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periodismo universitario en internet

La iglesia que no entiende de religiones

  • «Ahora mismo tenemos 30 niños que no pueden ir al cole. La solución que hemos encontrado es que maestros jubilados vengan a darles clase» comentaba el párroco Javier Baeza a esta redacción.

  • «Las citas más prontas que está dando el Ayuntamiento de Madrid para estudiar la condición de refugiado son en febrero del año que viene» lamenta Javier.

La Iglesia San Carlos Borromeo se ha convertido en los últimos años en el centro neurálgico del barrio de Vallecas, y en un punto mediático en los últimos meses por su decisión de acoger a aquellos y aquellas migrantes a los que el Ayuntamiento de Madrid había dado la espalda. «Esto no lo hemos inventado nosotros, desde los años 80 ha sido una parroquia muy implicada en la realidad del barrio y de la gente que iba llegando», comenta Javier Baeza, que no pierde la oportunidad de quitarse mérito y apelar al sentimiento de comunidad.

Entre descampados y casas humildes de ladrillo, se encuentra esta iglesia que desde luego, no pasa desapercibida para nadie. Todo lo que la rodea se sale de los dogmas clásicos de la iglesia católica: en su fachada destaca una pintada donde pone “Alfon libertad” en recuerdo al polémico arresto a un joven del mismo barrio. La parroquia se encarga de dar asesoramiento legal a inmigrantes, y de acoger y ayudar a personas generalmente excluidas de la sociedad. En esta iglesia, hay sitio para personas con ideologías y religiones diferentes que necesiten ayuda, asilo, comida o incluso juguetes para los niños y niñas. No solo es una iglesia, también se considera un lugar social con prioridad de asilo para todas las personas que se encuentren en situaciones críticas de pobreza, exclusión social, maltrato o falta de recursos. (http://www.sancarlosborromeo.org/)

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Entrevista al Padre Javier, por Esther Gomez-Portillo y Maya Taylor García/ Carin Kemp

«Como comunidad religiosa pensamos que nadie puede ser perseguido por sus ideas»

Hace unas semanas, se conoció que varias familias habían sido rechazadas por el Samur Social y encontraron un techo donde poder dormir gracias al cura de esta iglesia, Javier Baeza, que a diferencia del Ayuntamiento de Madrid, no les dio la espalda. Entre todos desplazaron los bancos en los que todos los domingos se escucha la misa y convirtieron este espacio en su hogar durante unos días. Algunos dormían en los bancos, y otros en colchones que habían conseguido en el barrio. Pero este no es un caso aislado, la iglesia de San Carlos Borromeo también se ha hecho famosa y ha sido un foco de polémicas porque fue el lugar donde el actor Willy Toledo acudió en vez de ir a los juzgados, acusado de presuntamente haber insultado a Dios y a la Virgen. El padre Javier ofreció el espacio de la iglesia para acoger al actor, un acto que puede sonar contradictorio pero que, según el párroco, es algo normal si se respeta la libertad de expresión de cada persona, aunque no se esté de acuerdo con ella: «Como comunidad religiosa pensamos que nadie puede ser perseguido por sus ideas», declaró Javier.

Todos estos actos de “rebeldía” provocaron que el párroco Rouco Varela decidiera intentar cerrar la iglesia en 2007, argumentando que se trata de una parroquia de «acción alejada del dogma y de los ritos; abierta a drogadictos, insumisos, okupas, presos, inmigrantes y desahuciados, una de las últimas lacras en azotar a los más desfavorecidos».  Según Rouco no se puede permitir que los curas den la misa sin la indumentaria eclesiástica correspondiente, que admitan a ateos y musulmanes entre sus paredes, ni que se haga la eucaristía con rosquillas en vez de con hostias. Ante esto, el párroco Javier Baeza, que consiguió reabrir su iglesia, comentaba a Variación XXI que los símbolos son solo eso, símbolos: «Si tenemos rosquillas lo hacemos con rosquillas, no por ello va a ser menos o estar mal hecho».

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Sala principal de la Parroquia San Carlos Borromeo que ha servido de hogar a migrantes/ Maya Taylor García

«Algo de lo que te das cuenta cuando entras en el mundillo de la exclusión social es de que una cosa es el principio rector, el marco teórico del que tantos políticos se llenan la boca, y otra es la realidad»

Javier Baeza, lamenta con un tono de preocupación o quizás incluso de tristeza que las instituciones no estén empadronando a las personas que llegan a su iglesia buscando refugio, porque dice que según la ley, cualquier persona que tenga un lugar donde vivir, aunque sea el banco de un parque, tiene derecho a empadronarse. Este hecho además provoca que los hijos e hijas de estas personas no puedan ir al colegio, por un tecnicismo como es el padrón, sostiene Baeza : «Ahora mismo tenemos 30 niños que no pueden ir al cole porque sus padres no están empadronados. La solución temporal que hemos encontrado es que maestros jubilados vengan aquí a darles clase». Pero esta no es la situación óptima, y es que en su opinión las instituciones no están haciendo un buen trabajo, ni están teniendo en cuenta el “interés superior del menor”, sino que están intentando amedrentar a estos y estas migrantes, con el objetivo cree, de evitar que vengan sus familias.

«Algo de lo que te das cuenta cuando entras en el mundillo de la exclusión social es de que una cosa es el principio rector, el marco teórico del que tantos políticos se llenan la boca, y otra es la realidad» añade. Le preguntamos si cree que quizás intentan evitar el denominado “efecto llamada”: «Yo creo que no hay un efecto llamada, hay un efecto huida de diferentes realidades, huyen de Venzuela o del Salvador porque les persiguen las Maras, o de Colombia porque han asesinado a sus hermanos».  Las instituciones Españolas, al no proteger ni amparar a estas personas, están provocando también un efecto huidad de España: «llamas a tus familias y les dices que lo que pensabas que era el paraíso de la democracia española, resulta que no es así, y que tus hijos están viviendo en la calle, y que no te empadronan por no se sabe que razón burocrática, pues puede ser que mucha gente diga: para malvivir o morir allí, lo hago en mi país» apunta el Padre Javier.

En cuanto a los discursos racistas de diversas formaciones políticas, Javier Baeza apunta que el discurso de ultra derecha que vocifera ahora Vox lo ha hecho también el Partido Popular y sucedáneos: «hay que combatir pacificamente pero de la forma más radical posible a ideologias como la de Vox», pero apunta «no nos podemos olvidar de que las peores reformas de las leyes de extrangería en España las ha hecho el PSOE, las concertinas en Ceuta y Melilla las puso Zapatero, y la mayor persecución en controles policiales por raza fueron en la época de Rubalcaba».

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Interior de la iglesia “roja” de Vallecas/ Carin Kemp

«Hemos descubierto que lo que se predica no hay que creerlo»

La labor de este centro se aleja de las tareas habituales de la Iglesia católica, Javier Baeza incluso afirma haber acompañado a mujeres en situaciones precarias a abortar, no por qué esté a favor dice, sino porque no cree que sea él quien deba decidirlo. También confiesa que considera más “antinatural” tener que ser célibe para poder desarrollar una tarea como la suya, que encontrarse ante la posibilidad de que un hombre se enamore de otro hombre. Baeza habla de la fe como un concepto no religioso, dice que ha descubierto que va mucho más allá, que es un concepto antropológico, y que esa es la razón por la que en su parroquia se congrega gente de ideas y creencias muy diversas.

Le preguntamos por qué cree que su parroquia es una excepción dentro de la Iglesia Católica, y dice que en su opinión es porque se predica mucho y luego no se vive respecto a lo que se ha predicado: «hemos descubierto que lo que se predica no hay que creerlo, vamos a vivir y luego ya haremos la lectura de lo vivido». Añade además que una cosa es lo que se dice en el evangelio, y otra es la realidad: «por eso los ritos son accesorios, y por eso los curas -en esta iglesia- no nos revestimos ni nos disfrazamos para la celebración»,y que «lo importante no son los símbolos, sino a lo que estos símbolos nos remiten».

Un barrio encantado con la labor de esta Iglesia

Cuesta encontrar entre los vecinos del barrio alguien que no esté a favor de esta iglesia. Los vecinos destacan la buena labor y predisposición que el Padre Javier tiene con todas las personas del barrio. Un vecino nos comenta cómo cede la iglesia a grupos de jóvenes que no tienen ningún local de ensayo o reuniones de organizaciones sociales. «No sabemos cómo, pero siempre terminamos haciendo nuestras reuniones en la iglesia» comenta. Además, añade «Es importante hacer una labor social con los jóvenes, luego es tarde para sacarles de las drogas». Otra mujer que lleva toda la vida viviendo en el barrio, nos cuenta lo contenta que está con la labor que hace el cura de la San Carlos Borromeo y comenta además, que en esa iglesia fue donde ella hizo la comunión y espera que esté muchos años abierta.

Los vecinos y vecinas del barrio, además de estar encantados con la labor de la iglesia, también colaboran como pueden: con colchones cuando la iglesia los necesitó para poder dar cama a las personas que había acogido, también con ropa y con comida. Una vecina nos comenta que ha llevado juguetes para los niños y niñas que acuden a la iglesia a recibir sus regalos de navidad, y que como ella, también lo han hecho muchos otros. Además, en la puerta de la iglesia hay un cartel colgado en el que se pide que no lleven más ropa, porque las bolsas ya no caben en el espacio que les habían reservado. Javier Baeza comenta orgulloso que la solidaridad es algo maravilloso, y que en el barrio todos ayudan como pueden.

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Javier Baeza explica cómo la solidaridad llega a su parroquia, mostrando los sacos de ropa que han recibido/ Maya Taylor García

La Parroquia de San Carlos Borromeo es un lugar centrado en lo social, en acoger y ayudar a personas en riesgo de exclusión social y pobreza, lejos de cualquier ideología o religión. Esto ha provocado polémicas dentro de la institución de la Iglesia, pero también ha encontrado muchos simpatizantes que apoyan su labor, desde religiosos católicos hasta ateos. El centro representa la inclusión y la tolerancia, y prioriza las necesidades del ser humano por encima de los intereses institucionales, porque como dice Javier Baeza, «lo que nos convoca en esta iglesia es la fe en las personas».

2 Comments

  1. Muy interesante!!

  2. Vaya pedazo artículo, muy interesante y perfectamente explicada la labor de esta iglesia.

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