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La controversia de los zoológicos: la cara y la cruz

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Mujer bañándose con un cocodrilo en un zoo / Imagen: Pinterest

  • La sociedad está cada vez más en contra de los zoos
  • Los zoológicos juegan un papel importante en la conservación de especies y su reintroducción

 

Los zoológicos son para algunos, la única forma de mantenerse en contacto con la naturaleza y los animales; para otros, una cárcel de escasos metros cuadrados cuando en libertad tendrían kilómetros para correr; y, para unos cuantos, una forma de negocio.

Tal vez sirvan para conservar especies, para llevar a cabo investigaciones científicas o para enseñar y concienciar a la población pero, ¿merece la pena tener orcas en piscinas? ¿Es ético tener un oso polar en el Mediterráneo?

La controversia crece cada vez más entre la población, que se divide entre aquellos que están a favor, y aquellos que prohibirían los zoos para siempre.

 

Dos posturas enfrentadas

Con el paso de los años, la controversia de los zoos ha ido dividiendo a la sociedad en dos opiniones mayoritarias entre las que se mueve la gente: la de los activistas que consideran que los zoos deben cerrarse en su totalidad, y la de aquellos que los siguen defendiendo como una forma de entretenimiento, educación y negocio.

En este reportaje de Variación XXI, exponemos los pros y los contras para que cada uno establezca su propia opinión.

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Leones en el zoo / Imagen: Pinterest

 

¿Es el zoo una forma de maltrato?

Los zoos han ido mejorando en lo que a condiciones de bienestar se refiere desde sus inicios hace más de 200 años en Europa, donde los animales eran metidos en jaulas diminutas individuales como mero objeto de exposición.

Sin embargo, aunque actualmente muchos cuentan con mejores condiciones, aún están lejos de mantener a los animales de la misma forma que estarían en libertad.

Numerosos son los casos en los que un zoo se hace noticia por mantener a sus animales en condiciones deplorables, que no dejan lugar a dudas de que son casos de maltrato, pero también hay muchas otras prácticas, como el caso de los espectáculos con delfines que aún se practican en algunas partes de España, que no cuentan con fines de estudio o de conservación sino simplemente con la única idea de lucrarse a costa de los animales.

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Orcas actúan en un zoológico / Imagen: Pinterest

Es el caso del famoso gorila albino, Copito de Nieve, el cual fue obligado a reproducirse constantemente en el zoo de Barcelona para conseguir otro ejemplar de su mismo color (era único en el mundo), sin ningún éxito.

Además de esto, los zoos cuentan con especies migratorias a las que les es imposible realizar aquello para lo que han nacido o gran cantidad de ejemplares en espacio muy reducido, provocando su hacinamiento.

En lo relativo al papel educativo que muchos consideran que representan los zoos, los visitantes se detienen escasos minutos a contemplar a los animales, sin mayor interés que verlos un poco por encima y pasar al siguiente, por lo que es prácticamente imposible que la mayoría aprenda nada de su visita.

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Animales en el zoo siendo observados por el público / Imagen: Pinterest

En un estudio realizado por un guía del Zoológico Nacional de EEUU, se siguió durante 5 años a más de 700 visitantes, llegando a la conclusión de que «no importaba lo que estaba en cautiverio… las personas sólo miraban al animal como si fuese un simple papel mural», como se afirma en un artículo publicado por AnimaNaturalis.

Además, el dinero recaudado con las visitas de particulares (que cada vez son más escasas), suele ser destinado a mejoras estéticas del propio parque, más que al bienestar animal en sí.

 

Entonces, ¿por qué abrir un zoo?

Los zoos también pueden beneficiar a los animales .Algunos parques de animales cuentan con programas de recuperación de especies para su posterior reintroducción en la vida salvaje.

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Panda siendo tratado por un veterinario en un zoo / Imagen: Pinterest

Especies como el panda, de los cuales quedan menos de 2000 en libertad, se crían en zoos para evitar su extinción, lo cual hace que la supervivencia de la especie dependa mayormente de estos parques.

A su vez, los espectáculos con animales recaudan mayor cantidad de dinero que la propia entrada al zoo en sí, dinero que, aunque gran parte se destine a mejoras en el parque, ayuda a sustentar a los ejemplares que allí viven.

Finalmente, el hecho de que los visitantes queden enamorados de la entrañable familia de pandas hace que el día de mañana vayan a estar más concienciados sobre la preservación de estos y tomen partido en la lucha por evitar su extinción.

De este modo, los zoos juegan también un papel en beneficio de los animales.

Por otro lado, en lo relativo a las condiciones en las que los animales que se albergan en un zoo viven, en el caso de Europa y, concretamente, España, se deben cumplir estrictamente una serie de normas.

Para que un zoo pueda abrir sus puertas, debe cumplir medidas de bienestar animal como que las especies cuenten con un espacio que permita la satisfacción de sus necesidades biológicas y de conservación, además de un enriquecimiento ambiental, es decir, adaptar el entorno a sus necesidades y condiciones para no entorpecer su correcto desarrollo.

Además, deben tener especial cuidado para evitar la propagación de plagas y la huida de los ejemplares que vivan en el parque, especialmente de especies invasoras que puedan destruir ecosistemas.

El último requisito indispensable es que el zoo cuente con personal y materiales necesarios para todas y cada una de las especies.

Estas medidas hacen que los zoológicos sean lugares seguros para los propios animales que en él viven, para los visitantes y para el entorno que se encuentra fuera de ellos.

Todo esto, además, se controla mediante multas de hasta 300.000 euros para quien infrinja las normas.

 

La controversia crece cada día más 

Mientras que los trabajadores de los zoológicos se suelen posicionar en favor de los animales, independientemente del parque o para quién trabajen, la gente en la calle cada día está más posicionada en lo relativo a los zoos como algo que hay que cerrar.

 

 

«No estoy muy a favor porque explotan a los animales y me parece que eso está mal», es la frase que resume gran parte de las opiniones de la gente que no trabaja en ello, junto con «están encerrados y deberían estar en libertad», aunque también los hay que disfrutan como niños de esta forma de entretenimiento: están bastante bien, ves a los animales, pasas el día allí e incluso los niños pueden aprender de cómo son los animales y conocerlos.

«Creo que es un buen espacio porque los animales están bien atendidos y cuidados pero si que es verdad que ciertos animales del zoo me parecería mejor que estuviesen en más libertad o en un sitio en el que puedan estar en otro entorno y puedan relacionarse con animales de su misma especie», es la opinión que mejor refleja la mencionada controversia.

Sin embargo , las personas que se dedican a los zoológicos y que velan por el cuidado de los animales tienen opiniones algo distintas, como es el caso de Daniel Alviani, trabajador de Faunia en Madrid: las leyes de los países obligan a que cualquier persona que quiera abrir un zoo a llevar ciertos proyectos de conservación obligatoriamente, es decir, aunque tu quieras tener un zoo por el negocio de criar animales, aún así vas a tener que ayudarles de una manera o de otra.

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Hipopótamos siendo refrescados por un cuidador en el zoo / Imagen: Pinterest

Además, comenta que hay que distinguir entre dos tipos de zoo, aquellos que solo buscan negocio y aquellos que velan por la preservación de los animales.

Este último tipo es, por ejemplo, el National Zoological Park, en Washington, Estados Unidos.

Este zoológico cuenta con unas 390 especies animales, la mayoría en peligro de extinción.

La peculiaridad de este parque es que es totalmente gratis, pues su finalidad no es recaudar dinero sino «promover experiencias con animales y crear y compartir conocimiento para salvar la vida salvaje y sus hábitats».

De este modo se pueden ver las dos caras de la moneda, cómo alrededor del mundo todos los parques de animales se recogen bajo la misma palabra «zoológico», pero no hay dos iguales, al igual que no comparten todos las mismas finalidades, por lo que no se pueden juzgar como «blanco o negro».

 

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