Intrusismo laboral: ¿un delito consentido?
«Es peligroso que los ciudadanos no sepan bien ver qué es y qué no es periodismo más que el propio periodismo ciudadano».
Los periodistas responden ante la dura situación a la que se enfrentan
El intrusismo laboral es una realidad que siempre ha existido. Si bien, son muchas las profesiones pueden verse perjudicadas, algunas de ellas, como es el caso del periodismo cuentan con un mayor número de trabajadores que no poseen como tal el título de periodistas. La pregunta es, ¿están autorizadas para ejercer el profesión? ¿Hasta qué punto es esto justo? Cada profesión requiere una formación y preparación previa que avale su habilidad para ejercerla. En el caso del periodismo, es necesaria actualmente una formación universitaria de cuatro años para poder acreditar oficialmente que alguien es periodista. Pero en los medios de comunicación se dan situaciones en las que trabajan profesionales que no se han formado y que están supliendo el puesto de los que sí están graduados y preparados.
Ante esta situación, surge el debate entre si está más preparada una persona que ha estudiado para dedicarse a ello o si, por el contrario, una persona licenciada y especializada en ciertos temas puede intervenir y dar voz a estas cuestiones de manera pública y de una manera igual de válida. Por otra parte, son los propios medios de comunicación los que bajo su responsabilidad aceptan en su plantilla a profesionales que no están graduados.
Puesto que es una cuestión que está a la orden del día, y debido a la controversia de opiniones, algunos deciden recurrir a la vía judicial. El pasado 21 en Zaragoza, una juez, Concepción Gimeno García, emitió una sentencia en la que desestimaba la impugnación realizada por la Asociación de Periodistas de Aragón, después de que estos denunciaran el régimen de personal fijo de Community Manager en la Comarca de las Cinco Villas. La entidad profesional de periodistas, impugnó el proceso de creación de esta plaza, ya que en su convocatoria se exigía a los candidatos únicamente una titulación en Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio o Técnico en FP, Bachiller Superior, FP2 o equivalente. Según se explica en la sentencia, la jueza ha acudido al diccionario de la Real Academia Española para comprobar que en este se define al periodismo como «una actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico». La Asociación Periodistas de Aragón ha instado a las empresas, entidades e instituciones públicas a que apuesten por titulados en Periodismo para comunicar e informar desde el rigor y la honestidad.
Ejemplos como este hacen que nos planteemos cuál es la base legal que define, explica y establece una pena para este delito. Para ello contamos con la ayuda de Teresa Salas, abogada laboralista que ejerce en Málaga y cuenta con una larga trayectoria de casi treinta años como colegiada. En primer lugar, debemos tener claro que el intrusismo laboral es un delito que puede suponer multas y penas de prisión. Está recogido en el artículo 403 de nuestro Código Penal. En él, se pone énfasis en la cuestión relacionada con todos aquellos que realicen las funciones de una determinada profesión, digan o no pertenecer a ella, y no solo en quienes se anuncien como tal.
La ley en España entiende el intrusismo profesional como el que ejerce actos propios de una profesión sin contar con el adecuado título académico de acuerdo con la legislación vigente, tanto si ha sido expedido en el país como si se trata de un título extranjero reconocido en España. Las penas pueden ir de 6 a 24 meses, dependiendo del caso.
El intrusismo se puede analizar en las diferentes profesiones pero no en todas ellas tiene la misma gravedad o puede tener la misma repercusión. Recientemente se ha conocido el caso de un hombre en la Comunidad Valenciana que ha sido condenado por ejercer las labores propias de un podólogo sin contar con un título universitario ni la correspondiente licencia para desempeñar dicha profesión. Estos hechos, unidos a factores como que utilizaba instrumentos punzantes como bisturíes, han desembocado en una multa de más de 2000 euros. Esta cuestión nos plantea un nuevo interrogante, ¿es lo mismo el intrusismo laboral en el periodismo que en otras profesiones?
El intrusismo en el periodismo
La situación de desamparo profesional para los profesionales de la información es una realidad más que evidente. La libertad de prensa, la precariedad laboral y el intrusismo son el espejo de una profesión infravalorada por una sociedad, que incluso se cree capaz de suplir a los profesionales de la comunicación con el llamado periodismo ciudadano.
A pesar de contar con ciertas asociaciones y con la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), el periodismo no dispone de un colegio de periodistas que obligue a los profesionales a estar colegiados para así poder ejercer su cargo. Esto mismo, unido a la aparición de plataformas y de redes sociales especializadas en la creación de contenido proporcionan, además de una nueva vía de comunicación para los usuarios, otra gran problemática para los periodistas.
La capacidad de influencia de estos generadores de contenido y, desde hace un tiempo, vemos a cada vez más influencers cubriendo eventos culturales tanto en nuestro país como a nivel internacional. En el mismo lugar donde antes había comunicadores titulados. Las cadenas han apostado por estos nuevos rostros para puestos de redactores, reporteros y presentadores de televisión con la intención de expandir sus contenidos y aumentar las audiencias.
Esto es algo que se mira con recelo desde la profesión. Casos como el de Ibai Llanos, quien se hizo famoso por sus videos en directo a través de la plataforma Twitch, no hacen más que reafirmar esta teoría. Sin embargo, no somos conscientes del peligro que puede suponer que personas sin una titulación en comunicación se encarguen, directa o indirectamente de establecer la opinión pública.
El intrusismo en otras profesiones
A menudo podemos ver casos de intrusismo profesional en curanderos o terapeutas alternativos que se hacen pasar oficialmente por médicos. Aunque la profesión sanitaria presenta numerosos casos de intrusismo, también se da en otros sectores. Por eso, ante la duda, no debemos titubear a la hora de pedirle referencias al profesional e incluso de consultar a un abogado si lo creemos conveniente. Tenemos derecho a conocer si la persona que nos está atendiendo tiene la preparación necesaria ya que sus actos pueden tener unas consecuencias considerables sobre el paciente. Esta es una de las diferencias más notables respecto al intrusismo en la labor periodística. Aunque a priori pueda parecer evidente que las consecuencias de tener en plantilla a un sanitario sin titulación son mucho más dañinas que en el caso de la comunicación, debemos ser conscientes de que la publicación de informaciones falsas o no contrastadas puede suponer, dependiendo del caso, toda una catástrofe social.
¿Qué opinan los profesionales?
El intrusismo laboral ha puesto en jaque a los profesionales con formación, que se ven afectados por una problemática que no solo afecta al sector sino al futuro de la profesión periodística actual. Según Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), «la profesión periodística debería estar situada en el mismo nivel que la sanidad o la educación, ya que son imprescindibles en una democracia. Es la base de las libertades». Resulta extraño que en otras profesiones se exija la titulación correspondiente para ejercer y que el periodismo no goce de dicha regulación.
Según Vicente Clavero, periodista del diario Público y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, en los medios de comunicación trabajan más periodistas titulados que no titulados, siendo este último un grupo aislado que se concentra mayoritariamente en la elaboración de tribunas, columnas o, en el caso de la televisión, como participantes de tertulias. Para Clavero el verdadero problema lo encontramos en lo que se conoce como «periodismo ciudadano» y, por ende, la percepción de que cualquier persona puede transmitir una noticia con la misma veracidad que un periodista capacitado para ello. Remarca que «a nadie se le ocurre decir que hay una medicina ciudadana, una abogacía ciudadana o una arquitectura ciudadana».
Las redes sociales han provocado una situación de cambio para los comunicadores españoles. Mar Sierra, directora de RedShoes, concibe la comunicación como un mercado de oferta y demanda, donde los profesionales de la comunicación tienen que dignificar su trabajo para lidiar con el intrusismo laboral. El profesional debe demostrar su valía para comunicar ya que la meta de los medios de comunicación es hacer llegar los contenidos al mayor número de personas posibles, ya sea por medio de una persona con título o sin él.
Con el avance de la tecnología, los usuarios exigen inmediatez en la comunicación. Se exigen noticias de manera instantánea, priorizando esto frente a la calidad del contenido. En una sociedad donde prima lo visual, la ciudadanía tiene la necesidad de estar informada y enterarse de los acontecimientos con rapidez. Para el periodismo, esto impide la realización de un buen trabajo, una investigación exhaustiva y una información contrastada. Hay una especie de carrera entre los medios por ser los primeros en publicar algo y ser los que tienen más visitas en sus webs. Olvidando lo importante: una información de calidad.
Por su parte, María Cheda, periodista de Antena 3, afirma que para trabajar como periodistas sí se exige el título de periodismo pero no para ejercer la labor de colaborador u opinador. Considera que el hecho de que la carrera sea tan reciente ha supuesto que muchos periodistas consolidados de una cierta edad no hayan cursado los estudios. No considera peligroso el periodismo ciudadano, «todo el mundo tiene derecho a opinar e incluso a verter informaciones pero hay que saber diferenciar entre una sociedad formada y la que no, entre un periodista titulado que tiene una carrera preciosa y también un deber social. Esto es lo que debe primar hoy en día, el deber social de nuestra profesión». Para ella, se entiende que cuando alguien trabaja para un medio, aunque no sea periodista, debe regirse por cierto rigor. «Un periodista está para informar y no opinar, y un colaborador está para opinar y no informar», expone.
Carlos Padilla, presentador de El Taxi de Onda Madrid y tertuliano en el programa Cuatro al día declara que «El periodismo, por supuesto, requiere una titulación pero no tiene que ser, en mi opinión, una titulación de periodista». Aclara que se puede tener una carrera de historia y ser buen periodista o tener la carrera de periodista y ser un mal profesional. Dice no creer en la obligatoriedad de la carrera de periodismo, a pesar de estar cursándola actualmente. Ve peligroso que la sociedad considere periodismo al llamado periodismo ciudadano, ya que afirma que todo tiene una serie de códigos y reglamentos. «Es peligroso que los ciudadanos no sepan bien ver qué es y qué no es periodismo más que el propio periodismo ciudadano». Ve con buenos ojos que alguien sin carrera pueda opinar o estar en una tertulia, aunque comenta que quiere creer en la credibilidad de los colaboradores. Da importancia al papel del espectador, oyente o lector que tiene el papel de creer o no en lo que le llega.
Carmen Santaella trabaja como redactora de moda y belleza para la revista Hola. Esta granadina llegó a la capital para estudiar la carrera que siempre había soñado y es el claro ejemplo de cómo las redes sociales y el periodismo pueden convivir. Ella ha alcanzado su éxito mediante la aplicación Tik Tok, en la que cuenta con más de cien mil seguidores. Es consciente de que la labor de los influencers perjudica a los periodistas de moda: «Nos afecta mucho. Se han convertido en referentes de una cosa que no controlan. Que vistas bien no significa que sepas de moda, no tiene nada que ver, puedes tener muy buen gusto pero no pretendas ir de autoridad de la moda», afirma. También, considera que el consumo de contenido en redes sociales afecta económicamente: «La gente ha dejado de consumir revistas de moda y belleza porque están todo el día viendo en las redes sociales al influencer de turno».
El mundo está en constante evolución y con él el periodismo. Las nuevas tecnologías y la aparición de nuevas formas de comunicarnos pone en más riesgo que nunca a los profesionales de la información. El llamado periodismo ciudadano puede formar parte del problema, ya que cada vez son más las personas que, con el argumento de expresarse libremente y crear contenido, se introducen de manera peligrosa en un campo que no es el suyo. A pesar de que el intrusismo laboral afecta a todas las profesiones, no en todas tiene el mismo impacto ni las mismas consecuencias.
Cada vez hay más graduados en periodismo, que al terminar los estudios se encuentran con poca oferta laboral. A esa poca oferta se le añade la intrusión de aquellos que sin contar con la titulación, ocupan los pocos cargos que ofrece el sector.
Un gran reportaje, sin duda un problema a la orden del día, azotado por el auge, en ciertos casos, descontrolado de las redes sociales y el acceso global a la información. Desde mi punto de vista la carrera de periodismo no debe ser obligatoria para comunicar, ya que cualquier persona puede ser un buen comunicador; pero para informar sin duda es fundamental. Maravilloso artículo que hace reflexionar sobre esta apasionante profesión .
Me encanta el artículo por su contenido actual de una realidad que merece ser analizado y adaptado al mundo de hoy.
No todo es blanco o negro, y una flexibilidad con exigencias podrían ser los nuevos requisitos para un buen periodismo. Hoy hasta las recetas clásicas se ven re visitadas, lo mismo pasa y pasará por todo!!… una ventana abierta a la creatividad
Muy buen reportaje
Bravoo