Tetuán: pasado y presente
Pasear por el barrio de Tetuán es caminar por el pasado y el presente de un barrio castizo. Es un distrito de contrastes, con una rica historia y un presente complicado: sus habitantes demandan mejoras en el estado de las infraestructuras, pero también reivindican la importancia de residir en una zona como esta. La desigualdad y el avance económico comparten protagonismo en este pequeño pero vibrante espacio del norte de Madrid, que cada día se ve envuelto en una lucha por su identidad, a la vez que su gente convive, colabora y pone su mirada en el futuro cercano, mientras que los tetuaneros y las tetuaneras se encuentran con una pregunta: ¿Qué significa realmente vivir en Tetuán?
Pasado: un nacimiento tumultuoso
La historia del distrito nos obliga a remontarnos a otro Madrid, en pleno proceso de expansión. A mediados del siglo XIX la capital contaba con una incipiente industria en desarrollo que precisaba de abundante mano de obra. Como agregado social al servicio de la producción que es la ciudad, Madrid era capaz de recibir anualmente cerca de 10.000 personas, campesinos en su mayoría, que servían a la industria y a la propia expansión urbana, cuya mano de obra era absorbida con facilidad. Venían de todos los campos españoles, pero especialmente de ambas Castillas, Extremadura y Andalucía, donde el régimen latifundista semi feudal era la norma que regía aquella sociedad. Cuando la pobreza y el hambre presidían sus casas, la emigración se convertía en la única salida. Entre 1845 a 1875 la población pasó de 200.000 a 400.000 habitantes.
Nos remontamos a la Guerra de África en 1860. Históricamente, el distrito nació gracias al asentamiento de un enorme campamento militar de 20.000 soldados que volvía de las guerras en Marruecos, concretamente en la ciudad de Tetuán. Por ello, el nombre de Tetuán está relacionado con la ciudad del mismo nombre que se encuentra en tierras marroquíes. En el Tetuán madrileño acampó el ejército victorioso de la guerra, asentamiento que en un principio iba a ser temporal, con la intención de entrar en la capital de forma triunfante. Pero esto nunca sucedió de tal manera, ya que, debido a la instalación de comerciantes, el territorio se fue asentando cada vez más. Por aquel entonces, se llamó barrio de Tetuán de las Victorias. Se pasó del lodazal en los días de lluvia en 1920, a su empedrado y adecentamiento. Antes de 1930, ya se había instalado el alcantarillado, las bocas de riego, el suministro de agua, gas a baja presión, electricidad y una línea telefónica en 1932, convirtiendo al barrio en uno más de los que conformaban el municipio madrileño. En 1931 fue inaugurado el cine Tetuán, el cual cerró en 1987, su demolición dio lugar a edificios de viviendas.
Fotografía encontrada en la Agrupación Socialista de Tetuán / Andrea Lavín
Tetuán comenzaría a ser tenida en cuenta tras la Guerra Civil con el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid debido a su estado de destrucción, convirtiendo el Paseo de la Castellana en eje de unión con el centro y sus alrededores. De nuevo, olvidada su gente aún dependiente del barrio de Chamberí, con vistas a nuevas viviendas para una clase media. Años después, esta zona se fue desarrollando, ya con el nombre de Tetuán. Las nuevas viviendas construidas en 1954 en La Ventilla tenían, por tanto, una tipología rural de vivienda unifamiliar, de una o dos plantas y pequeño jardín trasero, adosadas y alineadas en calles que confluían en una plaza con soportales. Los edificios que conformaban la plaza tenían tres plantas, disponiéndose en la baja los locales comerciales y locales de servicios administrativos, imitando a la plaza de cualquier pueblo castellano.
Este barrio se derribó en 2004, dando paso a nuevas construcciones adosadas que guardan cierta similitud con las antiguas, si bien nada tienen que ver los destinatarios y sus condiciones socioeconómicas. En los años 60 el aspecto del barrio de Tetuán, desde Cuatro Caminos a La Ventilla, era prácticamente igual que antes del inicio de la Guerra Civil. El porcentaje de viviendas edificadas desde ese periodo era apenas de un 25% del total de construcciones, lo que significa que en el conjunto del barrio dominaba la construcción del periodo suburbial, cuando todavía no regía norma urbanística alguna y las viviendas surgían de forma anárquica. Finalmente, en los 70, será cuando se elabore un plan de remodelación del distrito, con el objetivo de crear un nuevo barrio desde cero. Siendo para ello necesario destruir gran parte del patrimonio arquitectónico de la zona, alojando a toda aquella población en casas prefabricadas de chapa.
Nuevo barrio, mismas condiciones de vida. En 1982, El Plan General de Madrid (Plan de Remodelación) propuso para el distrito de Tetuán una actuación bien distinta: actuar en la rehabilitación y remodelación del patrimonio arquitectónico, pero preservando su trama física. De acuerdo con este objetivo se acometieron obras de apertura de nuevas vías y la modificación del trazado de otras con el propósito de conectar zonas próximas y de crear una red viaria, necesaria dentro de la trama existente, pero sin que su estructura sufriera alteraciones graves. En este contexto se realizó la construcción del Polideportivo “Triángulo de Oro” y de la Plaza de la Remonta y las viviendas que la rodean, en el solar del antiguo cuartel de caballería del mismo nombre. Tetuán fue evolucionando y transformándose hasta convertirse en un distrito céntrico, plenamente integrado a la ciudad, multicultural, vanguardista y dotado, en un principio, de las infraestructuras necesarias para el disfrute de sus vecinos.
Presente: una realidad multifacética
A día de hoy, el distrito de Tetuán es el hogar de más de 159.000 habitantes que pueblan sus seis barrios: Bellas Vistas, Cuatro Caminos, Castillejos, Almenara, Valdeacederas y Berruguete. Los datos muestran que el distrito tiene características en común con otros barrios trabajadores de la zona: una población estable pero que se estanca lentamente, en el que la edad media aumenta año tras año. Valdeacederas y Berruguete engloban casi un tercio de la población de este distrito, dos barrios en los que se respira la esencia de lo que fue, es y será. Tetuán es, principalmente, un distrito dual. La calle Bravo Murillo actúa como una fractura entre las zonas de Cuatro Caminos y Castillejos, donde la renta media es mayor, y los cuatro
barrios que muestran niveles más altos de exclusión social. Casi un 75% de los encuestados dentro del distrito opina que existe una desigualdad alta o muy alta entre los distintos barrios que conforman el distrito. Basta con pasearse por sus calles, sus plazas y avenidas. Pese a que las encuestas reflejan una satisfacción general del vecindario de Tetuán con el estado de sus alrededores, existen amplias quejas entre sus habitantes, y la mayoría centran su atención en el principal e indiscutible problema actual del barrio: las infraestructuras.
Recorriendo el eje central del barrio, la cosmopolita Bravo Murillo, podemos observar las dos vertientes de Tetuán. Nos centramos en su costado occidental: recorriendo calles como la del Cactus, Algodonales, Naranjo y Azucenas. Calles con personalidad, con antigüedad y con un paso de los años evidente. Sin embargo, y aún con todo esto, el estado de las aceras y del mobiliario público es “preocupante”, según afirman vecinos del barrio. Conforme uno se acerca a la Plaza de la Remonta, una de las más emblemáticas de Tetuán y una de las plazas porticadas con más superficie de Madrid, el problema se hace evidente. Grietas en las aceras, levantamientos en el asfalto, tramos del pavimento destrozados. La gente que ocupa la plaza un miércoles por la tarde expresa frustración.
«Así llevan cuantos años, ¿Cuántos años llevan que la van a arreglar? ¿No iban a arreglar la Remonta porque caía el agua de los garajes? Si ya nos dieron hace 2 o 3 años un papel que lo firmamos, y todavía no han hecho nada», afirma Ramón, sentado en uno de los pocos bancos de los que dispone la plaza. Y no está solo: la mitad de los encuestados reportan quejas que tienen que ver con el estado de las infraestructuras: falta de limpieza, escaso mantenimiento de los parques, ruido, mal estado de las calles. Otros vecinos de la zona también destacan el mismo problema, especialmente en relación al Centro Municipal de Mayores ubicado en la propia plaza. A unos escasos 400 metros, en la Plaza Pinos Alta-Manuel Marchamalo, una vecina se hace eco del pésimo estado de las aceras. «Lo más negativo [del barrio] son las calles. Están algunas calles destrozadas, mucha gente se ha caído. Sobre todo en La Remonta, donde está el centro de mayores, es horrible. Y si te vas por aquí lo mismo, hay levantamientos por todos lados.» La falta de suelo, la creciente inversión urbanística y el retraso en las tareas de mantenimiento por parte del Ayuntamiento no asisten en la solución de este problema. Próximo al Paseo de la Dirección, que bordea uno de los principales pulmones verdes del distrito como es el Parque Agustín Rodríguez Sahagún, se divisan grandes zonas de infraviviendas, casitas de una sola altura, y edificaciones con varias decenas de años de antigüedad. La calle Miosotis, que parte en la Plaza de La Remonta y culmina en este parque rodeado de descampados y solares aún abandonados, es una perfecta síntesis del estado del distrito: llena de carácter pero visiblemente golpeada por el paso de los años.
Un barrio de contrastes
Si volvemos a Bravo Murillo, esa arteria urbana de Tetuán, el estado de las calles mejora. Sin embargo, un aspecto que salta a la vista es las luces de neón, las llamativas fachadas y los brillantes colores de la docena de casas de apuestas que pueblan el tramo de la calle desde su intersección con Sor Ángela de la Cruz hasta su final en Plaza de Castilla. En los últimos tres años, la presencia de este tipo de establecimientos dentro de los límites del distrito ha aumentado en un 106%, siendo especialmente llamativo en Bravo Murillo, que prácticamente engloba una cuarta parte del total. Tetuán es el tercer distrito más afectado por la presencia de estos locales, tan solo por detrás de Carabanchel y Puente de Vallecas. Hace dos años, más de un millar de personas recorrieron las calles del barrio protestando el incremento de la presencia de este tipo de locales, que bajo el reglamento de la Comunidad de Madrid no están obligados a guardar ningún tipo de distancia entre ellos ni se limita su número de forma alguna. Tetuán fue, y continúa siendo, un distrito involucrado en su propia organización. En 2019, un quinto de los encuestados afirmaron haber participado en una consulta municipal que atendiese a problemas relacionados con el estado del barrio.
Antes un fuero de la izquierda tradicional, poco a poco se ha transformado electoralmente, compaginando ambas realidades del barrio. Se trata de una zona muy atada a la historia socialista de Madrid. En la calle Azucenas aún se mantiene en pie, más de un siglo después, el lugar de reunión de los socialistas del barrio, creado por Pablo Iglesias Posse, años después de la fundación del PSOE en 1879. «Tetuán tiene una identidad muy marcada, y aún
así es muy diverso. Yo creo que eso es lo que lo define: heterogéneo, abierto y acogedor», afirma Alex Beltrán. El secretario general del PSOE del distrito de Tetuán atiende a Variación XXI en una entrevista, rodeado de fotografías en blanco y negro del Madrid de antaño. Beltrán también coincide, como algunos otros vecinos, en esa existencia de una división entre los distritos. «Tan solo hace falta ver la calle y las dotaciones, siendo un poco más poblada esta zona [occidental] del distrito, hay una diferencia abismal. […] La separación entre los barrios de un eje de Bravo Murillo al otro es clara.» Y es que tanto el complejo financiero de AZCA como las calles colindantes a la estación de metro de Tetuán pertenecen al mismo distrito, azotado por la desigualdad, con el eje de la línea 1 recorriendo el corazón del barrio como si se tratase de una frontera y con las Cuatro Torres observando desde la altura.
El contraste y choque de realidades entre los barrios que conforman el distrito es algo presente en los debates y análisis en torno al mismo. Un aspecto que no se suele destacar tanto, sin embargo, es el creciente aumento en la edad media de los habitantes del distrito. Pese a que se trata de una zona que cada vez atrae a más jóvenes por su proximidad al centro, su buena comunicación, y sus precios relativamente bajos comparados con zonas cercanas, los datos confirman que Tetuán cuenta con el doble de personas mayores de 65 que menores de 15 años. Casi un tercio de estos habitantes por encima de los 65 años sufre problemas de dependencia. Este es un problema que se agrava teniendo en cuenta la brecha de género, ya que el distrito cuenta con 6.680 mujeres ancianas viviendo solas, tres veces más que los hombres en la misma franja de edad.
El presente del barrio de Tetuán está inequívocamente ligado a su origen y a su historia. Al fin y al cabo, es un distrito nombrado en honor a una ciudad del extranjero, que hoy en día conforma el quinto distrito de Madrid con más población inmigrante. De hecho, tras el último censo, la población no autóctona ya supera a la nacida en el distrito: un 29,5% ha nacido en otro país y el 26% viene de otra comunidad autónoma. Esta multiculturalidad está presente en los comercios de Tetuán, en su variada gastronomía y en sus locales de índole internacional. Un factor demográfico que se suele relacionar más con Tetuán: su heterogeneidad, su ambiente vibrante y su atmósfera recibidora.
A principios de verano de 2021 el distrito contaba con 11.830 locales con licencia, según fuentes de la Junta Municipal del Distrito de Tetuán. Un número que descendió como consecuencia de la pandemia, cayendo en medio millar tan solo en el primer semestre de este año. Pero existe cierta identidad de los negocios, característicamente familiares e históricos, que conforman el distrito: muchos regentados por locales, y otros por residentes de Madrid que deciden abrir sus negocios en esta zona, negocios que tienen historias tan particulares y diferentes como unidas por su localización. Desde Variación XXI hemos recorrido los locales y comercios de la Plaza de la Remonta, antiguo cuartel de caballería que desde hace aproximadamente 35 años acoge a la mayoría de comercios de hostelería que podemos encontrar hoy en día.
En nuestra visita, hablamos con Juan, el gerente del Restaurante La Remonta: «Este local lo estuvieron regentando unos familiares nuestros y luego nos quedamos nosotros con él, unos hermanos míos y yo, desde hace unos 25 años. […] Pero este local tiene más, esta casa, este edificio, llevan 40 años hechos. Se construyó cuando cerraron el cuartel de caballería La Remonta, por esto la plaza se llama así.» Las preocupaciones de los hosteleros respecto al barrio siguen rondando entre las quejas sobre el estado de La Remonta, y sobre la limpieza de las calles: «La higiene de los contenedores. […] En esta zona estamos tiendas latinas y fruterías, esto quiere decir que en dos días estos contenedores están llenos. Al no retirarlo, la gente comienza a tirar la basura fuera y comienza el desorden. Esto, ante tiendas como la mía que es de alimentación, no está bien visto», protesta la dueña de una tienda de alimentación en la calle Müller. La Remonta es uno de los principales enclaves mercantiles de Valdeacederas, situada paralelamente a la calle Bravo Murillo, la vértebra comercial del Distrito de Tetuán, en la que se concentran 930 locales comerciales censados, alrededor de un 10% del total de los censados en el Distrito de Tetuán. La gran mayoría de estos son tiendas de comercio al por menor (559), seguido por servicios de comidas y bebidas (108) y peluquerías y estéticas (37).
Habiendo recorrido el pasado y el presente del distrito, el futuro es una incógnita. Todas estas realidades conforman la realidad máxima del distrito de Tetuán: una zona rodeada de contrastes y con unas condiciones que preocupan a sus habitantes. Un territorio complejo de analizar y con unas características únicas, entre las que sobresale una historia que comienza hace más de siglo y medio y que continúa escribiendo su relato a día de hoy. Los próximos años determinarán cómo evoluciona el estado de unas infraestructuras que han visto el paso del tiempo y la dejadez por parte de sus gobernantes, una evolución muy presente en la mente de los tetuaneros y tetuaneras que ven con incertidumbre su identidad, bienestar y calidad de vida en los más de cinco kilómetros cuadrados que abarca ese territorio tan complejo de definir cómo es el antiguo y actual Tetuán de las Victorias.
Una exposicion muy bien documentada que nos hace ver una vez mas las distintas caras de Madrid.
Enhorabuena Andrea y compañero, bonito e interesante reportaje.