El Mercado de San Miguel: joya turística de Madrid
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Con más de 100 años de historia, el Mercado de San Miguel destaca entre los mercados gastronómicos del país
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Sus puestos reciben más de 10 millones de visitantes al año de todas las nacionalidades
Puede que Madrid no tenga playa, pero la cantidad de oferta cultural que ofrece la convierte en uno de los destinos más aclamados del mundo. Aunque suene a tópico, es una ciudad que enamora a primera vista. Cabe decir que la población madrileña destaca por ser acogedora y por hacer sentir a todo aquel que la visita como si estuviera en casa. Son innumerables las actividades que los turistas, tanto nacionales como extranjeros, pueden disfrutar en la capital madrileña. Su gran patrimonio, junto a sus enclaves históricos, más su exquisita gastronomía, conquistan a cualquier turista. Uno de los lugares en donde más se aprecia la vida y cultura española es el Mercado de San Miguel, por lo que este sitio es un imprescindible para aquellos que quieren adentrarse en ella. Un mercado que permite «paladear y beber» toda la esencia culinaria de un país en una edificación céntrica y singular.
La capital de España recibe centenares de turistas al día, todos con ganas de visitar los lugares más emblemáticos y «empaparse» de las tradiciones españolas. Pasear por la Plaza de San Miguel y degustar la comida tradicional de primera calidad que ofrece el mercado es casi un deber, una alternativa de disfrute que está presente en la mayoría de las guías turísticas. La pregunta es, ¿por qué es tan popular este mercado? ¿A qué se debe ese boom turístico?
Su historia
Hay cientos de mercados en la ciudad, pero el Mercado de San Miguel alberga un encanto especial. Originalmente fue construido en 1916, en un espacio que estuvo ocupado por la Iglesia de San Miguel de los Octoes. En sus inicios, era un mercado al aire libre y se llevaba a cabo la compra-venta de productos entre los madrileños. En 1999 el mercado fue reformado, pero no dejó de conservar su aspecto original. Precisamente eso es lo que lo convierte en un lugar tan auténtico.
Su gran estructura de hierro fundido (el único construido en hierro que ha llegado hasta la actualidad), sus altos techos y las cresterías en cerámica son unas de las cosas que más llaman la atención de miles de visitantes a lo largo del año. Además de tener una edificación brillante, lo que se encuentra dentro del mercado es todavía mejor. Sus puestos gastronómicos de gran calidad, su ambiente, su ubicación y un sinfín de cosas más son las que lo hacen tan especial.
Todo tipo de gastronomía
El mercado está concebido como un espacio gastronómico de alto nivel, por lo que hay platos provenientes de toda la geografía española. Así pues, Variación XXI ha hecho un recorrido por los principales puestos y ha sido testigo de la gran oferta de comida que hay. Presumir de variedad de frutas y verduras frescas e higiénicas no es tan sencillo.
El puesto de Felixia, por ejemplo, es reconocido por sus frutas, verduras, ensaladas, zumos saludables y bowls. Por su parte, el jamón serrano se expone con orgullo y los turistas no pueden resistirse a este producto genuinamente español. Carrasco Ibéricos es el mayor reclamo de los visitantes. El puesto se ha hecho famoso por sus bocadillos ibéricos cortados al momento entre pan crujiente con aceite y tomate, o por sus divertidos cucuruchos de jamón.
Así mismo, uno de los productos más vendidos son las ostras. En Ostras Daniel Sorlut las ostras «claires» no tienen desperdicio, el pescado en el mercado tiene una calidad extraordinaria. De hecho, otro puesto imprescindible para probar comida marina es El Pescado Original con tapas y raciones muy buenas. Por supuesto, conviene probar los diferentes arroces (de verduras, mariscos, negro…) o la fideuá del chef Rodrigo de la Calle, que cuenta con una estrella Michelin.
El vino también es de gran interés para los turistas, las cartas de vinos de El 19 de San Miguel o Pinlketon & Wine son de las más solicitadas. Y si la idea es tomar el aperitivo, los visitantes se limitarán en La Hora del Vermut , un lugar adecuado para disfrutar de ese momento, ya que se puede combinar esta bebida tan madrileña, el vermut, con distintos encurtidos o empanadillas. Por último, llegado el momento dulce, uno de los más tradicionales es el Rocambolesc, una heladería dirigida por el tres estrellas Michelin Jordi Roca.
Visitantes de todas partes del mundo y con diferentes idiomas se dejan atrapar por los encantos del mercado. «Para gustos, los colores», una frase muy célebre que el mercado sabe aplicar bien. Gracias a la variedad que ofrece es casi imposible que un consumidor no encuentre algo que se adapte a sus gustos.
Sus trabajadores definen el mercado como «el templo de los productos frescos donde el protagonista no es el chef, sino el género». Hay más de 30 puestos con productos frescos y platos innovadores, llenos de aromas, colores y sabores que seducen a quienes los prueban. Sin mencionar que, dichos productos gourmet, van de la mano de varios chefs con estrella Michelin.
Nuevos visitantes cada día
El turismo en Madrid, poco a poco, está volviendo a ser lo que era antes. El mercado abre sus puertas cada día a sabiendas de que rara vez verá las mismas caras. Al ser un sitio tan turístico y permanecer siempre tan lleno, no es común que los clientes sean tan habituales como lo suelen ser en otros mercados. Lo cierto es que muchos turistas deben tener paciencia y esperar para poder conseguir un hueco en una mesa o en las barras, pero merece la pena.
El céntrico Mercado de San Miguel recibe unos 85.000 visitantes a la semana, de los que un 40% son madrileños, un 20% proceden del turismo nacional y un 40% son internacionales. «Cada día desde mi ventana veo pasar a muchos jóvenes de distintas nacionalidades que se acercan a la hora de comer al mercado», nos comenta una vecina residente en la Calle del Conde de Miranda.
Tal y como apuntan los turistas, «el ambiente» del mercado es una de las razones por las que recibe tantos visitantes. No obstante, es una odisea poder sentarse dentro del establecimiento, por lo que muchos recurren a comprar la comida y probarla fuera, en algún banco de la plaza. El precio de los productos también es un factor a tener en cuenta.
Los consumidores estrella del mercado son turistas extranjeros y, por ello, los precios tienden a ser mucho más altos. Desde luego, quien visita el mercado sabe que va a gastarse un poco más de lo que gastaría en otro sitio, pero también es consciente que está pagando por productos de calidad.
La mayoría de restaurantes y bares suelen tener su máxima afluencia durante el fin de semana. Sin embargo, esto no es igual en el Mercado de San Miguel. A cualquier hora y todos los días de la semana el establecimiento está lleno. Su horario de apertura y de cierre es algo que favorece en gran parte a su elevado número de visitas.
Abre todos los días de 10:00 a 0:00 horas salvo los viernes, sábados y vísperas de festivos que se alargan hasta la 1:00 horas. Así, es un lugar ideal para tapear durante el día y la noche. No obstante, este horario de apertura y cierre no es tan bien recibido por todo el mundo. Tal y como nos cuenta un vecino de la Calle De la Cava de San Miguel, «los fines de semana el ambiente se prolonga hasta altas horas de la madrugada, y es imposible descansar».
Volviendo atrás, es importante detenernos en que el Mercado de San Miguel es el único mercado de estructura de hierro que todavía existe en Madrid, tras la remodelación de los otros cuatro existentes en Los Mostenses, la Paz, Chamberí y la Plaza de la Cebada, que contaban con una estructura similar.
El turismo con fines de ocio es el más común en Madrid, es decir, las visitas a los lugares más importantes de Madrid no suelen enfocarse en un turismo formativo. Dicho esto, el 70% de los consumidores del Mercado de San Miguel no sabe, ni se interesa por saber, nada de su historia y su edificación antes de visitarlo. Nos guste o no, la fama del mercado se reduce a su arte culinario.
Apuesta por la modernización
El Mercado de San Miguel supuso toda una revolución. Desde 2004, el Gobierno regional viene apoyando la modernización de los mercados y galerías de la provincia. De esta manera, con la puesta en marcha del Plan FICOH, se han destinado ayudas para la remodelación de los mercados y galerías comerciales, tanto a nivel de sus instalaciones como ayudas directas a las pymes.
La remodelación del Mercado de San Miguel, cuya titularidad es privada, ha supuesto una inversión total de 19´6 millones de euros, la compra del inmueble incluido y la recuperación de un mercado histórico y emblemático, considerado Bien de Interés Cultural. Este proyecto contó con una subvención por parte de la Comunidad de Madrid y con la colaboración de la Cámara de Comercio. También recibió la ayuda de un aval financiero, a través de Avalmadrid, por importe de 2 millones de euros.
La reforma consistió en crear un mercado único y novedoso, que apostó por la calidad y tradición, especializándose en la venta de productos y alimentos delicatessen y que incorpora, en sus 1.500 metros cuadrados, nuevas formas de venta y promoción del pequeño comercio especializado.
En efecto, es el lugar perfecto para probar la verdadera gastronomía española sin tener que visitar varios restaurantes. Saborear la gastronomía nacional es una de las mejores formas de descubrir la cultura de un nuevo destino. Por eso, no es de extrañar que los mercados sean una parte imprescindible de cualquier itinerario de viaje que se respete.
El Mercado de San Miguel se encuentra entre los más fotografiados de Europa, según apunta la plataforma de reserva de actividades en destino Musement, la cual ha realizado un estudio para descubrir cuáles son los mercados más populares de Europa en los que saborear la comida española y fotografiar sus mejores platos. Así pues, este mercado gastronómico podría englobarse en la ola de renovación que han vivido otros mercados europeos en la última década, como La Boquería en Barcelona o el Time Out Market en Lisboa.
Turismo pospandemia
Sin lugar a dudas, el turismo continúa siendo una de las industrias más perjudicadas por la pandemia. No obstante, España no deja de ser un referente turístico, lo cual es indispensable, ya que el turismo es un sector puntero en la economía del país. Con todo esto, el Mercado de San Miguel también ha vivido en primera persona la crisis turística.
Tras estar cerrado casi un año por la situación generada por el Covid-19 y por las restricciones impuestas por Sanidad, el mercado volvió a abrir sus puertas al público el viernes 2 de julio de 2021. Nueve meses en los que se preservó la seguridad tanto de los trabajadores como clientes. Un periodo de incertidumbre lleno de ansias por volver a llenar de vida sus pasillos.
La reapertura del mercado fue muy segura, la prioridad fue garantizar la salud de todos y el buen funcionamiento del espacio. En relación a esto, el grupo CYS gestiona la limpieza y mantenimiento del lugar. Poco a poco, el mercado ha ido recuperando su ritmo habitual. Está claro que es un punto de ocio imprescindible para la capital madrileña y conviene preservarlo.
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