GLP: El combustible ecofriendly

Punto de repostaje.

Desde hace años, tras el problema de la contaminación y el cambio climático, el cuidado y respeto por el medio ambiente y sus posibles consecuencias  es uno de los temas que más preocupan e inquietan a los ciudadanos. Al ser un asunto de actualidad y que concierne a toda la sociedad, cada vez se realizan con mayor frecuencia un gran número de campañas para fomentar la sensibilización y concienciación medioambiental. A día de hoy, existen múltiples maneras para tener un compromiso con el medio ambiente, como ya lo hacen los que apuestan por vehículos con carburantes de Autogas, conocidos también, como Gas licuado de petróleo (GLP).

Los carburantes que utilizamos para nuestro vehículo, combustibles como el diesel o la gasolina, expulsan una gran cantidad de partículas con óxido de nitrógeno y han sido los grandes causantes de unos picos de contaminación alarmantes en las grandes ciudades. Pero, la aparición de otros tipos de carburantes ecológicos como el Gas licuado de petróleo (GLP) ayudan a reducir las emisiones de CO2 y óxido de nitrógeno, mejorando la calidad del aire en núcleos urbanos.

Plantilla explicativa sobre la colocación del motor para combustible GLP. / Fuente: Autofit.com

El GLP es una mezcla de los gases propano y butano disueltos en petróleo y obtenidos durante su refinamiento. Uno de los mayores inconvenientes a la hora de transformar un motor de gasolina a gas es el escaso número de estaciones de servicio de GLP, un problema que tanto Repsol como Cepsa están intentando solventar aumentando notablemente en los últimos años el número de puntos de repostaje.

GLP en el medio ambiente

Existe una creciente preocupación por mejorar la calidad del aire en las ciudades, y el principal punto de mira está en la circulación de vehículos, cuya emisión de gases es perjudicial para nuestro entorno. Por eso, los fabricantes de automóviles han empezado a mirar hacia un futuro respetuoso para el medio ambiente y que ayude a la reducción del calentamiento global. Un ejemplo de ello son los motores de GLP.

El GLP es un tipo de carburante que nace como alternativa a los combustibles tradicionales con la intención de reducir en un 70 % las emisiones de NOx (óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno) y hasta un 90% las de partículas. Además, también se disminuyen las emisiones de CO2 y hasta un 50% en los niveles de ruido. Gracias a la gran reducción de emisiones de estos vehículos, el funcionamiento de sus motores es más limpio y, debido a que son bifuel, es decir, disponen de dos depósitos, uno para gasolina y otro para GLP, tienen una mayor autonomía. Una gran ventaja para nuestro entorno y una de las razones por las que el plan VEA (Estrategia de Impulso del Vehículo con Energías Alternativas) tiene el objetivo de que en 2020 existan 250.000 coches de GLP en España.

M-30 de Madrid / Fuente: José Luis Roca (El País)

Otra ventaja que ofrece el GLP es que se somete a los mismos estándares de calidad y seguridad que el resto de carburantes. Estos depósitos son 20 veces más resistentes y permiten aguantar más presión que los de gasolina. Se trata de un combustible que no es tóxico, ni corrosivo y menos inflamable que los tradicionales. Además, en su estado gaseoso no representa ningún riesgo de derrame.

Transformación de motores a GLP

Los vehículos con este tipo de carburante pueden ser comprados de serie, en algunos concesionarios o directamente ser transformados en talleres especializados en este tipo de modificaciones. Estos últimos añaden un sistema de alimentación en paralelo para que su motor de gasolina funcione con gas, es decir, los coches conservan su instalación inicial y en cualquier momento se puede cambiar de uno a otro combustible. Este montaje consiste en incorporar un depósito de gas, que puede ser de varios tamaños, una boca de llenado de seguridad y un nuevo indicador de nivel del depósito de gas.

Esta transformación tiene un coste entre los 1.000 y 2.000 euros, dependiendo de si se trata de una instalación básica o de una más integrada. Su coste a la hora de llenar el deposito es inferior al de otros tipos de carburantes pero generalmente estos depósitos, al ser complementos al de la gasolina, suelen ser más pequeños y de una capacidad no mayor a 30 litros. Para conocer más sobre este tema, Variación XXI se desplazó hasta Toledo hablar con uno de los responsables de estos talleres en la capital manchega.

Vehículos fabricados de serie con el motor adaptado a GLP

Además de la posibilidad de la transformación de vehículos a GLP, ya son muchos los fabricantes que se han unido a la alternativa del Autogas y han ampliado sus gamas con motores adaptados de serie para funcionar con este tipo de carburante. Entre ellos, las marcas que ya ofrecen vehículos con GLP en España son Alfa Romeo, Citroën, Dacia, Fiat, Ford, Opel y Renault.

Modelo de vehículo con motor adaptado a GLP / Fuente: Maria Martínez (El Confidencial)

Según Rubén Roibas, responsable del concesionario Argüelles Cars, los primeros vehículos que aparecieron con motores GLP de fabrica fueron los de la marca Opel. Esta marca se unió a la alternativa ecológica en 2017 y ya cuenta con 5 gamas de vehículos con este tipo de carburante.

 La mayoría de los concesionarios coinciden en que la falta de información sobre las ventajas reales para el usuario hace que éstos encuentren más llamativa la idea de apostar por un híbrido o un coche eléctrico antes de comprar uno con motor GLP. Y aunque es cierto que muchas multinacionales lo presentan como opción en España, no es un mercado que este ahora mismo en auge.

Por otro lado, existe la opción de hacer una transformación posterior al motor, y económicamente llega a ser rentable por la diferencia de precios en el combustible. Y, aunque ya son muchos los que están satisfechos, es cierto que algunos aún no se deciden puesto que las modificaciones harían perder la garantía oficial del vehículo, algo que no termina de convencer a los usuarios.

Dejando a un lado las distintas formas de adquirir un vehículo con GLP, está claro que el camino es arduo y que la concienciación por lo ecológicamente rentable aún reside en un segundo plano, por detrás del mero interés económico. Aún así, la reflexión es clara cuando se trata de transformar hábitos perjudiciales para la salud.