Lecturas como garantes de la imaginación
-
El hábito de leer favorece la comprensión de la información
-
Un equilibrio en el uso de la tecnología
Hubo un tiempo en que un libro podía abrir una puerta al conocimiento dejando atrás el aprendizaje meramente a través de la palabra, permitiendo así que perdurase entre generaciones; hubo una época en la que un libro podía ser objeto de discordia ante la férrea censura. Hasta el avance irrefrenable de la tecnología un libro también era, para los impresores y las editoriales, uno de los negocios más prósperos; y aun hoy, aunque sin más desarrollo que las ideas que lleva dentro, es uno de los artículos imprescindibles en casas y escuelas. El imperecedero amigo del ser humano que permite a mayores y pequeños viajar sin salir de casa; sentir mediante la lectura.
Sin embargo, cada vez es más frecuente observar a jóvenes enganchados a los móviles ya las redes sociales que contienen, descuidando hábitos de consumo saludables como establecer un contacto asiduo junto a novelas u otros géneros. La prueba más evidente se refleja en pre-adolescentes y adolescentes, pero es desde edades más tempranas cuando se comienzan a forjar las rutinas ya decantarse por unos pasatiempos u otros. Por tanto, es en la niñez cuando hay que esforzarse para que los hijos o alumnos puedan descubrir y experimentar con lecturas y dibujos que les ayuden a desarrollar la imaginación. Una vez inmersos en ese mundo, la experiencia dice que no querrán salir de él.
Lo que habría que cuantificar aquí es cómo y cuánto la lectura -preferiblemente en papel para estrechar el vínculo-, contribuir a que los humanos, durante la infancia, adquiramos ventajas reales y sanas que puedan ser útiles en nuestros desempeños inmediatos y futuros. Pues bien, no hay un método con el que medirlo en su totalidad porque además cada persona ostenta diferentes capacidades y habilidades, pero sí hay pautas y hechos contrastados que se repiten entre los niños que se han expuesto a la lectura.
La adquisición de empatía
El beneficio más importante, que a veces puede ser pasado por alto cuando se buscan recompensas directas, es el de potenciar el amor y crear una relación perenne con la lectura. Aunque pueda parecer inocuo, el factor emocional es una de las principales guías que se manejan en los impulsos y acciones humanas, y la compañía de un libro o la desconexión y alivio que puede provocar en la mente favorece la formación y el desarrollo de la inteligencia emocional y la empatía con respecto al entorno que rodea al individuo.
Una vez que el niño o la niña haya conseguido inmiscuirse en el mundo de las letras, las ventajas en su desarrollo y su formación, aunque algunas más intrínsecas o tácitas que otras, aflorarán y se vislumbrarán cuando llegue el momento. Una imprescindible que deriva directamente en el crecimiento y descubrimiento personal es el despertar de la imaginación, ya que se recrea situaciones en la mente de los sujetos que obtienen como resultado la sensación de ser parte de una historia; de buscar referencias e identificaciones en los personajes; de viajar sin salir de casa.
«La lectura estimula la inteligencia en todas sus ramificaciones»
Asimismo, como apunta la reconocida escritora de literatura infantil, Beatriz Osés, la lectura no sólo es garante de la imaginación, sino que también estimula la inteligencia en todas sus ramificaciones: la inteligencia emocional, profesional, humorística, etc. en todos los sentidos y en todos los ámbitos, va a ser siempre más agradable », además de que exuden al exterior y se originaron sentimientos positivos como la valentía, por encuentro enfrentado a problemas a través de los libros; o el de la aventura, por las peripecias en las que uno se ha adentrado.
Entonces, en este sentido, Osés advierte que una de las principales diferencias entre quien practica la lectura y quien no, es que, de cara al futuro, la persona que sí haya fortalecido y llenado de vivencias literarias su cerebro, será capaz de afrontar problemas que le permitirán abrirse puertas en el ámbito laboral , como solventar momentos adversos tales como una entrevista de trabajo o demás situaciones en las que el desparpajo y la soltura decidan la idoneidad de un candidato. Así que aunque parezca lejano, las costumbres de hoy en los hijos, sus modos de vida, tienen repercusiones directas en el futuro. «Los Reyes Magos tienen que ser astutos y regalar libros», sentencia Osés.
Los padres, por tanto, manejan un rol esencial, sobre todo en etapas tempranas donde sus descendientes no han adquirido aún la posibilidad de realizar solicitudes de lectura u otros factores de ocio por sí mismos. Las contingencias surgen cuando los adultos no han recibido una cultura pro-lectura o no tienen arraigada en su rutina, bien sea por falta de tiempo o por preferencias de otros estilo. Si no se predica con el ejemplo y no se reserva un tiempo compartido y diario para leer, se antoja improbable que, a medida que el hijo o la hija crezca, pida libros en contraposición a recursos electrónicos a los que posiblemente ha sido expuesto o expuesta.
La situación más conveniente es la inversa. Es importante matizar que aparte de mirar por el bien y el desarrollo intelectual del crío, los progenitores también van a recoger sus frutos en forma de recompensa cuando noten que, tras una pauta continuada en el hábito, la relación paterno / materno-filial ha sido reforzada, creando un vínculo constante y cercano en torno a la propia lectura. Además, Osés señala que con esto se compensa el otro lado de la balanza: la parte tecnológica. Si bien esto es recomendable si se dosifica, no deja de ser sólo complementaria y en ningún caso sustituye al juego presencial con amigos en el parque para socializar la propia lectura.
Las pantallas disminuyen la concentración
Incurriendo en los dispositivos electrónicos que ahora presentan, más que un auge, la instalación definitiva de una práctica en la sociedad que parece haber llegado a un punto de no retorno y de avance progresivo, los libros en papel y todo lo que hay detrás de ellos se han visto resentidos. Cada vez es más habitual observar como en los vagones de metro un porcentaje considerable de los que todavía recurren a la lectura, lo hacen mediante formato e-book con el e-reader o con el propio móvil. Sin embargo, está demostrado que los niveles de atención y concentración disminuyen porque en ocasiones ni siquiera se realiza una lectura lineal, sino diagonal saltándose palabras. Con lo cual, cuando se requiere leer en papel, el mero hecho de mantener el interés y comprender el significado de lo que se está visionando resulta arduo para el lector.
En el caso de Osés, madre de una niña de nueve años, asevera que ha constatado como, el uso de las pantallas, acarrea conductas perniciosas y perjuicios en los más pequeños que, por el contrario, no se hallan cuando se ofrecen albergan un libro entre sus manos. «Cuando mi hija tenía tres años, comprobé que era una especie de drogadicta de la tablet; cuando se la quitabas se exacerbaba y se ponía de manera agresiva. Eso no lo he visto con un libro ». Además, destaca que, de acuerdo con estudios especializados, la exposición frente a pantallas antes de dormir, produce alteraciones del sueño impidiendo una correcta conciliación. Por eso, uno de los mejores momentos para leer y que los padres narren cuentos es a la hora de acostarse, ya que facilita y propicia el descanso del menor.
El rol del profesorado
Una vez aducida la responsabilidad existente en el núcleo de la familia, queda por esclarecer la que se requiere del segundo pilar de socialización y educación: la escuela. El principal contacto con los libros, su promoción y la puesta en escena estriba en los colegios y posteriormente también en institutos. Los métodos que se empleen y el tiempo que se destine a la lectura se ligará a las motivaciones que guíen al alumnado a hacer unas cosas u otras. Para que adquieran las competencias favorables, tales como un vocabulario variado, una ortografía precisa o una creatividad rica, y que además disfruten de la lectura, es necesaria la implicación del profesorado.
No obstante, hay trabas y un camino pedregoso que son óbice para que las clases de lectura en voz alta , que en antaño se daba por descontado, actualmente se vean reducidas prácticamente a las veces que los niños van dando el temario de los libros de texto . En este sentido, Osés, nacida en 1972, y que también ha trabajado como profesora de lengua y literatura, achaca que es insuficiente y lamenta que el sistema educativo haya sufrido una involución con respecto a la época en la que ella estudiaba: «Antes había cuatro horas de lengua y otras tantas de literatura a la semana, y en las de literatura sólo leíamos y leíamos en voz alta ».
A este problema se le suma la ambición de muchos centros que encaran y miran hacia el bilingüismo. «No sabemos ni hablar ni escribir bien en castellano e intentamos ser bilingües», manifiesta Osés al equipo de Variación XXI, «la diferencia más palpable con respecto a mi hija es que yo leía mucho más y mejor que ella a su edad, y eso es un patrón extendido; ahora los niños no saben entonar ni recitar ». Debido a las modificaciones de los planes de enseñanza, relata que junto a su marido, que es maestro, han tenido que dedicar mucho tiempo y esfuerzo en ayudar a su hija con la lectura, dado que en el colegio ha sido aleccionada de forma ligeramente somera.
«Lo bonito es leer por leer, porque te guste la historia»
Por otra parte, en cursos ya más avanzados en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), si bien las novelas que se difunden son clásicos contrastados que pueden coadyuvar a que la clase pase un rato distendido y provechoso, se vuelve al mismo asunto desalentador, y es que, en lugar de aprovechar el espacio en el aula para compartir la lectura y que el tutor pueda guiar a los alumnos por los inmensos océanos de enfrentarse a sus primeras lecturas «serias», se opta -debido a las exigencias del temario ya las limitaciones temporales-, por mandar este ejercicio como tarea obligatoria para casa , frustrando el intento de que, en la mayoría de los casos, se interesen y / o comprendan el libro. Como guinda final, el alumnado deberá realizar un examen sobre lo leído que no hace sino que parezca una obligación, lo que Osés califica como «desastre» y opina:
En consonancia con lo anterior, ya no sólo se ven afectadas las capacidades cognitivas o las actividades cerebrales -que están demostradas que se resienten y experimentan dificultades sin la lectura-; la atención, la imaginación, la estructuración de ideas o el rendimiento escolar inmediato, sino que según expresa Osés, «si no se fomenta la lectura desde abajo, luego los maestros que impartirán clase en el futuro, serán maestros que tampoco habrán leído», lo que provocaría que se entrara en una espiral perjudicial de estulticia gradual y falta de valores y conocimientos.
Al margen ya de la escuela y la familia, ¿existen otras vías en las que se pueden acceder a información, a consultar referencias y aficionarse por los libros en etapas de entre los cinco y los 10 años? La respuesta está en Internet. Pero se estaría entrando otra vez en la necesidad de explorar las redes y está demostrado que el contenido audiovisual y la moda de los hipervínculos tienen un cariz adictivo. Entonces, aunque en declive, se podría recurrir a la prensa de cualquier ámbito periodístico. Sin embargo, Osés recoge que la literatura infantil y juvenil está invisibilizada en este sector, lo que impide darse a conocer si no eres un fenómeno de masas.
Con una mirada sincera y risueña, Osés, tras muchos años consolidada, por fin dice poder considerado escritora . Y aunque su público objetivo son los pequeños, cree fervientemente que hay libros como El Principito que no tienen edad, y que en función de ésta y del recorrido vital como lector lo ves con una perspectiva u otra. Ella, que pese a que es reacia a recomendar los cuentos populares en los que todo se reduce a héroes y villanos , confiesa que ayudan a enfrentarse a problemas en la vida y, con un toque de humor, su seña característica en sus obras, aboga porque se visibilicen temas como la muerte, el suicidio, las diferentes orientaciones sexuales o creencias en todas las edades.«Para crear personas tolerantes debemos emitir mensajes abiertos y coherentes».
Este artículo te invita a reflexionar sobre cómo este tipo de literatura nos ayuda a desarrollar la imaginación y la creatividad. Es muy necesario la existencia de este tipo de periodismo ya que pone el foto en ideas trascendentales como es la literatura y la juventud.