95% De censura

Colas que superan la semana de duración frente a las principales cadenas de supermercados, desabastecimiento de productos de primera necesidad, inflación, escasez de medicamentos y un incremento del índice de delincuencia, no merman los nervios de un gobierno si éste, mediante la ostentación del 95% de los medios de comunicación, ejerce la tiranía del silencio.

¿Existe realmente censura en Venezuela?

”En Venezuela cambió radicalmente el sistema de valores, político, económico y social en el que crecí” declaraba Julia Betancort, residente en Caracas y gerente de recursos humanos en una empresa privada de la misma ciudad. Nos pidió que ocultáramos sus datos personales por miedo a represalias del régimen, para después afirmar que ”La censura no ha sido directa ni frontal, sino mediante la asfixia económica de los medios de comunicación que no les eran afines hasta quebrarlos y comprarlos, convirtiéndolos de esta forma en medios oficiales o pro-régimen. Actualmente el 95% de los medios de comunicación son oficiales”.

Con estas demoledoras acusaciones nos cerciorábamos de la aplastante censura con la que asfixia el Gobierno Venezolano al Pueblo. Julia no dudó en esclarecer que, para informarse, no podía recurrir a los medios oficiales. La lista de medios clausurados por no comulgar con los prototipos del régimen se hace extensa. Tan sólo en el 2009 fueron cerradas 34 emisoras de radio. Uno de los ejemplos más polémicos fue el caso de Shirley Varnagy,  periodista de Globovisión: en una entrevista a Mario Vargas Llosa, Premio Nobel peruano, la cadena suprimió la respuesta cuando Shirley preguntó al escritor sobre Hugo Chávez. Después del suceso, la periodista renunció a su puesto. (Consulta la noticia completa aquí en El País)

Otro ejemplo es el del canal NTN24, cuando  el pasado 12 de febrero la señal de televisión fue retirada de la parrilla de programación de todas las cableoperadoras que operan en el país, por órdenes directas de Nicolás Maduro. (Comunicado oficial de NTN24 tras la censura aquí)

Sin embargo, la censura no se conforma con abarcar por completo la gestión externa del Partido, sino que se centra también en la propia autogestión del mismo. Es el ejemplo de las pautas de estrategia política a seguir por el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) las cuales no trascienden por sí mismas, sino que tienen que hacerlo a través de núcleos externos al Partido.

Julio Montoya diputado partido Primero Justicia. Conferenciaba ante Venezolanos en Madrid.

Es el caso  que denuncia Julio Montoya, diputado de Primero Justicia. El pasado Jueves 23 de abril era invitado por Venezolanos Activos En Madrid y la Fundación Justicia y Democracia para ”hablar claro” sobre ”la realidad de la situación social y las denuncias” comenzaba diciendo Montoya.

No sólo en la comparecencia, sino también ante nuestras preguntas y en un gran número de medios, Julio Montoya no ha vacilado en afirmar con rotundidad existen documentos que demuestran la vinculación de Podemos con el asesoramiento a Nicolás Maduro a través de CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales).

Resulta irónico concebir tales pruebas documentales teniendo en cuenta que la Fundación se define a sí misma en su página web como ”una organización política no partidaria dedicada a la producción de pensamiento crítico y al trabajo cultural e intelectual para fomentar consensos de izquierdas.”

Esta Fundación ”no partidaria”, señala Montoya, no se limitó a proporcionar meros consejos adyacentes, sino que proporcionó un ”asesoramiento sistemático en materia de comunicación en los últimos 10 años” recalcaba el diputado.

Estas estrategias comunicativas van desde convertir al partido único del régimen en un partido de masas hasta concebir a los estudiantes mediante el término de ”terroristas”. Este precepto pasa por acusar a todo argumento racional en contra del régimen de ”atentar en contra de la República Socialista Bolivariana”. A pesar de los continuos intentos por parte de Íñigo Errejón y Pablo Iglesias de desbancarse de estas acusaciones, el diputado de Primero Justicia no duda en ratificar que ”Los de Podemos dictaban el discurso de Chávez y Maduro”

Patricia Mejía, venezolana residente en Madrid, decidió quedarse en nuestro país por la seguridad que éste le ofrecía.

A esta situación, que patrocina el descontento general del pueblo venezolano, hay que añadirle una sensación de inseguridad ciudadana. Las estadísticas establecen que el número de homicidios intencionados supera en número a los de países como Colombia. Lo mismo ocurre con el número de robos con violencia.

Esta fue una de las razones por las que Patricia Mejía, enfermera nacida en Caracas y residente en Madrid, decidió abandonar Venezuela.”Yo tenía un buen sueldo”, nos comentaba la entrevistada pero ”tenía miedo”. Patricia tomó la decisión de abandonar su país, cuando, una tarde mientras se hacía la manicura, presenciaba cómo más de una decena de personas estaban siendo robadas en la plaza Chacaito , una de las más céntricas y concurridas de la capital, mediante el empleo de Escopolamina, más conocida como Burundanga o La droga de los violadores.

El gobierno, lejos de actuar contra el pillaje, presenta una nula separación de los poderes ejecutivo legislativo y judicial, aunándolos en un sistema centralizado que vuelca toda su gestión en la ostentación del poder militar con el objetivo de perpetuarse en el liderazgo. Mientras, el pueblo, relegado a mera comparsa, continúa siendo duramente reprimido ante cualquier atisbo de queja.

”No olviden que esta gente – declaraba Julio Montoya refiriéndose al actual gobierno venezolano- habla como Marx, gobierna como Stalin y vive como Rockefeller.”