Rugby, por amor al arte

Los jugadores del equipo local agrupados escuchando la arenga prepartido / Variación XXI

• Los estudiantes requieren tiempo y esfuerzo para compaginar el deporte y los estudios

• El rugby es el deporte estrella entre los universitarios

El rugby es uno de los pilares del deporte universitario. En España podemos situar el nacimiento de distintas disciplinas deportivas a comienzos del siglo XX, más concretamente, a principios de los años 20, pues fue en ese momento cuando se crearon las primeras asociaciones dentro de las universidades, tal y como explica un estudio elaborado por la Universidad de Córdoba en el año 2005. Con el paso del tiempo, las universidades ampliaron su abanico de propuestas deportivas para los estudiantes, hasta el punto de convertirse en grandes canteras y trampolines para los deportistas universitarios para alcanzar el nivel profesional. De esta manera, las universidades han ido añadiendo distintas actividades relacionadas con el deporte vinculándolas a la vida académica de los estudiantes.

Por su parte, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) incluye deportes como el baloncesto, balonmano, fútbol 7, fútbol 11, fútbol sala, rugby o voleibol para todos los alumnos que quieran inscribirse. Asimismo, las competiciones se organizan ya sea de forma interuniversitaria o a nivel interno (competición entre facultades).

De entre todos los deportes recogidos por la universidad, existe uno que destaca por encima del resto, por no ser tan popular fuera del ámbito universitario y por la deportividad que entraña. El rugby llegó en 1911 a España y siempre ha figurado en un segundo plano con respecto a otros deportes como el fútbol, el baloncesto o el tenis. Sin embargo, este contexto cambia radicalmente cuando nos referimos al ambiente universitario, y es que el rugby se ha convertido en el deporte rey en las universidades, debido al compañerismo y al aura festiva en la que está envuelto.

Puede que otra de las razones de su éxito sea que, al no tratarse de un deporte demasiado conocido y practicado en España, muchos jóvenes al llegar a la universidad lo descubren y ven en él una oportunidad de integrarse y hacer nuevas amistades.

Popularidad y enfoque del rugby universitario

Es innegable que la fama que ha adquirido este deporte se ha visto impulsada por todas las universidades que cuentan con clubes deportivos de rugby. Gracias a dicha atención por parte de la juventud hacia esta actividad, el 17 de abril de 2016, fecha conocida como el momento del apogeo del rugby en España, el estadio José Zorrilla, en Valladolid, completó su aforo y más de 26.000 personas disfrutaron de la final de la Copa del Rey de rugby, entre ellos el propio Felipe VI.

Disputa  por la posesión del balón / Variación XXI

Asimismo, y al igual que en la mayoría de universidades de nuestro país tanto públicas como privadas, en la ya mencionada UCM la mayoría de los estudiantes que se deciden a practicar algún deporte universitario eligen el rugby. Según fuentes del club de rugby masculino de la Facultad de Derecho de la UCM, esta opción se ve promovida para la mayoría por las características más destacables de este deporte, véase tales como su disciplina a la hora de prepararse tanto física como mentalmente, la dureza que implica un deporte tan físico y el compañerismo que realmente se esconde detrás de toda esta competitividad y severidad que transmite el rugby, que se puede ver reflejado en el conocido como “tercer tiempo“, donde los jugadores una vez han terminado el partido dejan a un lado el enfrentamiento para juntarse de forma amistosa y comentar el juego, todo ello con un trasfondo festivo y jocoso.

Tanto es así que por los pasillos, clases e incluso cafetería de las diferentes facultades se pueden ver paredes con carteles pegados que promocionan partidos e incitan a las nuevas generaciones de universitarios a participar en este deporte de equipo.

Para saber más sobre esta práctica y poder dejar a un lado los estereotipos que siempre le han acompañado como su brutalidad o su práctica poco disciplinada no hay forma más acertada que acudir a fuentes que están dentro del mundo del rugby universitario y que pueden aportar una visión más cercana sobre ello. De este modo se podrán dejar a un lado los prejuicios y tener unos conocimientos más veraces sobre este deporte.

Es el caso de nuestro protagonista de hoy, Alejandro Lafuente, estudiante de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, pero miembro del equipo de rugby de la Facultad de Derecho. Desde Variación XXI hemos querido acercarnos a él para que nos cuente un poco su experiencia en este deporte y cómo este ha influido en su vida, ya no solo universitaria, sino también personal.

No era algo nuevo

Para poner en contexto, ‘Lafu’, como le gusta que le llamen dentro del equipo,  empezó jugando al rugby a la temprana edad de doce años, siendo tan solo un niño, en el colegio. Aunque a muchos les pueda parecer una locura, ya que es el deporte rey en prácticamente todo el mundo, Alejandro no dudó en cambiar el fútbol por un deporte no tan solicitado entonces como el rugby. Un cambio que, según él, se vio motivado por su falta de talento para el fútbol y un temprano estirón que le hizo darse cuenta de que quizás podría destacar en otro tipo de deporte. Esto supuso que, al contrario que a muchos otros estudiantes, este mundo no le pillara de sorpresa cuando se introdujo en él en su primer curso universitario.

Compaginar no es fácil

Al igual que para cualquier persona es complicado compaginar dos trabajos o dos actividades, o para un estudiante lo es hacerlo con estudios y trabajo, compatibilizar estudios, trabajo, vida personal y deporte (aunque no se trate de un nivel profesional) tampoco es algo sencillo. Así lo reconoce la estrella de nuestro reportaje, argumentando que el rugby es un deporte que te supone tanto tiempo y esfuerzo que al final no puedes casi ni pensar en otra cosa que no sea en ello. Aun así, a pesar del cansancio, e incluso de las heridas, sacar algo de tiempo para dedicar a todos los demás ámbitos de la vida es todo un reto que con ganas y mucha organización se puede lograr.

Deporte y amor tampoco son incompatibles

Así queda demostrado por Alejandro, que nos cuenta que gracias al rugby conoció a su actual pareja, la cual es también jugadora de rugby y a la cual él tuvo la oportunidad de entrenar el año pasado. Parece que entre choque y choque se encendió la chispa. ¡Y qué chispa!, puesto que en palabras textuales del propio Alejandro: «es lo mejor que me ha podido pasar». Además, reconoce que gracias a ella ha aprendido a repartir mejor el tiempo para cada cosa. Esperemos que no resuelvan sus discusiones con una melé.

Los jugadores de ambos equipos realizando una melé en un partido / Variación XXI

Rivalidad con amigos

Como hemos mencionado antes, ‘Lafu’ juega para una facultad que no es a la que acude cada día a clase, además de que conoce a gente de muchas otras facultades, debido a los 4 años que lleva ya en el equipo y a los numerosos enfrentamientos que ha vivido ya contra otros equipos. Su situación, que seguramente sea también la de muchos otros, implica que cada semana ha de enfrentarse a amigos o gente conocida de alguna de sus clases o del campus. Esto, a su vez, supone cierto pique y que luego en clase durante la semana se produzcan comentarios jocosos sobre los partidos. Sin embargo, admite que la cosa nunca va más allá de la broma y que luego siempre se acaban juntando todos de buen rollo.

¿Rugby universitario tras la universidad?

Un jugador de la Facultad de Comercio y Turismo realizando un saque / Variación XXI

Quizás si preguntáramos a otras personas pensarían de forma contraria, pero Alejandro es partidario de que una vez que has terminado todo y te marchas definitivamente de la universidad lo de ser jugador de rugby en un equipo universitario debería acabarse también, ya que al final todo son etapas que se deben ir cerrando. Sin embargo, sí que tiene intención, una vez que acabe la carrera, de seguir ligado a este deporte, pero ya fuera del ámbito universitario. Aunque confiesa que no tiene intención de tomárselo muy en serio ni de llegar a ser profesional, sino que él realmente juega «por amor al arte».

Carrera periodística por un camino diferente

A pesar de haber cambiado en el colegio fútbol por rugby y de haber dedicado gran parte de su vida a este último, la verdad que su motivación e interés al meterse en la carrera de Periodismo va más ligada al primero, ya que admite que es el deporte del que más conoce y el que más le gusta ver. No obstante, no se cierra puertas y reconoce que en los últimos tiempos el rugby está poco a poco cogiendo más importancia por fin y que, al no haber ahora mismo tantos periodistas especializados en este tema, no le importaría centrarse en ello en un futuro.

Como hemos podido comprobar, después de hablar con una persona de dentro del mundo del rugby universitario, se trata de un deporte que, a pesar de la dureza en su juego, fuera del césped se caracteriza por el compañerismo y el buen rollo entre todos, como queda demostrado en los famosos terceros tiempos de cada partido. Además, es un deporte que está en claro crecimiento en todos los ámbitos y quién sabe hasta dónde puede llegar.