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periodismo universitario en internet

Con carrera y sin trabajo: la precariedad laboral entre los jóvenes españoles

 

Grupo de personas ante una oficina de empleo de la Comunidad de Madrid.

 

  • “El trabajo temporal no es precariedad; lo precario es trabajar sin contrato”

  •  Los contratos basura: pésimos salarios y condiciones laborales

 

La precariedad laboral entre los jóvenes no es un tema nuevo. Tras la crisis financiera que tuvo lugar en nuestro país entre 2008 y 2014, la búsqueda de puestos de trabajo en España se volvió una causa sin fin. Después de casi 5 años parecía que la economía había comenzado a recuperarse, y la oferta laboral en nuestro país por fin ofrecía cifras favorables. Sin embargo, la llegada de la pandemia ha supuesto otro grave parón en el flujo de empleo español, y uno de los grupos más afectados por ello han sido los jóvenes.

Una de las soluciones más recurridas ante la falta de empleo tras el confinamiento ha sido la de emigrar al extranjero. Según las estadísticas, en 2019 casi millón y medio de españoles emigraron fuera del país en búsqueda de empleo. A raíz de la pandemia, entre enero y junio de 2020, la cifra se disparó, 40.000 españoles se marcharon al extranjero, todos ellos en edades comprendidas entre los 20 y 40 años. Sin embargo, la situación en el extranjero tampoco aporta demasiadas expectativas.

Casos como el de Guillermo Tenías son un ejemplo de esta situación. Este joven de 25 años decidió en agosto de 2021 marcharse a Dublín en búsqueda de empleo. Graduado en Economía, con un año y medio de experiencia laboral y varias cartas de recomendación, tras meses de búsqueda aún no ha conseguido pasar las primeras entrevistas.

En Dublín, al igual que en varias ciudades de Europa, para abrir una cuenta bancaria y poder optar al alquiler de una vivienda es necesario presentar referencias laborales y un contrato de trabajo. Es por ello que este joven se ha visto obligado a aceptar un puesto en un sector completamente alejado del suyo, con condiciones laborales precarias y un salario mínimo para un contrato de 70 horas semanales.

Pancarta como denuncia ante la situación de precariedad laboral en España.

Como él son miles los casos de adultos menores de 35 que emigran al extranjero buscando un puesto en su área de especialización y terminan aceptando algo completamente distinto. Según datos aportados por Europapress este año, más de la mitad de los jóvenes españoles cree que es bastante probable que tenga que emigrar para poder trabajar en el futuro.

Por otra parte, nos encontramos con los contratos basura, otro gran protagonista entre los iniciados en el mercado laboral. El Instituto Nacional de Estadística indica que ya en 2019 la tasa de empleo de los graduados universitarios del curso 2013-2014 fue del 86,1%, y la de titulados en Máster, del 87,3%. Sin embargo, a pesar de que más de la mitad de los jóvenes trabaja actualmente, el 71% se encuentra en empleos de baja cualificación.

Un ejemplo de ello es Raquel, una Tripulante de Cabina de Pasajeros en Iberia Express. La entrevistada nos explica que, en el sector de la aviación, especialmente en España, los contratos suelen ser de 6 meses dentro y seis meses fuera, para no comprometerse con los empleados. Las empresas realizan tan sólo el número mínimo de contratos fijos marcado por la Ley de Trabajo y se dedican a abastecer el resto de su plantilla renovando constantemente el personal. Raquel explica que al final lo que el estado está haciendo es premiar a las empresas con subvenciones por reducir las cifras de paro, pero estos números no son fiables, ya que se trata de contratos de corta duración.

Otro caso es el de María, con 28 años ha decidido aceptar un puesto de trabajo para una aerolínea low cost en Hungría, WizzAir, que le ofrece un sueldo similar al que percibiría aquí (siendo este un país muchísimo más barato y con un salario mínimo interprofesional mucho más bajo al español), pero un contrato de 18 meses con posibilidad de hacerse indefinido una vez acabe este.

Empleados de otras compañías como Ryanair han criticado las pésimas condiciones de trabajo que deben afrontar, teniendo que pagarse ellos mismos el uniforme o debiendo cumplir con un mínimo de facturación fijado en 800 euros. Poner un objetivo como este para el personal de una aerolínea de bajo coste supone una exigencia irreal, por lo que muchos tripulantes a finales de mes se ven obligados a realizar ellos mismos compras a bordo para llegar esos objetivos.  

Pero los trabajadores con contratos basura no componen, por desgracia, la totalidad de personas con empleo en nuestro país. Son muchos los jóvenes y no tan jóvenes que actualmente están trabajando sin cotizar en España. 

Tal y como declaraba Jesús Echevarría en una entrevista, “El trabajo temporal no es precariedad; lo precario es trabajar sin contrato”.

Ante tantos contratos basura y semejantes condiciones, hay otro sector dentro del grupo de jóvenes trabajadores que es necesario mencionar, se trata de los  emprendedores y autónomos.

Este es el caso de Sergio Murillo, un joven empresario de 25 años perteneciente al sector de la hostelería. A los dieciocho empezó de camarero en un bar, un trabajo que a su vez combinaba con el puesto de relaciones públicas en diferentes discotecas (siempre cobrando en negro). Posteriormente decidió formarse como cocinero, tras lo que obtuvo un puesto con un sueldo mileurista pero que le exigía trabajar muchas horas extra fuera de contrato.

Sergio explica que la posición es sacrificada, y hay tanta demanda que no te puedes permitir negarte a realizar horas extra, presionado por frases como “si no las haces tú, tengo a otro que las hará por ti y se quedará con tu puesto”. Justo varios meses antes de comenzar la pandemia, le surgió la oportunidad de ponerse al mando del restaurante de su padre, quien había decidido jubilarse. Actualmente Sergio cuenta con otras dos empleadas de 26 años en su negocio.

Añade también que su idea principal no era esta, sino la de montar su propio restaurante que contara a su vez con zona de bar y discoteca. Debido a la pandemia, ha debido paralizar este proyecto, pero como él son muchos los jóvenes que se plantean comenzar su propio negocio. Según un artículo publicado por autonomosyemprendedores.es, de 2019 a 2020 a pesar de la crisis sanitaria, un 35,2 % de los jóvenes se han manifestado como futuros emprendedores o autónomos.

Durante 2020, el INE registró que más de la mitad de los jóvenes de entre 25 y 29 años vivía aún con sus padres, pero como han afirmado varios de nuestros entrevistados, el precio de la renta en nuestro país no es costeable con la calidad de contratos que se ofrecen en muchas ocasiones, haciendo que en más de un caso, como ya hemos visto, la solución sea acabar buscando oportunidades fuera.

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