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periodismo universitario en internet

De las salas a los salones

El techo de la tienda cinematográfica Ocho y medio está decorado con esta pintura de la película Viaje a la Luna / Variación XXI

  • 9 de cada 10 personas que hemos entrevistado por la calle usan tanto Netflix como Spotify, y coinciden en lo mismo: «Son baratas y tienen de todo»

  • Las nuevas plataformas están acabando lentamente con los cines y las tiendas de discos

 

Hemos salido a la calle a preguntar a los ciudadanos cómo consumen actualmente productos culturales. Llegamos a Callao un sábado de diciembre en el que aprieta el frío, pero con la luz de sol se está a gusto caminando por las calles de la capital. Éstas se encuentran abarrotadas de gente que ha venido a hacer compras o a tomar algo, por lo que nos es difícil entrevistar a transeúntes acerca de su forma de consumir música, cine o series.

Salida del metro de Callao en la Gran Vía / Variación XXI

 

Quién dijo que la venta de productos culturales está en crisis

Entramos en la Fnac, donde, a pesar de que la gente ya no compra tantos discos y películas, encontramos a un montón de gente buscando música de los grupos que les gustan o temporadas de las series que siguen. Intentamos hablar con un dependiente, pero nos dice que un día como ése es complicado atender, ya que no dan abasto.

Además, otra de las chicas que trabaja en esta gran tienda cultural nos avisa de que no está permitido grabar, a pesar de lo cual hacemos algunos planos y más de una fotografía. De las plantas que visitamos, la más concurrida es la de CD´s y DVD´s,  por encima de la de tecnología o la de libros.

 

Los jóvenes y las plataformas

Fue inaugurado el 2 de diciembre de 1933. Actualmente pertenece a la red de salas de cine Cinesa / Variación XXI

Más tarde vamos a la salida del cine Capitol, donde entrevistamos a un par de parejas jóvenes sobre sus preferencias a la hora de entretenerse. La primera nos cuenta que usan la plataforma de moda Netflix, en la que ven series y películas; y escuchan música sobre todo a través de Youtube y Spotify. La chica nos cuenta que, sin embargo, va todos los meses al cine. Porque sigue disfrutando al ver las películas en pantalla grande. El chico, por otro lado, dice que sólo va al cine de vez en cuando, cada tres meses aproximadamente. Cuando les preguntamos por descargas ilegales, responden que ya no merecen la pena, ya que las nuevas plataformas tienen un precio asequible para personas que estudian o no tienen muchos ingresos. A diferencia de las entradas o los precios de productos en tiendas como la Fnac.

La segunda pareja nos ofrece respuestas parecidas: su forma principal de consumir música es a través de Spotify, la versión gratuita, ven series y películas en Netflix y no descargan, ya que no les hace falta. No obstante, a diferencia de la mayoría de los jóvenes españoles, van al cine casi todas las semanas.

 

 

En la librería que lleva por nombre una película de Fellini

Esta librería especializada en cine -y de prestigio internacional- es un lugar con encanto / Variación XXI

Después, en la calle Martín de los Heros, en la que se encuentran los cines Renoir y los cines Golem, dos de los lugares de Madrid en los que se puede encontrar cine independiente en versión original, entramos en la librería Ocho y medio, especializada en el séptimo arte. En esta acogedora tienda de libros a la que han venido muchos cineastas (desde Almodóvar hasta Amenábar pasando por Díaz Yanes) a presentar sus películas, uno de los dependientes nos cuenta su visión del mercado de las películas.

En su opinión, una cinta a 5 euros (el precio que ellos tienen establecido), es económica. Aunque reconoce que la gente en general ya no compra este producto al tenerlo gratis en plataformas. A no ser que se trate de cinéfilos que quieran tener la cinta en formato físico por motivos sentimentales. Nos dice además que esas plataformas están provocando que la gente vaya menos al cine, sobre todo las personas con pocos ingresos y baja edad. Pero por otro lado, han servido para combatir eficazmente la piratería.

 

El Corte Inglés, símbolo de la decadencia

Entramos en la tienda de El Corte Inglés que está enfrente del edificio principal de esta marca que hay en Princesa. Está dedicada a la venta de libros, productos tecnológicos y discos y películas. Sin embargo, el espacio dedicado a estos últimos productos se ha ido reduciendo con el tiempo. Hoy apenas hay tres filas de discos y dos de películas, éstas casi escondidas. Encontramos muchos productos con el precio reducido, debido a que la venta cada año va disminuyendo. Una dependienta nos cuenta que prácticamente sólo compran discos y películas o bien personas mayores o bien gente que las utiliza como regalo en una fecha especial, excepciones aparte.

 

En los cines Renoir de Plaza de España

Entrada a los cines Renoir, dedicados a las versiones originales subtituladas / Variación XXI

En los cines de la cadena Renoir suelen emitir películas que muchas veces la gente no encuentra cuando va a cines de centros comerciales. Además, apuestan por la versión original, algo que entre el público más cinéfilo se valora mucho. Hablamos con un trabajador de los que están situados en Plaza de España, que nos cuenta que si bien el precio de las entradas ha disminuido últimamente, también lo han hecho el número de clientes que van cada semana.

Una de las causas de esa bajada de público está en el desconocimiento por parte de muchas personas de que no todos los días el precio es alto. Los miércoles, por ejemplo, uno puede disfrutar de una película de autor en versión original por 4 euros con 50 céntimos, un precio asequible en opinión de este trabajador.

Hay gente, sin embargo, que con la facilidad de Internet no va al cine, nos cuenta, ya que o bien se descargan las películas o bien utilizan las nuevas plataformas. Comprende que las personas jóvenes se descarguen películas, pero eso implica tirar por la borda el trabajo de mucha gente, por lo que hay un problema en esa cuestión a nivel ético, más allá de las cifras.

Nos explica que las plataformas como Netflix o Amazon se están comiendo a los demás, y eso no es del todo positivo, ya que es necesario que haya pluralidad en la oferta. Por último, explica que las personas que suelen ir a estos cines son en su mayor parte gente de más de 40 años.

 

Entre los espectadores

En la puerta de los cines Renoir de la calle Martín de los Heros, donde se encuentran las estrellas dedicadas a Javier Bardem o Penélope Cruz y otros cines que apuestan por películas diferentes, los Golem, entrevistamos a una señora que va todas las semanas o cada dos semanas a ver una película a estos cines. Considera que las entradas son caras, en general, por lo que aprovecha para ir los llamados días del espectador. Nos cuenta que hace mucho que no compra una película en formato físico y nos habla de la plataforma Filmin, que hasta ahora nadie había nombrado. Se trata de una especie de Netflix más en la línea del cine de autor, por lo que sus clientes suelen ser cinéfilos y no el perfil medio de gente que sólo busca entretenerse. Esta señora también utiliza Spotify, aunque la versión gratuita.

Recreación del paseo de la fama de Hollywood, localizado en la calle Martín de los Heros / Variación XXI

 

 

Conclusión

Hemos podido comprobar que personas de distintas edades tienen un interés común en consumir música a través de Spotify, por lo que han dejado de lado la compra de discos; ver series y películas a través de Netflix, por lo que van menos al cine que antiguamente; y todas reniegan de descargar cultura de forma ilegal, lo que es significativo, porque hace años era algo más habitual. Las descargas han bajado considerablemente, así como la vente de productos de los manteros en la calle, debido a estas nuevas formas de consumir entretenimiento.

Esa es la parte positiva. La negativa, que los cines ya no tienen la importancia que tenían para la sociedad hace décadas. La gente cada vez va menos y las películas que se suelen encontrar en la mayoría de las salas son las de grandes presupuestos. Por lo que esta nueva forma de consumir, si bien ha sido beneficiosa para luchar contra la piratería, tiene como consecuencia que los discos y películas pequeñas, o los llamados discos y películas de autor, tengan más dificultades todavía a la hora de hacerse paso. Aunque también encuentran muchas veces en estas plataformas una forma de salir adelante.

Habrá que estar al tanto de cómo evolucionan estas nuevas fórmulas y de qué ocurre con los cines y las tiendas de discos. Algunos críticos de cine o musicales creen que en el futuro dejarán de existir. Hoy en día parece lejano ese momento. Por ahora.

El cine Callao fue el primero en España en emitir una película sonora y hablada, en el año 1929 / Variación XXI

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