La última vuelta al cole: el abandono escolar

Estudiante desesperado / Freepik

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• España es el país líder en la UE en interrupción de los estudios

• Los expertos sostienen que es necesario un cambio en el sistema educativo

Un fenómeno silencioso y preocupante está afectando el futuro de los jóvenes en nuestro país: el abandono escolar. Las estadísticas apuntan que un número significativo de estudiantes decide abandonar las aulas antes de completar su formación. Las causas subyacentes son numerosas y desde las instituciones se estudian las posibles soluciones que podrían allanar el camino hacia un sistema educativo más inclusivo y equitativo en España.

También conocido como abandono escolar temprano, se refiere a la situación en la que un estudiante deja la educación formal antes de finalizar un nivel educativo básico o de obtener un diploma o título. Puede ocurrir en diferentes etapas formativas, pero el término a menudo se asocia con la interrupción de los estudios de educación secundaria.

Somos es el país líder en la Unión Europea en cuanto a deserción escolar se refiere. El 26% de los jóvenes de España (entre los 25 y 35 años) no tiene estudios secundarios, cifra que dobla la media de la UE (13,5%). Nuestra tasa actual de abandono temprano es del 13,7%, a pesar de ser el país con más horas lectivas. Nuestros estudiantes de secundaria reciben 181 horas más que los alumnos europeos. Esto, lejos de mejorar la situación, ha causado el efecto contrario. La sobrecarga lectiva afecta sobre todo a los más rezagados en las aulas, y muchos centros no disponen de tiempo o recursos para reforzar a estos alumnos o desdoblar las aulas en grupos más equilibrados.

Comparativa de las tasas de abandono escolar en España respecto con la Unión Europea, y el resto de Europa / Ministerio de Educación

La situación fuera de Europa

En ciertos lugares de América Latina, las cifras ascienden hasta el 30% de abandono entre los adolescentes de 15 y 19 años. Puede parecer, por tanto, que la tasa española no es tan preocupante. Pero las circunstancias son muy distintas, puesto que son países menos desarrollados económicamente, por lo que es posible que muchos jóvenes dejen los estudios para trabajar.

Ahora bien, si comparamos los datos de España con América, vemos que allí este problema es inexistente. Su sistema educativo acompaña mejor las necesidades que tiene cada estudiante y se adapta mejor al ritmo de cada uno. España no sólo está en desventaja respecto a Europa, sino también con el resto de potencias del mundo.

Después de la pandemia

El Covid-19 tuvo un impacto significativo en el sistema educativo, que tuvo que enfrentarse a numerosos retos. Podría parecer que el cierre de escuelas y las clases online afectaron negativamente a la tasa de abandono escolar, pero lo cierto es que disminuyó del 16,3% en 2020 al 13,3% en 2021 (el porcentaje más bajo de la historia de nuestro país), acercándose más que nunca a la media europea, que fue del 9,7% en 2021.

Esta mejora se atribuye a la evolución del mercado laboral, la flexibilización del sistema educativo y medidas que han facilitado la continuación de los estudios, como más becas y plazas de Formación Profesional. Este logro es el resultado de años de crisis económica y la influencia de la pandemia, que ha reducido la disponibilidad de trabajos poco cualificados y, por ende, los incentivos para abandonar la educación. La brecha entre España y la UE se ha reducido a 3,3 puntos en comparación con los 17,3 puntos en 2008. A pesar de la mejora, sigue siendo un desafío educativo significativo en el país.

Evolución del abandono educativo temprano en España por sexo / Ministerio de Educación y Formación Profesional

¿Por qué los jóvenes abandonan los estudios?

Las investigaciones realizadas en los últimos años, ponen de manifiesto la complejidad y multidimensionalidad del proceso, influenciado por diversas circunstancias en el entorno educativo y familiar. Se trata de un problema de causas diversas, más común de lo que podría pensarse. La Unesco advierte que la deserción escolar no se debe, normalmente, a un evento único, sino a una mezcla de factores que debemos considerar.

La familia influye significativamente en el éxito educativo de los niños. Según un estudio realizado por el Gabinete de Análisis Demoscópico el nivel de cualificación profesional de los padres resulta determinante, pues, cuanto mayor es este, mejores calificaciones obtienen los hijos. También, la falta de reconocimiento del valor de la educación o las bajas expectativas de los padres sobre los hijos o las dificultades económicas, pueden impulsar a los niños a incorporarse al entorno laboral antes de concluir sus estudios.

La adicción temprana a drogas, la discriminación en los centros, los conflictos de adaptación o la interacción negativa con profesores, conducen al abandono escolar. También son factores de riesgo las características individuales, como las dificultades o trastornos del aprendizaje o del desarrollo, problemas de salud, eventos traumáticos, embarazos adolescentes e incluso baja autoestima.

Tasa de paro según el nivel de formación en España (3T 2029) / INE

Otras de las razones más importantes están relacionadas con el empleo. Los bajos salarios y las altas tasas de desempleo una vez finalizada la carrera universitaria, contribuyen a la desmotivación de los estudiantes a continuar con su formación. En todo caso, las cifras del INE confirman que formarme sí que sirve. Por otra parte, la disponibilidad de trabajos a tiempo parcial para los jóvenes supone un factor de riesgo para aquellos que ya se han planteado abandonar.

¿Fracaso del sistema educativo?

Los expertos sostienen que las causas del abandono escolar van más allá del entorno del estudiante y requieren un cambio en el sistema educativo. Argumentan que hay una sobrecarga lectiva y una falta de adaptación del sistema a las formas de aprender y socializar de ciertos niños. Destacan la importancia de una educación personalizada, que reconozca las diferencias en la forma en que cada alumno adquiere conocimientos.

Señalan que la calidad del profesorado se presenta como el motor del cambio. Los docentes deben estar bien preparados y tener la vocación necesaria para entender y adaptarse a las necesidades individuales de cada alumno, además de ser los mejores en términos de transmitir conocimientos.

La vulnerabilidad de los que abandonan: consecuencias

Estudiante desesperado // Fuente: Freepik

Desde el momento en que el alumno finaliza la ESO y no continúa ningún tipo de formación como el Bachillerato o el Grado Medio, su proceso de aprendizaje se ve interrumpido, de tal forma que adquiere una situación de desventaja de conocimientos. Con una menor formación, tiene más probabilidades de involucrarse antes en el mundo laboral, lo cual tiende a conllevar desventajas a nivel futuro. Al separarse abruptamente del entorno educativo, del mismo modo lo hace de su entorno social.

Si el estudiante rompe contacto con sus amigos escolarizados, buscará retomarlos en otros ámbitos, como el laboral. Sin embargo, muchas veces la situación de no escolarización aumenta las posibilidades de estrechar vínculos en entornos de la calle, donde se puede mediar fácilmente con situaciones peligrosas como el alcoholismo o las adicciones.

A nivel emocional y mental, independientemente de las causas personales que hayan empujado al alumno a interrumpir su aprendizaje, el abandono escolar puede incidir fuertemente en la autoimagen de uno mismo, derivando en una baja autoestima, desmotivación y percepción de incapacidad para lograr sus objetivos. De modo que una alta desvalorización de las propias habilidades conlleva a aceptar empleos mal pagados en los que muchas veces no se respetan los derechos del trabajador.

El problema que reflejan los números

Según el informe general del 2021 de la EFSE, European Foundation Society and Education, sobre el abandono educativo temprano en España, la situación de los adultos cuya educación está incompleta es peor que la de aquellas que sí continuaron: “En efecto, los que dejan los estudios presentan tasas menores de empleo y tasas mayores de paro y de temporalidad, sobre todo entre los varones. Además de afrontar un mayor riesgo de caer en el paro, presentan una menor probabilidad de abandonar esa situación”. El estudio, que analiza las consecuencias del abandono escolar desde el año 2005 hasta el 2020, refleja entre otros datos que la precariedad laboral de quienes abandonan los estudios después de la ESO afecta más a hombres que a mujeres.

Tasas de actividad en varones por edad y niveles educativos / Fuente: Informe general EFSE, 2021

Comparando los porcentajes de actividad entre los varones, se demuestra un desbalance entre los que abandonan de los que no: “A los 25-35, las tasas de actividad en 2019 se sitúan cerca del 92% para los que han finalizado la ESO, FP o estudios superiores, mientras que son menores para los que ni siquiera han obtenido la ESO y para los de secundaria superior”.

Tasas de actividad en mujeres por edad y niveles educativos / Fuente: Informe general EFSE, 2021

También se observa que en el caso de las mujeres la situación no varía mucho, aunque sí se nota una mayor brecha: “Con datos de la EPA de 2019, se aprecia una clara estratificación de esta tasa entre las mujeres más jóvenes: aquellas AET (abandono educativo temprano) sin la ESO, con una tasa que ronda el 60%; las AET con la ESO y las que han obtenido la secundaria superior, con una tasa del 80%; y aquellas con estudios superiores, que presentan una tasa del 88%”.

Tasas de empleo en varones por edad y niveles educativos / Fuente: Informe general EFSE, 2021

Otro ejemplo es la diferencia en las tasas de empleo de los varones, que reflejan el mismo fenómeno: “Según los datos de 2019, cuanto mayor es el nivel educativo, mayor es la tasa de empleo. Las diferencias son apreciables. La tasa para los AET que no han logrado la ESO es del 47%, mientras que la de los universitarios –que no hay que olvidar que a esas edades llevan por término medio muchos menos años en el mercado laboral que los AET– alcanza el 72%”.

Una vez conocido el problema, ¿cómo se soluciona?

Reducir la tasa de abandono escolar es un objetivo importante para mejorar la educación y garantizar que los estudiantes tengan oportunidades adecuadas para desarrollarse académica y profesionalmente. El objetivo de la Comisión Europea es alcanzar una tasa inferior al 9% en todos los países miembros de cara al 2023. Teniendo en cuenta el problema existente en nuestro país, la OCDE, en su informe “Propuestas para un Plan de Acción para reducir el Abandono Escolar Temprano en España”, establece 44 propuestas para para abordar las causas subyacentes del abandono escolar y fomentar la finalización exitosa de la educación.

Propuestas para un plan de acción para reducir el abandono escolar temprano en España / OECD

Entre otras, sugiere la creación de un “índice de vulnerabilidad escolar” que contemple datos socioeconómicos, culturales y educativos para identificar y apoyar centros vulnerables. Apuesta por la mejora de la capacidad de los docentes para reconocer y prestar apoyo a aquellos alumnos que estén en riesgo de abandono escolar. Sugiere, también, adoptar un sistema flexible de jornada completa para extender la duración de las horas de aprendizaje, y no concentrarlo únicamente en las mañanas. Insiste, además, en la importancia de adoptar medidas exhaustivas para reducir la repetición de curso.

Por último, propone institucionalizar la colaboración entre las Comunidades Autónomas y el Ministerio para reducir el abandono escolar, mediante reuniones periódicas y la creación de una plataforma digital común para compartir medidas implementadas y su seguimiento.

Educar en competencias

En cuanto al ámbito jurídico, la nueva Ley Orgánica 3/2020 de Educación (LOMLOE), en vigencia desde 2022 busca mejorar los resultados académicos de los estudiantes y satisfacer la demanda de una educación de calidad para todos. Un cambio fundamental que introduce es el paso de un modelo instruccional a uno competencial, centrado principalmente en la importancia de evaluar cómo se aplican habilidades más que cuánto sabe el alumno.

Aún es temprano para ver los éxitos que pueden acarrear todas estas soluciones, pero por el momento la situación educativa en España alcanza sin duda una crisis profunda que, aunque se intente paliar, sigue afectando. No sólo ocasiona problemas para los jóvenes que abandonan en la actualidad, sino también afecta a su futuro y el futuro del país, ya que abandonando los estudios corren más riesgo de acabar en situación de vulnerabilidad y precariedad laboral, problemas que añadirán mayor retroceso a la economía y la percepción de España como potencia europea.