La losa social y laboral sobre los tatuajes y modificaciones corporales
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El 38% de la población mundial está tatuada o modificada
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El sector laboral se está modernizando eliminando prejuicios
Los tatuajes han ido ligados a los humanos desde sus inicios, ya fuera por rituales, creencias místicas o simple decoración. Tanto es así, que la primera persona tatuada de la que se tiene constancia es un cazador del Neolítico con 61 tatuajes en el cuerpo. Sin embargo, fue evolucionando con la historia y el tatuaje pasó de ser un símbolo de respeto o un motivo de adoración, a ser asociado a personas con tendencias delictivas al popularizarse entre los internos de las cárceles en la sociedad moderna
Actualmente los tiempos están cambiando, hasta el punto de conceder al día 17 de julio el Día Internacional del Tatuaje. Hoy en día, el 38% de la población mundial tiene al menos un tatuaje y, según la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP), en 2019 el porcentaje de personas tatuadas en España oscilaba entre el 12% y el 15%, convirtiéndose en el sexto país del mundo más tatuado.
De este modo, se ha pasado de un total de 100 salones de tatuaje en toda España en 1996, a entre 2500 y 3000 en el año 2019, con más de 300 solo en Madrid, realizándose una media de un millón de tatuajes al año.
A pesar de este aumento de su popularidad, ¿sigue la gente teniendo prejuicios ante esta forma de expresión?
Orígenes del rechazo social
Aunque los tatuajes comenzaron siendo una forma de culto, pronto empezó a ser un método para distinguir de forma negativa a ciertos individuos de la sociedad: los griegos y romanos tatuaban a criminales, de la misma forma que se hacía en Japón donde, además, solo se tatuaban voluntariamente las personas vinculadas a la mafia. Se cree que estos fueron los inicios de la vinculación del tatuaje al mundo criminal.
Estas asociaciones hicieron que las personas tatuadas fueran vistas con muy malos ojos, llegando a provocar que a día de hoy se sientan juzgadas incluso por su círculo más cercano, como nos cuenta Sergio Majano, actor de doblaje, scare actor y vendedor: “Siempre intentas de alguna manera que te quieran tal como eres, porque no va a cambiar tu forma de ser, ni tu forma de trabajar ni de actuar porque lleves un tatuaje más o un pendiente menos”.
¿Cómo se percibe el tatuaje en la actualidad?
Aunque a día de hoy el 38% de la población se encuentra tatuada y modificada, aún se siguen encontrando artículos dedicados a estigmatizar a estas personas.
Es el caso de un estudio realizado por las Universidades McMaster y Wilfrid Laurier en Canadá, el profesor de economía Bradley Ruffle y la profesora de psicología Anne Wilson concluyeron que tener tatuajes está relacionado con la impulsividad haciendo una distinción de género en el que las mujeres con tatuajes visibles son más impulsivas y los hombres lo son siempre, a pesar de que, en el propio artículo se confiesa que no tienen pruebas de ello.
Esto estigmatiza a las personas tatuadas a la hora de acceder a un trabajo o en su vida social como nos cuenta Adriana Sancho, tatuadora en Vallekas Tattoo, quien afirma que “sigue habiendo sitios donde todavía te hacen ponerte una tirita en el piercing para ir a trabajar”.
Debido a los problemas sociales causados por este prejuicio, muchas personas totalmente tatuadas y radicalmente modificadas pasaron años pensándose dar el paso, como es el caso del influencer René ZZ, el cual afirma que no empezó a tatuarse hasta rondar los 30 años, a pesar de ser fan del mundo del tatuaje desde los 15.
La distinción de género y las diferentes justificaciones en artículos se repiten en reiteradas ocasiones, lo que contribuye a que aumente el estigma social, pero ¿cómo se percibe realmente en el ámbito laboral?
En un artículo de La Vanguardia publicado en marzo de 2019, se habla de que hay “sectores más abiertos” a contratar a personas de estas características, tales como bares, discotecas o tiendas de ropa urbana, sin embargo Sergio Majano confiesa que “sobre todo en tiendas de ropa y restauración, es donde más suelen poner esa barrera”, mientras que el sector sanitario pide expresamente que sus trabajadores oculten sus piezas, como afirma Natalia Gálvez, técnica en cuidados auxiliares de enfermería y anilladora: “Al segundo día me echaron. Yo empecé las prácticas en un hospital privado, al segundo día a las 8:30 de la mañana la directora de enfermería me llamó a su despacho, estaba ahí mi profesor y me dijo que como me dedicaba a hacer piercings no era apta para cuidar enfermos”. El sector bancario tampoco es muy amigo de esta estética o, según menciona la propia noticia, los “restaurantes de una mayor categoría” tampoco quieren tatuajes.
A pesar de la enorme cantidad de prejuicios con los que conviven cada días las personas tatuadas o modificadas, con el paso de los años se ha notado un cambio considerable en el ámbito laboral. Sergio fue uno de los miles de jóvenes que, finalmente, han tenido una buena experiencia al buscar trabajo: “Doy gracias a que cuando hice la entrevista no me pusieron pegas, valoraron lo que es la forma de trabajar antes que el físico”.
Eliminación de piezas permanentes
Ya sea por motivos laborales o puramente estéticos, el método de eliminación de tatuajes con láser está cada vez más en auge. Lo que hasta hace unos años era para toda la vida, ahora se puede eliminar.
Adriana Sancho, afirma que en su estudio, el cual ofrece la posibilidad de eliminar piezas, la gente acude “para tapar y tatuarse encima de un tatuaje que no le guste, poca gente lo hace porque se haya arrepentido y no quiera llevar tatuajes”.
Esto reafirma la idea de que a día de hoy está cada vez más normalizada esta forma de expresión y hay menos impedimentos por parte de la sociedad.
Es evidente que desde el nacimiento de los tatuajes hasta ahora se ha producido una notoria evolución, no solo en el ámbito social, sino también en el laboral. Sin embargo, todavía queda mucho para que una persona con modificaciones corporales o tatuajes sea vista como una persona apta para ejercer cualquier tipo de trabajo. Natalia Gálvez es una de esas personas que están allanando el terreno a las futuras generaciones que quieran hacerse modificaciones corporales o tatuajes sin miedo a no poder ejercer una profesión por su aspecto. Por otro lado está Sergio Majano, un chico joven que está dispuesto a demostrarle a la sociedad su enorme valía sin ocultar sus tatuajes o modificaciones. Sin conocer a Natalia, él ha tomado su relevo para romper otra de las muchas barreras que hay en torno a esta cuestión.
Es así como se cambian las cosas, demostrando al unísono, de generación en generación el gran nivel profesional y humano de chicos y chicas que deciden optar por este tipo de estética.
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