El Kajukenbo como estilo de vida

Competición de Kajukenbo/ Fuente: Kajukenbo Tótem

• El Kajukenbo puede convertirse en el salvavidas personal de muchas personas

• Isaac: «el Kajukenbo llegó en el momento idóneo, me ha ayudado a la hora de seleccionar caminos saludables a nivel personal»

Si hablamos de artes marciales es inevitable que venga a nuestra cabeza el Kárate o el Judo, ya que son las artes más practicadas en España. Sin embargo, son pocos los que conocen la palabra «Kajukenbo» y menos son aún aquellos que saben lo que es. El Kajukenbo surge en los años cuarenta en Oahu (Hawái) para la defensa callejera: los lugareños querían combatir los ataques y amenazas que llegaban por parte de la marina estadounidense. A partir de ahí el Kajukenbo fue considerado como un concepto nuevo de lucha y el primer arte marcial mixto en el mundo.

Este arte de defensa personal combina el Karate, el Judo, el Kenpo y el Boxeo chino, debido a la unión de cinco hombres, practicantes de estos diferentes estilos, quienes sentaron las bases de este deporte. Este grupo de cinturones negros entrenaban juntos en el asentamiento de Palama de Oahu: Adriano Emperado, Tony Ramos, Joe Halbuna, Clarence Chang y Peter Young Yil Choo. El nombre «Kajukenbo» es una derivación de las cuatro artes marciales que forman parte de este estilo: Karate (KA), Judo (JU), kenpo (KEN) y boxeo chino (BO).

La primera escuela de Kajukenbo se fundó una década más tarde en Honolulu (Hawái) y posteriormente se extendió por los demás países del mundo. Este arte marcial llega a España en los años 70´s cuando Edward C. Sheppard, un militar americano, abre una pequeña escuela en la base militar ubicada en Torrejón de Ardoz. A raíz de ahí se expande a lo largo y ancho de la península ibérica. Es un sistema de combate híbrido, que siempre está en evolución y que es capaz de adaptarse a cualquier situación de defensa en la calle.

Combate de Kajukenbo/ Fuente: todaslasartesmarciales.com

Kajukenbo significa defenderse cuando nos encontramos ante una situación de riesgo real y el objetivo principal es protegerse y mantenerse con vida. Este arte marcial se centra en la lucha contra múltiples atacantes. Hace hincapié en la lucha cuerpo a cuerpo, utilizando una gran variedad de técnicas de agarre y golpeo (puñetazos y patadas). Dichas técnicas incluyen golpes bajos, palancas en articulaciones y ataques con ayuda de combinaciones. Se centra sobre todo en el combate práctico y real. A la hora de enseñar este arte marcial se incluyen contraataques contra puñetazos, contra bastones, contra cuchillos, contra agarres o inmovilizaciones, e incluso contra armas de fuego. Para su práctica también se hace uso de equipos de boxeo como los guantes o el saco. Es un arte marcial muy eficaz y versátil, apto para personas de todas las edades y capacidades.

Las artes marciales siempre han ido muy unidas a la simbología. En el Kajukenbo se le da importancia al cinco, número igual al de los participantes que decidieron crear esta disciplina. A su vez, el cinco representa también las aptitudes que deben alcanzar las personas que lo practican: velocidad, fuerza, equilibrio, precisión y distancia. Todas ellas tienen que estar presentes a la hora de realizar cualquiera de las técnicas. Además, este número tiene un tercer significado ya que también hace referencia a los cinco sentidos que deben ser desarrollados por el practicante.

El Kajukenbo se diferencia de las demás artes marciales en que a la hora de practicarlo no hay que imitar al profesor o al maestro. Cada persona debe desarrollar su propia técnica y manera de expresarse mediante lo que se les enseña y aprenden.

Cómo el Kajukenbo ayuda en situaciones difíciles

Para muchas personas el Kajukenbo significa mucho más que un arte marcial, es un estilo de vida con el que han aprendido a convivir. Este arte de defensa personal les ayuda a encontrarse con ellos mismos y a salir airosos de momentos complicados. Así son las historias de Isaac y Aaron, dos jóvenes que, a pesar de los baches que se encontraron en su camino, lograron esquivarlos gracias a que se toparon con este arte marcial. 

Clase Kajukenbo Tótem de Isaac y Aarón/ Fuente: Laura Calderón

Isaac Luces es un joven de veintiún años que empezó con tan solo quince primaveras a practicar Kajukenbo. Estaba en pleno instituto cuando comenzó a haber conflictos a su alrededor, en la zona donde vivía y, buscando algún método para no sentirse inseguro, encontró junto a un amigo este arte marcial. Para él la espiritualidad está​ ​muy ligada al Kajukenbo. El orden, la disciplina física y mental que ha aprendido le han ayudado en todos los ámbitos de su vida laboral, social, familiar, etc., así como a combatir problemas tanto dentro como fuera de sí mismo.

El Kajukenbo «me ha ayudado a la hora de seleccionar caminos saludables a nivel personal, me siento con más madurez»- Isaac Luces. Aunque nunca ha consumido sustancias, algunas personas de su círculo cercano sí han estado relacionados con este «mundillo». Mientras sus amigos seleccionaron rutas menos sanas, él dedicó su vida a este arte marcial. «El Kajukenbo llegó en el momento idóneo»- Isaac Luces. Debido a la evolución adquirida le ha permitido ganarse la vida como monitor de gimnasio en una franquicia de Madrid.

Aarón Bustos con una edad tan joven como la de trece años acude dos veces por semana a una escuela de Kajukenbo. Desde que era muy pequeño sufría bullying en la escuela. Como primer remedio su familia decidió acudir al colegio y hablar con los profesores para que este acoso escolar terminase, pero no lograron acabar con él. Es entonces cuando con tan solo nueve años comienza a buscar un arte marcial con el que pudiese defenderse. Primero probó con Judo y Karate pero no le llegaban a convencer. Fue entonces cuando le aconsejaron ir al gimnasio Tótem donde encontró su pasión. 

Gracias al Kajukenbo ha conseguido que le respeten en la escuela a la hora de sufrir algún tipo de agresión. Según nos cuenta Aarón un día supo cómo actuar frente a sus compañeros y a partir de ahí nadie más volvió a molestarle. Además, desde que practica este arte marcial se siente más seguro de sí mismo, sobre todo a la hora de hablar y de expresarse. 

La escuela Kajukenbo Tótem de Fermín

Clase de Fermín en su escuela de Kajukenbo/ Fuente: Kajukenbo Tótem

Fermín de José Bernabé, el sifu (término que significa maestro o profesor en chino) de la escuela de Kajukenbo del centro «CEDAM», nos explica que comenzó en este gimnasio para probar suerte. Un amigo suyo le alentó a crear una escuela que fuera suya, en la que él fuera el profesor ya que llevaba muchos años formándose en este arte marcial. Empezó a dar clases en Velilla de San Antonio con apenas ocho alumnos y, poco a poco, la escuela Tó​tem ha ido creciendo hasta contar en el día de hoy con tres grupos, más de 148 alumnos inscritos y dos gimnasios propios, el siguiente ubicado en Torrejón de Ardoz. 

Fermín con sus alumnos/ Fuente: Kajukenbo Tótem

Según Fermín, Kajukenbo Tótem no es una escuela cualquiera en la que se practica un arte marcial, es un lugar en el que acuden hombres, mujeres, niños, personas de todas las edades, de todas las capacidades, en el que no solo se va para entrenar o aprender esta disciplina, sino que es un lugar en el que tanto profesores como alumnos forman una gran familia, a la que él llama ohana. «Aquí hay gente que es buena en esto y gente que no es tan buena, pero todos somos una familia»- Fermín de José Bernabé. De hecho su hija mayor también le ayuda con el negocio y usualmente dan clase juntos en el gimnasio. Fermín quiere crear un sistema en el que no solo haya disciplina sino un lugar de apoyo al que acudan cuando tengan problemas en los diferentes ámbitos de su vida. 

El Kajukenbo es, como ya hemos dicho, un arte marcial para todas las edades y este es el caso de Rocío, la pequeña de nueve años que lleva desde los cuatro siendo alumna de Fermín. Acude dos veces por semana a la escuela que imparte esta disciplina. Desde siempre les había dicho a sus padres que quería apuntarse a «un deporte que fuese de pelear». A pesar de su corta edad es una de las veteranas de la escuela Kajukenbo Tótem.

Actualmente, no existe una federación como tal de Kajukenbo. En España este arte marcial trabaja como clubes o asociaciones privadas. En Madrid hay más de diez escuelas distribuidas por Torrejón de Ardoz, Villalbilla, Alcalá de Henares, Daganzo y Velilla de San Antonio (donde se ubica la escuela de Fermín), entre otros. 

Beneficios de las redes sociales en el Kajukenbo y en el negocio de Fermín

La cuenta de Tiktok de la escuela comenzó a raíz de la pandemia de la COVID-19. Fermín empezó a subir vídeos de entrenamiento explicativos a la plataforma que grababa en su casa y, cuando finalmente se levantó el confinamiento, decidió publicar vídeos de sus alumnos y de su entrenamiento en clase. Algunos de esos vídeos, que fueron grabados por mera afición, se hicieron virales y, gracias a esto, el canal fue creciendo hasta que, a día de hoy, presentan casi cien mil seguidores. La escuela se ha hecho conocida a nivel mundial. 

Logo de la escuela Kajukenbo Tótem/Fuente: TotemTube

La escuela de Kajukenbo Tótem también cuenta con un canal de YouTube, en el que se puede encontrar vídeos de competiciones, entrenamientos o actividades que practican en las mismas clases con los alumnos, entre otras cosas. Además, tienen perfil en Facebook, Twitter e Instagram, pero es en TikTok donde sus videos tienen más alcance con un total de un millón de likes. 

Como resultado de utilizar las redes sociales para promocionar su escuela de Kajukenbo, muchos usuarios se han puesto en contacto con Fermín por Tiktok o Instagram para informarse del lugar dónde se imparten sus clases y se han inscrito al gimnasio. Esto es tan solo uno de los muchos ejemplos dentro del mundo del deporte que demuestran que, en la actualidad, este tipo de plataformas realmente son capaces de impulsar y dar a conocer una afición como esta.