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Música: La asignatura pendiente de la educación

La educación de la música en España se encuentra en un estado alarmante de abandono institucional. Los títulos no están bien definidos, están marginados por las administraciones y al igual que todo lo público, lastrados por los recortes. No hay innovación en la enseñanza, desde hace 25 años no se convocan oposiciones a catedrático lo cual ha dejado un gran número de profesores interinos. Esta situación se agrava con el palpable deterioro de la educación musical en Primaria y Secundaria que trajo consigo la LOMCE.

Hace 6 años, había 12.306 profesores del ámbito musical para un total de 89.920 alumnos entre los ciclos elementales (8-12 años), profesionales (12-18) y superiores (18-22). Este año se estima que hay más de 1.000 profesores menos para el mismo número de alumnos.

La principal preocupación de los trabajadores de los conservatorios es que los títulos que otorgan están en una especie de punto muerto desde hace años. Las diferentes leyes de educación, incluida la vigente LOMCE, han ido dejando a estos centros en una situación un tanto confusa.

Sin título de grado

Los conservatorios superiores,  que serían el equivalente a la universidad, aunque están definidos como Educación Superior no ofrecen un título de grado. Esto fue establecido por una sentencia del Tribunal Supremo generando bastantes críticas en el sector. Los conservatorios profesionales, para alumnos de 12 a 18 años, ofrecen un título que no existe en el catálogo de títulos europeos, solo sirve de trampolín para acceder a la Educación Superior.

Abandono institucional y recortes

El abandono por parte de las administraciones que denuncian los profesionales del sector no ayuda a mejorar la situación. Por ejemplo, las oposiciones a catedrático de conservatorio llevan ya más de 20 años paralizadas, y esto ha derivado en una gran presencia de interinos en los centros.

Según algunos profesores, la nula convocatoria de oposiciones ha llevado a que los docentes con capacidad para desempeñar un cargo en el grado medio, tengan que ejercer en el superior mediante comisiones de servicio. Esto ha generado que los profesionales que no cumplen los requisitos para dar clase, pero que han tenido la posibilidad de hacerlo, cuenten con experiencia docente. Sin embargo, muchos jóvenes que sí poseen las capacidades legales no tienen oportunidades.

Los recortes también han dejado mella. Los conservatorios los han sufrido igual que el resto del sistema educativo, explican los profesores. No en las ratios, porque en ese caso, no se podría enseñar a tocar un instrumento. No obstante, se ha reducido la plantilla, las horas lectivas han aumentado, los presupuestos han disminuido y se han subido las tasas, que son las mismas tanto para los Conservatorios Superiores como para la universidad.

Los conservatorios de España se encuentran en una situación precaria por los recortes de la crisis.

Cartel del Conservatorio Superior de Música de Madrid / Susana González

La LOMCE, un instrumento de marginación cultural

También en la Educación Obligatoria se ha marginado a la música. El exministro de Educación, José Ignacio Wert aseguró que hay asignaturas que distraen, y la música es una de ellas. Los profesionales y los profesores de la materia se sienten “abandonados” por el Ministerio. El Estado se desentiende de la formación musical, la deja en manos de las Comunidades Autónomas y su voluntad para impartirla, y la asignatura pierde peso con la LOMCE. Además de la nefasta gestión educativa, la situación puede también  añadir una variante laboral a partir del próximo curso, cuando la nueva ley empiece a implantarse en Secundaria: la reducción de horas va a provocar una sobrecarga de docentes para impartir la materia. Por lo que, muchos estudiantes del Grado de Magisterio que optaron por especializarse en la disciplina musical, quedan con esta última ley de educación abandonados a su suerte.

La LOMCE establece tres tipos de asignaturas: troncales, específicas y de libre designación. Las primeras (Ciencias, Lengua, Matemáticas y un idioma extranjero) son obligatorias en todo el territorio, deben ocupar al menos el 50% del horario lectivo y son aquellas en las que el Estado se ha volcado. Las otras dos categorías quedan en manos de las Comunidades Autónomas. Tendrán competencias para decidir si se incluyen o no, y libertad para decretar, en caso de decidir impartirlas, cuántas horas se darán a la semana.

Alumnos fuera de España

Entre los expertos son destacados los centros Esmuc y Musikene ya que ambos se han convertido en referentes a la hora de esquivar el control administrativo, evitando así el seguimiento del sistema funcionarial que se sigue en el resto del país. Gracias a esto han podido mejorar muchos aspectos, aunque mantienen igualmente un elevadísimo número de contenidos si lo comparamos con el currículo de Enseñanzas Superiores de Música de cualquier país vecino.

Por ejemplo, un estudiante del Royal College of Music de Londres cursa un total de 6 materias, frente a las 14 asignaturas por curso que tiene cualquier otro alumno español. Sin embargo, el número de créditos es similar en Europa, aproximadamente 240 por curso. Por tanto, un estudiante español va a tener que invertir la mayor parte del tiempo en asistir a clases mientras que un estudiante inglés tendrá mucho más tiempo para realizar un estudio más pragmático.

De esto se queja gran parte del alumnado de carácter superior en España. Piden más práctica y menos teoría. Dicen estar perdiendo el tiempo en asignaturas vacías que ya han estudiado a lo largo de los cursos anteriores.

El marco europeo

En Europa los centros poseen mayor protección por parte del Estado gracias a un régimen jurídico específico, y están ligados a los estudios universitarios. Portugal, por ejemplo, integra los Estudios Superiores de Música en la Universidad, como si de una facultad se tratara, de esta manera evitan malentendidos con la idea de pertenecer a un sistema de enseñanzas medias.

El sistema de educación musical sueco ofrece una educación pública muy accesible en términos económicos, y esto ha conseguido despertar un gran interés en la población por saber tocar instrumentos. En Suecia el 4,03% de la población asiste a una escuela musical mientras que en España se reduce al 0,48%. Además, las escuelas privadas están teniendo en los últimos años una mayor actividad musical dejando en un segundo plano a las públicas.

El folclore sueco  ha ido perdiendo importancia a favor de las nuevas vertientes internacionales, sin embargo, todavía es relevante en la música contemporánea y hay compositores que utilizan gestos folclóricos cuando crean sus obras. La tradición coral se ha visto incrementada, existe una gran variedad de coros y es algo que se ha extendido especialmente entre los jóvenes. Hasta 1985 solo se podía estudiar composición en Estocolmo y admitían a pocas personas por curso académico. La Educación Superior Musical ha ido descentralizándose hacia otras ciudades. Por ejemplo, la ciudad de Pitea (de poco más de 20.000 habitantes) cuenta con un auditorio con la última tecnología y una perfecta acústica, uno de los más modernos de Europa. Si lo equiparamos, sería como si en Madrid hubiese 140 grandes auditorios. Dada esta descentralización, actualmente el gobierno sueco es el que transfiere el dinero directamente a las instituciones locales, que se encargan de programar conciertos y promocionar a músicos con independencia del gobierno central, así se consigue mayor flexibilidad y eficiencia en el control del presupuesto.

En Alemania, algunos estados incluyen en sus regulaciones ofertas musicales ajenas al horario oficial, por ejemplo, la participación en el coro escolar. Es por esto que no hay datos claros sobre el número de horas lectivas que se dedica a los estudios de música.

Sin embargo se conoce que esta enseñanza musical está en manos de 47.000 profesores que constituyen el 6% del personal docente alemán.

En bachillerato, se permite estudiar música como materia principal, con cinco o seis horas lectivas a la semana, o como una asignatura secundaria (dos o tres horas a la semana). En el año 2009, 150.000 alumnos de los dos últimos cursos de bachillerato eligieron la asignatura de música, de un total de 477.000. El 28% de esos alumnos seleccionó música como materia secundaria y el 3%, como materia principal.

La educación musical en España sigue considerándose complementaria. Lo que se pide en los principales colectivos del profesorado es un cambio radical de las estructuras de la Enseñanza Pública Superior de Música en nuestro país. Según éstos, es lo que la enseñanza necesita si se pretende  una verdadera equiparación con el entorno europeo.

Es necesario que, cuanto antes, las enseñanzas musicales y el ejercicio de la profesión sea tomado en serio si queremos que nuestros alumnos puedan tener un futuro laboral: una vez superada la fase de crecimiento es el momento de mejorar su ubicación. Tenemos que ponernos en marcha cuanto antes si no queremos perder el tren del sector en Europa y en el resto del mundo.

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