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periodismo universitario en internet

Con la fama a cuestas

Con la fama a cuestas

Paco González en el estudio de Tiempo de Juego de Cope

Hace pocas semanas, la familia de Paco González fue atacada con armas blancas. Maite, la esposa del periodista; y María, su hija de 19 años, se dirigían en coche hacia la universidad en la que estudiaba la joven. Aprovechando una parada, un hombre y una mujer lograron entrar en el coche y apuñalar varias veces a ambas pasajeras. María consiguió escapar y pedir ayuda. Finalmente, los agresores lograron huir, al menos durante unas horas.

Lorena Gallego Fernández y su novio, Iván Trepiana Palao, fueron detenidos acusados de ser los culpables del ataque. Ella trabajaba como enfermera higienista dental. Las descripciones de sus conocidos, que la catalogan como una persona “normal, que ni siquiera fumaba ni bebía” esconden la verdadera cara de Lorena, una mujer que llegó a encargar a su novio que contratara a unos sicarios para deshacerse de la esposa de González. El motivo: estaba enamorada y completamente obsesionada con el director del conocido programa radiofónico Tiempo de juego.

Este es, posiblemente, uno de los ejemplos más extremos que se han visto en los últimos años que muestran el peligro que puede suponer  el ser una cara visible al público. La gente sabe quién eres, a qué te dedicas, e incluso puede llegar a conocer aspectos tan personales como tu domicilio o tu teléfono personal. En algunos casos esos datos pueden llegar a las manos de gente peligrosa, que puede poner en peligro la integridad física y psicológica de los perjudicados.

Paula Vázquez y su polémico tuit

En ocasiones, como es el caso anterior, los agresores pudieron llegar a asesinar a la esposa y a la hija de Paco González. Sin embargo, hay ejemplos menos dramáticos pero igualmente molestos, como es el de Paula Vázquez y el problema en el que ella misma se metió. La presentadora publicó en la red social Twitter la foto de un documento en el que aparecían, entre otros datos, su número de móvil. Lógicamente, las reacciones no tardaron en aparecer. Durante las horas siguientes, Vázquez sufrió un verdadero acoso telefónico masivo. Llamadas, mensajes, WhatsApps… comenzaron a colapsar el teléfono de la famosa presentadora. Para terminar de cavar su propia tumba, Paula comenzó a publicar los números telefónicos de sus acosadores (un acto ilegal) tras un peculiar aviso: “¡estoy en un entierro, por favor parad de llamar y escribir ya! ¡No lo pienso más, colgaré vuestros números!”.

Cake Minuesa amenazado por ETA

Mucho más serio es el caso de Cake Minuesa, el periodista de Intereconomía que el pasado enero recibió (también a través de Twitter) amenazas de muerte por exigir a los expresos de ETA que pidieran perdón en el acto que celebraron en Durango (Vizcaya). Al igual que él, otros miembros de la cadena recibieron amenazas.

El hecho de ser un personaje conocido supone convivir con el riesgo de sufrir ataques como los anteriormente nombrados. Este problema se ha visto reforzado en los últimos años con la aparición de las nuevas tecnologías, que crean una red global en la que todos estamos más cerca. Es un acuerdo tácito que se firma al mostrar la cara al público a través de los medios de comunicación.

 

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