El maltrato invisible: Negacionismo en la Universidad
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En 2019 la UCM decidión instaurar un dispositivo de atención psicológica para ayudar a las víctimas.
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Más de 2.700 deuncias en España por violencia machista en 2020 fueron a hombres de entre 18 y 25 años.
La violencia machista no es un tema nuevo. La desigualdad de género y las agresiones en que desemboca son algo que lleva dándose desde hace siglos. A día de hoy, la mayoría de nosotros somos conscientes de que esta violencia es real pero sigue quedando un segmento social que niega su existencia . Gran parte de este sector son varones jóvenes que aún cursan los estudios univeristarios. En esta ocasión hemos recurrido tanto a expertos como víctimas y testigos de la violencia de género, e incluso a los propios negacionistas, para poder entender las causas y posibles soluciones al problema.
Desde la instauración de la democracia en 1975, la lucha contra la desinformación respecto a la violencia machista ha visto un gran avance, gracias al activismo social, la participación política y el debate científico que han llevado a cabo asociaciones, medios de comunicación y los propios individuos.
Las cifras obtenidas en una encuesta realizada por este quipo muestran que existe una gran desinformación e inseguridad por parte de la juventud en torno al concepto de “violencia de género”. A pesar de que el 50% de los encuestados (de entre 18 y 26 años) Afirma conocer una víctima de violencia de género, y el 40% admite haberla sufrido, sólo el 25% se muestra de acuerdo con la definición del Gobierno, y cerca de un 20% no está seguro de si lo que han presenciado se podría clasificar como “violencia machista”.
Entrevista a Isabel Tajahuerce: ¿Cómo se vive el negacionismo en las universidades?
Hemos tenido la oportunidad de hablar con Isabel Tajahuerce, delegada del rector para la Igualdad en la Universidad Complutense y cuyo departamento pertenece a la facultad de Ciencias de la Información. Hace dos años la universidad instaló, debido a un caso de agresión sexual, un dispositivo de atención psicológica para ayudar a las víctimas. Isabel nos explica que son numerosas las personas que han atendido desde entonces, y admite que el negacionismo sigue estando muy presente entre los jóvenes.
A pesar de que el sexismo se da más entre casos de profesorado, las situaciones de acoso sexual surgen sobre todo entre los grupos de edad más jóvenes, en gran parte a través de las redes sociales. El ciberacoso es uno de los problemas más frecuentes entre los universitarios, ya que fomenta actitudes controladoras y sexuales que están gravemente normalizadas.
Isabel afirma que existe una concepción del amor romántico increíblemente tóxica por parte de las nuevas generaciones, el típico “si tú me lo das todo” donde se confunden el control y el chantaje emocional con amor y causas, explica, son en gran parte el consumo de porno y el uso inapropiado de las redes sociales.
Una de las situaciones más comunes de negacionismo es cuando la agresión se da dentro de la propia pareja. La experta afirma que, casi todos los casos de violencia de género dentro de una pareja incluían también agresiones sexuales, pero sin embargo en gran parte de las ocasiones las víctimas no lo definido como tal o les cuesta considerarlo violencia como tal.
Opina que otra de las causas de este problema es la concepción errónea que existe de la masculinidad , un concepto que viene exaltado desde hace generaciones sin que nos demos cuenta. Pone como ejemplo aquellos programas de “Martes y 13” donde frases como “mi marido me pega” iban seguidas de una risa del público.
Los medios de comunicación también juegan un rol muy importante en el problema. La difusión de bulos y “fake news” sobre casos de “falsas denuncias” ha perjudicado mucho a la idea que poseen los jóvenes sobre la violencia machista. Sin embargo, en el 2020 la fiscalía presentó un estudio que demostraba que el número de denuncias falsas que se dieron durante ese año fue nulo.
Tajahuerce considera que el hecho de que el negacionismo siga tan presente en la sociedad actual tiene mucho que ver; por una parte, con los intereses ideológicos de una rama política, el cual hace propaganda constante de una visión machista; y por otra con la falta de formación que se da en los centros educativos.
Cuando preguntamos qué solución propone al problema asegura que lo principal es educar a las nuevas generaciones desde una edad temprana, implantando asignaturas en los colegios que expliquen lo que es el feminismo y continuando con el aprendizaje también en la universidad. Desde hace ya varios años ella dirige el máster propio Violencia de: prevención e intervención desde diversos ámbitos profesionales, donde por desgracia la mayoría de los asistentes suelen ser mujeres.
La delegada considera que hemos avanzado mucho desde los inicios del feminismo, con reformas legales como la instauración de la Ley de Igualdad en 2007, y que existe un colectivo juvenil muy comprometido con la causa, pero todavía hay una gran parte de la población que ve la violencia sexual como un mal menor o una exageración.
¿Cómo viven la violencia de género las organizaciones de ayuda?
Las víctimas de violencia de género no están solas. Desde hace años son cada vez más las instituciones y asociaciones que se dedican a prestarles apoyo psicológico, médico, social o económico. Incluso desde hace algo más de un año existe en España la primera Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, creada por el Ministerio de Igualdad.
Las cifras presentadas por el Ministerio de Igualdad hablan por sí solas, desde el 1 de enero de este año en España 37 mujeres han sido víctimas mortales de esta lacra social, a las que se han sumado 5 menores. Se han realizado 65.242 llamadas al 016 (teléfono habilitado para las víctimas), se han presentado 75.722 denuncias y emitido 17.680 órdenes de protección. ¿Qué es entonces lo que se niega de una manera tan sólida?
Hemos hablado con algunas asociaciones nacionales y regionales, que trabajan duramente día a día para paliar los catastróficos efectos de la violencia de género. Gregorio Gómez, cofundador y secretario de la Asociación Alma de Badajoz; Yolanda Diz, responsable del Área de Igualdad y Bienestar Social de la Fundación Matrix , y Ana Saavedra, fundadora y presidenta de la Asociación Mirabal de Betanzos (A Coruña) nos explican su punto de vista como profesionales.
Ana Saavedra, fundadora y presidenta de la Asociación Mirabal de Betanzos (A Coruña) Los tres profesionales coinciden en que la violencia de género es silenciosa, comienza casi siempre por un maltrato psicológico del que es difícil percatarse, hasta llegar al extremo físico. Con respecto a esto, Ana Saavedra nos cuenta que << El círculo del maltrato empieza en la mayoría de los casos por esa parte psicológica, emocional y después llega el maltrato físico. Pero el daño ya está hecho; porque cuando te dan un golpe, te lo dan, denuncias, te ponen una órden de alejamiento y se toman todas las medidas cautelares. Pero muchas veces ellas, aunque se dan cuenta con el maltrato físico, ya están rotas psicológicamente.Te hacen sentir que no vales para nada, que no eres nadie sin tu maltratador. Además, el maltrato psicológico es mucho más difícil de demostrar en un juzgado. “Ojalá me pegara” . Es durísimo escuchar eso >> dice la presidenta de Mirabal.
Lo que más preocupa actualmente es que lejos de rechazar esta violencia psicológica, las nuevas generaciones, pese a toda la información que tienen, la consienten más que nunca. Yolanda Diz culpa a las redes sociales de esto por perpetuar los estereotipos de género, contribuir a la propagación de bulos y demás formas de violencia de género psicológica. Teoría que respalda Gregorio Gómez, que desde su experiencia piensa quelos padres y madres muchas veces dejan de lado la educación en casa y como consecuencia los críos se dejan influenciar por todo lo que les llega, especialmente a través de Internet. No obstante, no considera que este sea el único factor que contribuye a la perpetuación de la violencia machista, también le da una gran importancia a las personas trabajan en los planes de igualdad de nuestro país, achacando que gran parte de estos no tiene ninguna formación específica en la materia.
Los expertos concuerdan en que el negacionismo de la violencia de género, así como su incremento en las nuevas generaciones, es cada vez más preocupante ya que no tiene ningún sentido viviendo en plena era de la información. Lo que menos se esperaba era que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación consiguiesen el efecto contrario en cuanto a la violencia de género. Pero lo ven “lógico” dada la radicalización de la política actual y el avance de los discursos de odio extremistas a nivel mundial.
El pensamiento de los jóvenes: opiniones dispares
Hoy en día es habitual la presencia de diversas campañas, planes y medidas orientadas a combatir la violencia de género a través de la concienciación social. El rechazo hacia el maltrato y los delitos contra la mujer es más que notorio en nuestra vida cotidiana, ya que, cada vez más jóvenes son plenamente conscientes de la existencia de un problema que, lamentablemente, sigue costando la vida de muchas mujeres año tras año . Mediante la educación y el activismo social se pretende que las nuevas generaciones sean capaces de acabar con este germen, avanzar en el pensamiento y derribar costumbres y estereotipos que han convivido entre nosotros durante mucho tiempo.
Sin embargo, no todos los jóvenes comparten la misma opinión y difieren en las formas de combatir el problema. En esta ocasión, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a un joven varón de 23 años (que desea preservar su identidad, por lo que no mostraremos su rostro), cuyo punto de vista puede resultar contrario a la corriente general.
El negacionismo desde dentro: vivir la situación en tu propia casa
Los testimonios reales de aquellas personas que, de una forma u otra, han sufrido violencia de género son fundamentales. Se trata de personas que han podido ver el problema de primera mano, en un entorno donde por supuesto se negaba que existiera una agresión o maltrato de cualquier tipo. Acercarnos a la realidad de las víctimas nos permite conocer su historia de una más íntima y personal, pero de manera sobre todo sirve pararnos de que no se trata de casos aislados, sino de una realidad que, por desgracia, está en aumento constante. Para este reportaje hemos contado con el testimonio de dos personas que ofrecen puntos de vista completamente diferentes.
En primer lugar, hablamos con un varón que ha sido víctima indirecta de la violencia de género. Ha pasado gran parte de su vida bajo el mismo techo que el maltratador de su madre, soportando diariamente la violencia física y psicológica que se ejercía sobre ella sin poder evitarlo. Cuenta que la tensión que se vivía en su casa era insostenible, por lo que tanto él como sus hermanos intentaban pasar el máximo tiempo posible fuera. Cree que el miedo, el intentar proporcionarle seguridad a sus hijos y lo que pensase la gente fueron los factores principales que llevaron a su madre a soportar una situación tan extrema y a mantenerlo en silencio. Nuestro entrevistado no entiende que todavía existan personas que se tapen los ojos ante una realidad evidente, sólo desea que aquellos que niegan la existencia de violencia de género no la tengan en casa.
Por otra parte, contamos con el testimonio de una víctima directa de la violencia de género. Se trata de una mujer que estuvo durante años en una relación intermitente con quien en ese momento era su pareja. Tras mucho tiempo viviendo una situación insostenible, comenzó a darse cuenta de que ciertas actitudes no eran normales: celos compulsivos que acabaron convirtiéndose en obsesión, vejaciones tanto en privado como en público, violencia psicológica y violencia física. Cuando se armó de valor para cortar la relación, sufrió acoso continuado por parte de su maltratador; invadía su espacio personal y no podía salir a la calle tranquilamente, ya que se constantemente vigilada. No dudó ni un segundo en pedir ayuda psicológica. A día de hoy sigue acudiendo a terapia, algo que considera una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida. Tiene un mensaje para aquellas mujeres que han sufrido o han sufrido violencia de género: “que no se callen, que cuenten su historia, y se refugien en sus seres queridos. Actualmente en España contamos con un sistema judicial eficaz en muchos casos, pero es lento. Es difícil sacar el valor para plantarle cara a tu maltratador, y por desgracia no siempre acaba como desearíamos. Y por nosotras, por todas las que ya no están, ayudémonos siempre entre nosotras, pase lo que pase, estamos unidas en nuestra lucha por lograr la igualdad entre hombres y mujeres y para acabar con esta lacra social llamada violencia de género ”.
¿Cuál es la solución al problema?
El Consejo General de Enfermería español destaca que existen principalmente dos campos en el abordaje de la Violencia de Género: el educativo y el sanitario. La educación no solo se imparte en los colegios y universidades, sino que también es importante concienciar a los niños desde pequeños en casa, dejando de tratarlo como un tema tabú e incitádoles a buscar ayuda si saben que un familiar o amigo está sufriendo violencia de género . En el ámbito médico también se están desarrollando programas formativos encaminados a potenciar las habilidades de las enfermeras en detectar, informar y evaluar los malos tratos.
Que la violencia de género existe es innegable, y el hecho de que una parte importante de la población joven lo niegue no es más que un problema añadido a la situación principal. La falta de formación, la manipulación mediática y algunas campañas políticas son las causas principales de esta situación que, como ya nos ha quedado claro, sólo nosotros podemos cambiar.