El efecto de la pandemia en los estudiantes
-
Los alumnos universitarios, víctimas de una etapa estudiantil marcada por la pandemia
-
La cifra de abandono universitario se duplicó durante este periodo
Hablan de cansancio, tristeza, apatía, desmotivación, pérdida de concentración e inestabilidad. Los alumnos universitarios son unos de los principales afectados por la pandemia y las consecuencias que esta trajo consigo. «Creo que la pandemia ha dado lugar a un cansancio mental general que nos afecta en todos los ámbitos», cuenta un alumno universitario durante un sondeo realizado por Variación XXI.
Actualmente, los estudiantes sufren una notable falta de motivación que, en muchos casos, viene acompañada de ansiedad y estrés. Una de las facetas más importantes de la vida universitaria es el aspecto social, y las clases online han impedido que pudieran exprimir la experiencia universitaria con normalidad. «Pienso que se pierden muchos hábitos con la enseñanza online y que se empeoran las relaciones entre compañeros y profesor-alumno», comenta otro estudiante en el sondeo mencionado anteriormente. Varios estudios demuestran que los alumnos universitarios fueron los más perjudicados durante la pandemia en lo que a salud mental se refiere.
Según la Organización de las Naciones Unidas, la pandemia ha afectado al 94% de los estudiantes de todo el mundo. Un porcentaje alarmante. La mayoría de los alumnos sufrieron una pérdida de motivación que les dificultaba asistir a las clases online, y muchos aseguran que su capacidad de concentración se vio afectada por la enseñanza virtual. Todo ello ha propiciado que muchos estudiantes se hayan descolgado de sus estudios. En un sondeo realizado a 80 estudiantes universitarios, el 61,3% afirma que no se conectaba regularmente a las clases online. Además, el 57,5% declara que conoce en primera persona a compañeros que han abandonado la universidad tras la pandemia.
Deserción universitaria
Se conoce como deserción universitaria al fenómeno mediante el cual los estudiantes abandonan sus estudios de forma voluntaria o forzada dentro del sistema educativo. Las clases online han provocado un aumento en el abandono de los estudios universitarios en los estudiantes de nuevo ingreso.
El primer año de universidad es el momento más delicado de cara a continuar o no con el grado universitario. Un 13% de los estudiantes españoles menores que se matriculan por primera vez en un grado universitario abandonan por completo sus estudios. Una cifra que desciende al 11 % cuando se trata de estudiantes menores de 30 años. En el último Informe de Datos y Cifras del Sistema Universitario Español de 2019/2020, la cifra de los alumnos totales de nuevo ingreso que abandonaron los estudios que habían iniciado asciende hasta el 21,7 %.
Los profesores
La otra cara de la moneda es la de los profesores. Muchos afirman que el año de la pandemia ha sido el peor de su trayectoria profesional, y conocen la desmotivación que hay entre los estudiantes. El cambio de rutina y las medidas que se implantaron para recuperar una nueva normalidad afectaron a la metodología de todo el personal docente. Claudia López, profesora de Información en Televisión de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que fue un año complicado.
El Vicedecano de Calidad e Innovación Docente de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, Ángel Luis Rubio Moraga, cree que la motivación del alumnado no se ha visto afectada por la pandemia. Afirma que han sido estos tres años de cambios los que han afectado a la rutina de los alumnos. Según él, llega un determinado periodo del año en el que los alumnos se relajan. Sin embargo, no lo considera algo preocupante, ya que cree que es algo que ocurre en todos los cursos y que no tiene que ver con una falta de motivación.
La infraestructura
El efecto sorpresa de la pandemia ha sido un factor clave en la bajada de la calidad de la enseñanza. De la noche a la mañana, las universidades tuvieron que coordinarse con profesores y alumnos para reestructurar desde cero la enseñanza. En un ejercicio de improvisación diaria, los centros de enseñanza hicieron lo que buenamente pudieron para poner a disposición de todos las infraestructuras necesarias para continuar con las clases. En unos casos se aplicaron mejor que en otros, así como también hubieron profesores que se adaptaron de una forma más natural que otros a la nueva enseñanza. Comenta uno de los alumnos en el sondeo de Variación XXI que «las clases online no estaban bien preparadas y los profesores en general tampoco». Además, afirma, que le costaba prestar atención desde casa y que eso afectó negativamente a su rendimiento académico. Como él, existen millones de estudiantes que vivieron una situación similar.
La importancia de socializar
El ser humano necesita estar en contacto con otros seres humanos. La capacidad de relacionarnos y socializar, de vivir en comunidades organizadas, es un rasgo que nos caracteriza como especie. Durante la pandemia, esta falta de humanidad y de cercanía ha sido uno de los factores principales de muchos problemas mentales. La enseñanza también se ha visto tremendamente afectada por esta falta de contacto. la pérdida del interés del alumno por las asignaturas tiene mucho que ver con una carencia de participación y de interacción física con la clase debido a las propias características de la docencia online. «No es lo mismo la comunicación presencial que mediante una pantalla, siento que incluso el nivel del alumnado disminuye mucho», cuenta uno de los participantes del sondeo de Variación XXI. Como él, casi todos los alumnos apuntan a esta deshumanización de la enseñanza como la principal culpable de la pérdida de interés y motivación en el estudio: «Para mí el interactuar con el profesor mientras enseñaba, preguntarle sin necesidad de encender un micro y que haya buena conexión; y el mismo viaje que me daba hasta la universidad me activaban. Sin todo eso, en casa no tenía ningún estímulo y llegó un punto en que no asistía a ninguna clase y solo me distraía con el teléfono o la Play».
Esta situación no mejoró con la vuelta a las aulas. Fue una vuelta fría, deshumanizada, en la que la distancia de seguridad, las mascarillas, los grupos reducidos y la dificultad para llevar a cabo las clases prácticas nos pusieron en una situación incómoda y en un ambiente muy poco propicio para el estudio. Esta deshumanización en el trato provocó un desinterés general por las asignaturas y por la vida universitaria, que durante los cursos en los que duraron las restricciones fue prácticamente nula.
El futuro
A pesar de todo, en el presente curso parece que se ve la luz al final del túnel. El uso obligatorio de la mascarilla se eliminó, y los estudiantes y el profesor por fin se pudieron ver las caras. La distancia de seguridad desapareció, y se pudieron sentar unos al lado de otros. Los grupos reducidos pasaron a ser completos de nuevo, y las clases prácticas se reanudaron con total normalidad. Ahora mismo, las universidades de España funcionan igual que antes de la pandemia pero, ¿acaso algo sigue siendo como antes? Sobre el papel sí, pero los alumnos no olvidan aquellos cursos de clases online, restricciones y frialdad. Por eso esta experiencia debe servir para valorar mucho más la enseñanza dentro de un aula, las amistades que se crean en las facultades, la vida universitaria que complementa aquello que se aprende en clase y hasta el camino de ida y vuelta a la universidad.
Han sido unos años muy duros en los que lo normal era desconectarse cada vez más de los estudios. Por eso ahora, los que han resistido las etapas más duras, deben mirar al frente y sentirse orgullosos de no haber flaqueado, de seguir en el camino hacia sus metas. Pero sobre todo, para aquellos que se desviaron de sus metas y no aguantaron la frialdad de la pandemia, deben recordar que nunca es demasiado tarde para volver a recobrar la ilusión.
Gran reportaje! Muy interesante