El racismo: de las grandes ligas a otras más pequeñas
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El racismo en el fútbol, una guerra abierta que vuelve a hacer ruido
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Los estadios se han convertido en campos de cultivo del odio
El racismo, una guerra que se lleva luchando desde que el tiempo es tiempo, y que parecía estar ganada, por lo menos en gran parte del territorio mundial está volviendo a hacer mucho ruido, aunque sean pocos los que lo hagan sonar. Paradójicamente, el deporte (cuyas bases históricas han sido los valores y el respeto), y más concretamente, los estadios de fútbol se están convirtiendo en campos de cultivo perfectos para estos individuos que los siembran de odio. Zoumana Diakite, uno de los muchos jugadores que han sufrido violencia racista tanto verbal como física en el terreno de juego, se siente vulnerable ante estos hechos y asegura que te hacen replantarte el valor que tienes.
La mediatización es algo que hoy en día nos permite estar al tanto de estos hechos cuando ocurren y hacer eco del grave problema que hay. Y es que, no es muy difícil encontrar alguna noticia relacionada con la violencia racista en los últimos tiempos. El último caso más sonado en España ha sido el de Vinicius Junior, jugador del Real Madrid. El brasileño recibió gritos a las afueras del estadio por parte de un grupo de aficionados del Atlético de Madrid que decían: “Vinicius eres un mono, eres un mono…”. LaLiga denunció ante la Comisión Antiviolencia los insultos que se vivieron en el derbi madrileño pero la propuesta de sanción se demora, ya que se supone que se está esperando a que se cierre la investigación sobre quiénes fueron los autores de esos cánticos.
Es triste y a la vez bien sabido que desde hace años los acontecimientos futbolísticos (el fútbol de élite) sirven de excusa perfecta a los ‘ultras’ para agredir a jugadores por su tono de piel o su lugar de procedencia y se ha llegado, incluso, a normalizar la situación. La ideología de estos ‘hooligans’ es, por lo general, radical de derechas ultraconservadora y estos aprovechan la impunidad que les da el hecho de formar parte de una hinchada, que se supone que va a animar a su equipo, para saltarse todo tipo de protocolos y dejar lo bonito, el deporte, en un segundo plano, dando prioridad a la violencia verbal y física.
En estos últimos años los casos de racismo en el terreno de juego han ido creciendo exponencialmente. Los casos más sonados en ligas españolas han sido los de: Vinicius Jr (Real Madrid), Mouctar Diakhaby (Valencia), Mujaid Sadick (Deportivo), Iñaki Williams (Athletic), Andressa Alves (Barcelona), Jefferson Lerma (Levante), Umtiti (Barcelona), Marcelo (Real Madrid), Pape Diop (Levante), Paulao (Betis), Nyom (Granada) y muchos más.
Hay equipos de fútbol de primer nivel, como el Real Madrid, que ya se dieron cuenta del problema y del mal ejemplo que da esta gente en los estadios. Florentino Pérez, presidente del club madridista, prohibió el acceso a los ‘Ultra Sur’ al estadio Santiago Bernabéu en 2014. Sin embargo, esto no ha ocurrido en otros clubes de renombre. Sin irnos muy lejos, en Francia, el Paris Saint-Germain, otro club de máximo nivel, cuenta con uno de los grupos de hooligans más activos del momento, el Collectif Ultras Paris (CUP). Este grupo tiene tanto poder que su voz es decisiva en muchas de las cuestiones directivas del club.
Sin embargo, aunque estos sean los casos que tienen más visibilidad gracias a que los medios de comunicación mediatizan estos acontecimientos, los casos de racismo en ligas de fútbol más pequeñas no son menos importantes y no se ejerce contra ellos la misma repercusión.
Altercado racista en contra de Vinicius Tanque
Hace un año, hubo un caso de racismo hacia Vinicius Tanque, en ese momento jugaba en el Atlético Baleares contra el Atlético de Madrid B. En este partido de Segunda B, Vinicius Tanque recibió gritos de “mono” y sonidos simiescos por parte de un sector específico de la grada.
En una entrevista que nos ha concedido el jugador, alega que al principio no escuchó ningún grito ni insulto por parte de la afición. “Me enteré mucho más tarde a raíz de la recepción de varios mensajes que me explicaban la situación. Personalmente no me ha afectado porque apenas le di importancia a lo ocurrido pero reconozco que cualquier otra persona se podría sentir ofendida e incluso perjudicada por dichas palabras” nos explicaba Vinicius.
El colegiado del encuentro, Munarriz Mateos, no lo recogió en el acta pese a que los insultos y sonidos racistas se pudieron escuchar perfectamente en la retransmisión televisiva y comenzaron cuando los jugadores visitantes protestaban un penalti señalado en su contra. Tras ese momento, los hinchas continuaron con los insultos racistas a Vinicius Tanque.
El jugador cree que esto se debió a que el árbitro, al igual que él, tampoco escuchó los insultos y gritos. Sin embargo, explica que las personas de otras nacionalidades, como él, deben sentirse mucho más respaldadas y protegidas por los árbitros ante dichos insultos.
Vinicius por suerte no ha vuelto a vivir una situación parecida, aunque le de miedo que pueda volver a repetirse. El jugador considera que España es un país bastante respetuoso aunque alega que “todavía queda mucho por evolucionar”. “Personalmente me gustaría que existiesen más medidas en contra de este tipo de comportamientos ya que no soy el único perjudicado. Las medidas deben ser algo más duras”.
Si nos vamos a ligas aún más pequeñas, los casos emergen de manera exponencial. Aquí nos encontramos con el hecho de que la regulación del racismo y las sanciones son más que insuficientes. Si nos paramos un minuto a preguntar a cualquier jugador de fútbol de categorías inferiores, si alguna vez ha vivido una situación de racismo en el terreno de juego, nos encontraremos con numerosos casos. El racismo en el fútbol base parece estar asumido, no se le da la importancia ni la repercusión que merece.
Un campo de fútbol de un pueblo cualquiera
Desde el anonimato que otorga estar en la grada de un campo de fútbol de un pueblo de Toledo, un grupo de energúmenos perteneciente a la afición del Sonseca CF se dedicó a gritar insultos racistas contra el jugador visitante del Recas CF, Zoumana Diakite procedente de Mali, durante el partido que disputaron ambos equipos.
Durante este partido que tuvo lugar el pasado 24 de septiembre, de la segunda jornada del grupo III de Primera Autonómica, Zoumana tuvo que escuchar durante todo el encuentro gritos hacia su persona como “puto negro”, “vete a tomar por culo negro de mierda” o “eres un puto simio”.
En el descuento del partido, el jugador africano se vio desbordado por los insultos que no solo iban hacia él sino también hacia sus familiares y se encaró hacia la grada. “El insulto no era para mí solo si no también para mis parientes por eso me dolió bastante, realmente no le dije nada tan solo que si quería subía a la grada a que me lo dijera a la cara”, nos explica.
Este acto hizo que el árbitro le enseñara la segunda cartulina amarilla y por consiguiente le expulsara ya que aunque el colegiado confesase a Zoumana que había estado escuchando en todo momento los insultos, por reglamento no podía dirigirse a la afición. “Me dijo que tenía que expulsarme sí o sí, aunque yo tuviese la razón, que no podía encararme a ellos porque la afición puede hacer lo que quiera y yo no tengo derecho a decir nada. No entiendo porque a los aficionados no los expulsa, ellos pueden decir lo que quieran y yo no puedo defender a mis familiares”, explica el jugador africano.
Era la primera vez que el jugador se encaraba a la grada aunque nos afirma que no es la primera vez que esto ocurre, “en un partido en Almansa además de insultarme la afición desde que empezó el partido, llegaron a tirarme del pelo y escupirme los propios jugadores” nos informa Zoumana.
Zoumana nos cuenta que estas palabras le hieren cada vez que las escucha, “me replanteo que valgo yo, si no soy nada, te hacen sentir inútil, es una sensación de que quizás si no estuviese en el campo sería mejor. Pero hasta que uno lo sienta o le pase, no lo va a poder entender. Quizás si alguien escucha esto que estoy contando piensen que soy un exagerado, pero cuando eres tu él que está ahí y sientes lo que te dicen, de verdad que es una sensación malísima”, nos confiesa desolado el jugador.
Tras este acontecimiento, cuando el jugador ya se encontraba expulsado en el vestuario, los demás jugadores de su equipo decidieron retirarse del terreno de juego ya que no se tomó ningún tipo de represalia contra estos aficionados. Quedó suspendido el partido a falta de completar los últimos minutos de juego y el colegiado del encuentro reflejó estos insultos racistas en el acta.
El entrenador del Recas CF, Borja Panes, nos reafirma que no es la primera vez que viven este tipo de acontecimientos. “Por desgracia, lo sufrimos habitualmente, aunque hacía muchos años que no vivía el ambiente del otro día en Sonseca” explicaba el míster.
El Recas CF, no tardó en enviar un escrito a la federación de fútbol de Castilla-La Mancha en el que contaban su versión de los hechos y pedían la máxima sanción disponible en el reglamento para el Sonseca CF y sus respectivos aficionados.
El Sonseca CF, tampoco tardó en publicar un comunicado en el que condenaban los actos ocurridos durante el partido aunque, el míster del Recas CF veía esta acción como un “lavado de cara”. “A mí no me vale eso, sabían perfectamente quiénes eran y no hicieron nada”, nos comentaba.
¿Dónde está el origen de estos comportamientos?
Hace unos años, cuando Juan Perelli, jugador del Chamartin Vergara jugaba en el Canillas Cadete, presenció más de una situación racista hacia sus compañeros de equipo. “Tenía un amigo sudamericano, concretamente de República Dominicana. En un partido intenso, de estos calientes, le empezaron a gritar: mono, panchito y otros insultos discriminatorios. Esto se lo gritaban los padres, que fueron expulsados por el colegiado del encuentro. El partido no se reanudó hasta que abandonaron el campo todos los que habían formado parte de este abuso”, nos cuenta Juan Perelli.
Estas ligas de fútbol, en las que los jugadores tienen entre 14 y 15 años, deberían de estar mucho más respaldadas por una buena educación dentro y fuera del campo. Una buena base desde el respeto y la empatía haría que estas situaciones no se viviesen. “Son los entrenadores de cada equipo los que deberían de inculcar que no se debe ser racista. Ellos son los adultos y en consecuencia, el ejemplo que toman los jugadores”, nos corrobora Juan Perelli.
Pero no solo los entrenadores, sino también los padres de los jugadores. Y es que se ha vuelto recurrente en los partidos de fútbol de los más pequeños encontrarnos con situaciones de enfrentamiento entre padres por competencia entre sus hijos.
El fútbol base ha dejado de ser un juego entre niños. Hemos normalizado que muchos padres presionen y griten a sus hijos desde fuera del campo. Estos hechos tienen unas consecuencias directas y negativas en los niños: ansiedad, estrés, autoestima baja, aparición de comportamientos antideportivos y violentos como el racismo, actitudes antisociales, e incluso el abandono del deporte.
El pasado mes la Fundació Brafa, una escuela deportiva ubicada en Barcelona lanzó un vídeo para hacer reflexionar a todos los padres y madres sobre el comportamiento que tienen a modo de “hooligan” en los partidos de fútbol de sus hijos y les advierten de que la actitud que toman es un modo de maltrato hacia los menores.
Posiblemente esta sea la base desde la que nace el racismo en el terreno de juego. Si los menores ven y escuchan a sus propios padres realizar malos comportamientos e insultos, esa será la disciplina que ellos sigan el día de mañana. Y contra esto lucha la Fundació Brafa, pretendiendo concienciar a los padres de que “el deporte base, por encima de todo, es un juego, un espacio de aprendizaje, mejora y adquisición de valores”.
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