Moda sostenible: el reto de vestir sin destruir el planeta
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La equidad de vestir con conciencia en un mundo de excesos
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De la cultura del desecho a la moda consciente: El desafío de frenar el impacto ambiental de la industria textil
El fast fashion, o moda rápida, se ha consolidado como uno de los modelos de producción y consumo predominantes en la industria textil durante las últimas décadas. Este concepto se fundamenta en la fabricación masiva de prendas de bajo costo, diseñadas para imitar rápidamente las últimas tendencias de la moda global, lo que permite al consumidor comprar prendas en gran cantidad a precios muy asequibles. Este fenómeno, popularizado por marcas como Zara, H&M, Primark o SHEIN, ha permitido un acceso sin precedentes a productos estilísticos, pero a costa de consecuencias ambientales y sociales alarmantes.
La industria textil es actualmente responsable de impactos negativos significativos: un consumo intensivo de recursos naturales, emisiones masivas de gases de efecto invernadero y una contribución considerable a los residuos sólidos globales. Se estima que el equivalente a un camión de ropa es desechado o incinerado cada segundo, agravando el problema de los vertederos textiles. Por ejemplo, la producción de un simple par de jeans puede requerir hasta 7,500 litros de agua, una cantidad suficiente para abastecer a una persona durante más de diez años.
“La industria textil es la tercera industria más contaminante después de la química y la del petróleo”, afirma Ana Velasco.
En el siguiente gráfico se muestra un esquema del impacto ambiental de los cuatro tipos de fibras textiles más utilizados en España:
La sociedad actual vive basándose en la cultura del desecho. El acceso fácil y económico a la ropa promueve una mentalidad de consumo desmedido, donde la durabilidad y el valor de las prendas se subordinan a la tendencia. La doctora Ana Velasco especializada en estudios de moda y cambio social afirma: “Estamos en una espiral de consumir cosas que no necesitamos”.
A pesar del incremento del uso de la ropa de segunda mano, el consumismo y el afán de comprar compulsivamente sin gastar mucho dinero, hacen que el fast fashion destaque ante cualquier alternativa.
Ante este panorama, la moda sostenible representa una respuesta ética y consciente frente a los desafíos ambientales y sociales de la industria textil convencional. Su propósito es minimizar el impacto negativo en el medio ambiente y garantizar condiciones laborales justas a lo largo de toda la cadena de producción y consumo. Este enfoque se basa en principios clave que abarcan desde el uso responsable de recursos hasta la transparencia en los procesos.
En cuanto a los materiales, fibras orgánicas, como el algodón, el lino y el cáñamo, destacan por prescindir de pesticidas y requerir menos agua. Fibras recicladas, como el poliéster y el algodón reutilizados, ayudan a disminuir los residuos textiles y la dependencia de combustibles fósiles. Los textiles biodegradables, como el Tencel y el Lyocell, se descomponen de forma natural sin liberar toxinas, mientras que materiales innovadores, como el cuero vegano a base de residuos vegetales, ofrecen alternativas éticas sin comprometer el diseño.
Hemos entrevistado a Ana Velasco Molpeceres, profesora y doctora de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, para que nos cuente su opinión sobre la industria textil y las alternativas sostenibles. ¿Qué opina la experta en moda? En este video nos lo cuenta:
Una mirada al pasado para un buen futuro
Según el joven diseñador Quique Muñoz, conocido por Delamo: “La innovación en el diseño no tiene porque venir nada de la mano de la contaminación. Todos estos grandes referentes que tenemos en el mundo de la moda de los años 50 en adelante, nunca han contado con esta masificación de prendas y productos”. Muñoz afirma que “una práctica responsable podría ser dejar las micro tendencias, las cuales duran entre dos y cinco años. Esto genera que los consumidores quieran renovar su armario constantemente. Si estas micro tendencias pasaran a ser como en el siglo pasado, tendencias de entre 10 y 15 años los cambios serán menos bruscos , lo que daría como resultado el ahorro de toneladas y toneladas de prendas”.
En cuanto a las marcas sostenibles del panorama español, encontramos marcas como Añino Merina. Una marca emergente de moda sostenible que trabaja con una producción local.
Ponen en valor la raza merina de oveja negra extremeña, llegando a fusionarla con estilo responsable y ambiental. Procura proteger el bienestar animal, asegurandoque la lana con la que trabajan es criada de manera sostenible. Este tipo de crianza garantiza una calidad elevada del producto, respetando al animal y el entorno. Fomentando la economía local y la producción artesanal, colaborando con los productores y talleres de la zona.
Ana Velasco afirma, “la única marca que pienso que es muy sostenible es ECOALF. Una marca española, que se basa en la producción e investigación de nuevos materiales”. Esta marca fue premiada en 2022 y 2023 como la empresa española más responsable con el medioambiente, por su capacidad de liderar el cambio hacia un futuro más sostenible.
Otro ejemplo es el caso de una marca más underground llamada Juan VG. Se trata de un joven que trabaja con productos de ropa olvidada y defectuosa, creando originales y exclusivos diseños reciclados. Crea prendas muy únicas customizadas de forma artesanal, como puede ser con dibujos creados por él con pinturas. Trabaja todo tipo de materiales, desde el punto, al popelín o el denim.
Estas dos tiendas resaltan entre otros ejemplos, por luchar contra el gigante que supone la industria de gran producción actual. Cabe destacar otra posible opción contra el fast fashion como podrían ser la tiendas de segunda mano y moda vintage, para saber más sobre estas prácticas, pulse aquí.
¿Es posible un equilibrio entre moda y sostenibilidad?
Tal y como afirma Velasco, las alternativas sostenibles “a quien más afectan son al consumidor, ya que está acostumbrado a pagar unos precios muy bajos”. En un mundo donde las tendencias cambian de forma rápida, los consumidores también quieren comprar y seguir las tendencias, lo que complica este equilibrio entre moda y sostenibilidad. Es por ello que la moda rápida es la opción que el consumidor elige, al ser la más conveniente y barata.
Algunas marcas de fast fashion, han lanzado iniciativas sostenibles, como H&M con “Conscious Collection” o Zara con “Join Life”, asegurando su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. Pero ¿es esto sostenibilidad o es realmente greenwashing?
El concepto de greenwashing, o “lavado verde”, se refiere a una estrategia de marketing engañosa, recurrentemente utilizada por empresas del sector textil, para presentarse como ambientalmente responsables sin llevar a cabo prácticas sostenibles reales. Es decir, estas organizaciones promueven una imagen de compromiso con el medio ambiente que no se corresponde con sus actividades o impacto ambiental, ya que continúan produciendo en grandes volúmenes y utilizando materiales no reciclables.
El término se utiliza para señalar iniciativas que aparentan ser ecológicas pero que, en realidad, tienen un alcance limitado o son meramente simbólicas. Por ejemplo:
- Uso de etiquetas vagas: Emplear términos como “eco-friendly” o “sostenible” sin proporcionar pruebas o certificaciones que respalden esas afirmaciones.
- Campañas publicitarias exageradas: Destacar pequeños esfuerzos ambientales (como reducir el uso de plásticos en una línea de productos) mientras se mantienen prácticas altamente contaminantes en otras áreas clave.
- Falta de transparencia: Publicar informes de sostenibilidad incompletos o que omiten información relevante sobre su huella ambiental.
Como comenta Velasco, “las alternativas sostenibles no son siempre lo que parecen”. La experta en moda aconseja consumir y comprar en los comercios locales y aquellos que verifican sus prácticas sostenibles.
“Mi consejo es consumir marcas pequeñas, de proximidad, que creen colecciones limitadas”, afirma la experta.
El equilibrio entre moda y sostenibilidad presenta múltiples desafíos, pero como afirman los expertos, es alcanzable mediante un compromiso colectivo. Entre las recomendaciones planteadas está reducir el consumo innecesario y fomentar el comercio local y de proximidad. Según los datos analizados, el modelo fast fashion tiene un impacto ambiental y social significativo que afecta a escala global.
Sin embargo, existen alternativas para transformar la industria textil. Iniciativas como el uso de materiales reciclados y biodegradables, el diseño local y artesanal, así como la producción responsable, están ganando relevancia como posibles soluciones. Estos enfoques, promovidos por marcas sostenibles y diseñadores emergentes, plantean un modelo más respetuoso con el medio ambiente. No obstante, los expertos señalan que estos esfuerzos deben trascender los nichos actuales e implicar una transformación estructural tanto en la industria textil como en los hábitos de consumo.