a la ya existente por la pandemia y los cambios en la universidad. “Somos una generación que ha pasado de realizar muchas horas prácticas a no realizarlas. Al final no estamos acostumbrados a recibir clases online y se hace bastante duro, el aprendizaje no se realiza de la misma forma”, aclara Carmen.
Todo ello implica que, en el futuro y si no se pone remedio, habrá toda una promoción de sanitarios en una situación de desventaja respecto a sus compañeros de profesión, y sobre todo muy poco preparada para afrontar un día a día en un hospital.
En busca de los médicos del futuro
Los estudiantes, y en especial los de Ciencias de la Salud, han visto como su mundo cambió por completo en el año 2020. Una generación con la que no siempre se ha sido justo ha sido obligada a crecer de la noche a la mañana y a adaptarse a una situación, la de una pandemia, inédita en casi un siglo. La pandemia, la distancia social, el confinamiento, la mascarilla y el gel hidroalcohólico, clases online, carga de trabajos y exámenes, falta de prácticas…
La pandemia ofrece nuevas perspectivas, y en este caso son muy claras. Los sanitarios han sido la primera línea de combate frente al COVID-19, y por ello es justo poner el foco en el futuro de la profesión y dar voz a unos estudiantes que ven como su futuro está en peligro.
Las dificultades y los retos que hay que afrontar, con la pandemia y en el mundo que quede tras ella, serán imposibles de encarar sin unos profesionales sanitarios experimentados y bien formados con todas las garantías. Es el momento de devolverles el tiempo y la experiencia perdidos. Si lo conseguimos, lo ocurrido no habrá sido en vano. Porque hacer fuerte la sanidad es poner la primera piedra para un futuro mejor.
Magnífico reportaje sobre el que hay que reflexionar.
Una realidad obviada, con este artículo se abre una reflexión importantísima : no estamos preparados para
un mundo online, ni en formación ni en el mundo laboral. Más evidente aún en este grupo de futuros profesionales donde la práctica es tan importante , pero también para muchos otros colectivos.
Muy importante dar visibilidad a una generación menos preparada en lo práctico, en un campo obligatorio como es la sanidad. Una generación olvidada.
Ya está bien de la incompetencia de los ministerios y administraciónes, exigimos experiencia y adecuada formación a estos profesionales del futuro, que juegan un papel fundamental en nuestro bienestar.
Muy buen artículo, hay que dar voz también a los jóvenes que están luchando por salir de esta.